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Kabir Bedi, el actor que fue Sandokán: “Me alegro de que haya crecido la diversidad en el cine”

El actor de origen indio publica su autobiografía ‘Historias que debo contar’, desde sus inicios como joven periodista (entrevistando a los Beatles) hasta su peripecia en Hollywood

Kabir Bedi Sandokan
Kabir Bedi, el actor indio que interpretaba a Sandokán, posa en los alrededores de la Feria del Libro de Madrid, en el parque del Retiro, el 6 de junio de 2023, antes de la firma de su libro autobiográfico 'Historias que debo contar' (Amok).Álvaro García
Sergio C. Fanjul

En noviembre de 1976 “centenares de jovencitas presas de la histeria más desaforada destrozaron cuanto hallaron a su paso en un intento de acercarse al ídolo televisivo” que visitaba unos grandes almacenes madrileños. Coreaban “queremos un hijo tuyo”, según relata la crónica de este periódico, entonces neonato.

Ese ídolo era el actor indio Kabir Bedi, famoso por encarnar al pirata malayo Sandokán en la serie italiana del mismo título, basada en las novelas de Emilio Salgari. Bedi huyó presa del pánico y se refugió en una comisaría cercana, donde se reunió con su familia. En el rodaje de la serie Bedi se había intoxicado con humo, se había torcido tobillos al saltar de caballos al galope, había acabado rendido en el suelo de agotamiento, pero aquella turba quizás fuera igual de amenazante. Al día siguiente firmó felicitaciones navideñas de Unicef junto a la infanta Margarita de Borbón.

Ya en pleno siglo XXI, Bedi, nacido hace 77 años en la ciudad de Lahore (hoy en Pakistán, aunque entonces aún en India), regresa una vez más a Madrid, sin miedo a las turbas de fans, y sigue levantando gran revuelo a su alrededor. A su llegada el pasado martes a la caseta de la librería Antonio Machado, en la Feria del Libro que se celebra en el parque del Retiro, un nutrido grupo de seguidores ya talluditos le persigue pidiendo selfis mientras tratamos de hacerle, con notables dificultades, un retrato con el verde de fondo, que parezca la jungla del sudeste asiático. ¿Habrá aquí alguna de las fans del 76?

El actor sigue impresionando por su porte aristocrático de casi 1,90 de altura, su rostro felino, la mirada de tigre y esa voz con algunos tonos tan graves que probablemente sean inaudibles para el oído humano. “Hasta ahora aquí me han conocido como Sandokán”, dice, “ahora he escrito un libro para que conozcan a la persona que hay detrás”. Se le ha quitado el gesto de temible pirata, ahora lo tiene de buena persona.

Kabir Bedi en un momento de su firma en la caseta de la librería Antonio Machado, el 6 de junio de 2023.
Kabir Bedi en un momento de su firma en la caseta de la librería Antonio Machado, el 6 de junio de 2023. Álvaro García

Ese libro se titula Historias que debo contar (Amok ediciones) y narra desde sus inicios como un joven periodista que logra entrevistar a los Beatles en Bombay hasta su peripecia actoral que le lleva de Bollywood hasta Hollywood, pasando por la fama europea, especialmente en España y en Italia (donde le han nombrado cavaliere, caballero, y, lo que es más importante, ha participado en un reality show similar a La isla de los famosos). En el texto no tiene pudor en contar su vida sentimental, ni inconveniente en relatar detalladamente la realidad sociopolítica de cada época de su vida.

¿Qué queda de aquel joven periodista contracultural en el actual Bedi? “Queda el espíritu de aventura, el deseo de empujar los límites y ver de qué otra forma puedo expresarme”, explica. Está orgulloso de haber asumido constantes riesgos y no haber permanecido en lo que un charlatán actual llamaría su zona de confort. Renunció a un cómodo trabajo en publicidad para hacerse actor, luego abandonó la industria india para explorar Occidente, y cuando tenía más éxito en Europa se fue a Estados Unidos, donde su carrera no acabó de cuajar, aunque actuó en la película Octopussy, de la saga de James Bond, o en otras series como Se ha escrito un crimen, Dinastía o El coche fantástico.

“No había muchos papeles para mí en Hollywood, y cuando había que hacer de indio un blanco se pintaba la piel de marrón”, cuenta. Entonces la industria no estaba tan concernida sobre la diversidad y los peligros del whitewashing. Según observó, los extranjeros que triunfaban en la industria estadounidense ya venían triunfados de fuera: Sonia Braga, Penélope Cruz o Antonio Banderas. Él no encontró su camino. Pero hoy la diversidad ha crecido en la industria del cine. “Me alegro de que haya sido así, y de haber levantado la voz en aquella época pidiendo unos repartos más diversos”, señala. “Me gusta pensar que se lo hemos puesto más fácil a todos los actores asiáticos que ahora hay en las películas estadounidenses”.

