Oportuno Benzema

Nunca fue tan oportuno Benzema. Saco de golpes del madridismo en las últimas semanas, el francés acudió al rescate de un equipo que se ha desteñido. Su gol al Mallorca mantiene al Madrid en la Liga tras otra jornada de grises en el grupo de Mourinho. Como le sucediera en Almería, el conjunto blanco nunca jugó bien y en algunos tramos del partido lo hizo peor que regular. Pasó más de un apuro y de Aouate, meta visitante, no hubo señas, ni una parada exigente. Como síntoma, otro milagro de Casillas, que desvió con los pies un remate de Webó a unos segundos del final. Al cuadro balear le falló la puntería y, quizá, otro mensaje de su técnico, Michael Laudrup. Pese al extenuante esfuerzo de todos los granates, el danés no hizo un solo cambio. Insólito. Un guiño descorazonador para el resto de la plantilla, por más que le faltaran titulares como De Guzmán y Martí.

Precavido por el interruptor de la Copa, Mourinho rebajó la alineación titular y dio oxígeno a Xabi Alonso y Özil. Ambos merecen un descanso, pero resulta cuestionable que lo puedan tener al mismo tiempo. Son los mejores fareros de un equipo al que no le sobra imaginación. Como relevos, Kaká y Gago, dos futbolistas sin carrete en toda la temporada que nunca tuvieron peso en el encuentro. El resultado fue un equipo plano, indigesto, sin garbo frente a un Mallorca que siempre incomoda a los grandes. Un equipo que se cierra bien, con centrales tan solventes como Nunes y Ramis, y vuela