El éxito de Sandokán

En otros ámbitos como el asiático o el europeo, Bedi sí cosechó éxito, pero lo describe como algo no tan glamuroso, algo que no acaba de dejar satisfecho a nadie (como, por lo demás, parece obvio al estudiar las vidas de las grandes estrellas). “Los que no tienen éxito temen no conseguirlo nunca. Los que lo tienen temen perder su fama. He visto enormes triunfos y grandes tragedias: es parte de este negocio”, explica. “Creo que es importante aprender a tratar con el éxito, porque, al final, el éxito es simplemente aprender a sobreponerse a la adversidad”, añade.

Su vida financiera no fue fácil: cayó en la bancarrota, sobre todo cuando empezó a hacer inversiones ruinosas en empresas como Netscape, una tecnológica que entonces prometía, pionera de los navegadores, pero que fue vencida por Microsoft. “Y te aseguro que estar en bancarrota siempre es difícil, pero más cuando eres una celebridad: tienes una reputación que mantener”, dice.

Un fotograma de la serie 'Sandokán', con Kabir Bedi en el papel del pirata malasio que lucha contra el colonialismo británico.
Un fotograma de la serie 'Sandokán', con Kabir Bedi en el papel del pirata malasio que lucha contra el colonialismo británico.Peter Bischoff (Getty Images)

En Europa, Sandokán fue, sin ningún lugar a dudas, su papel más conocido. “Hay actores que son conocidos por un solo personaje: es difícil pensar en otra película de Clark Gable más allá de Lo que el viento se llevó o en otro papel a Sean Connery que no sea James Bond. En mi caso es Sandokán”, dice. ¿A qué se debe el éxito de ese personaje? “Era una historia épica, la historia de un hombre luchando contra la injusticia social y la opresión política [luchaba contra el colonialismo británico]. Además, era un mundo muy exótico de junglas frondosas y mares turquesa que alejaba a la gente de los problemas que había entonces, igual que los hay ahora. Teníamos la crisis económica, la preocupación por la superpoblación o el terrorismo de grupos como las Brigadas Rojas en Italia”, explica. “La gente también estaba entonces preocupada por el futuro”. Sandokán era una de las primeras series en color, y la banda sonora ayudó mucho: el tema principal, de Guido y Maurizio De Angelis, trufado de coros emocionantes, se pinchaba hasta en las discotecas.

En sus comienzos había sido una figura del cine de Bollywood, la mayor industria cinematográfica del mundo, que solo desde hace unos años es conocida, y no mucho, por estos lares. Bedi lamenta que durante décadas no se le diera el reconocimiento que merecía, tal vez porque en mitad de la trama los personajes se ponen a cantar y a bailar, y aquí eso no se entiende. “Pero eso es una particularidad del género, como las que tienen la ópera europea o el teatro kabuki japonés”, explica. “En las películas de Bollywood eso te lleva a un estado mental de fantasía que está empezando a ser comprendido en Occidente”.

Contracultura y lucha anticolonial

El actor tiene a esta edad el aspecto y el temple de un gurú espiritual: la espiritualidad le ha acompañado desde joven, guiado por figuras (a veces controvertidas) como Osho o Krishnamurti. Su padre provenía de la religión sij; su madre, británica, fue monja budista (una familia comprometida con la lucha anticolonial, como Sandokán), y él mismo también lo fue durante tres meses. Siempre intentó conocer la respuesta a las grandes preguntas: ¿de dónde venimos?, ¿por qué sucedió el Big Bang?, ¿qué pasó antes?, ¿cómo puede algo venir de la nada? “Pero las respuestas de las religiones son variadas y contradictorias. Creo que, al menos, la espiritualidad en la vida cotidiana tiene que ver con ser amable con los demás, ser tolerante con los demás, cuidar a los demás”, reflexiona.

En aquellos años 60 de la contracultura, Bedi estaba muy influenciado por la cultura juvenil occidental. “Éramos los bohemios originales de India, queríamos ser parte de la revolución que estaba ocurriendo en Occidente”, explica el actor, “queríamos cambiar todo, socialmente, sexualmente, culturalmente, en la moda, queríamos representar aquello. Y lo hicimos”. No todo fue fácil. Se casó con su primera mujer, la célebre modelo Protima Gupta, y mantuvieron un matrimonio abierto. La cosa no funcionó: llegaron los celos y las discusiones. “Pero todo era parte de aquella época de experimentación”, se consuela Bedi. “Crecimos emocionalmente como seres humanos en aquella década, el legado de los años sesenta permanece en mí”.

“Está fenomenal para la edad que tiene”, dice un paseante ferial. En la Feria del Libro, Bedi firma ejemplares con paciencia y bondad. Repite este jueves 8 de junio en la caseta de la librería Lé (caseta 191). Un fan se acerca para que le firme fotos antiguas, está en paro y no tiene dinero para el libro. Bedi, claro está, se lo regala. En la Feria del Libro de Valladolid, donde estuvo el día antes e India era el país invitado, se acumularon las anécdotas, según relatan sus editores. Una fan no dudó en saltar sobre la mesa para fotografiarse con él. Otro seguidor se presentó con dos espadas para escenificar con Bedi unos pasos de esgrima. Es lo que tiene ser el tigre de Malasia.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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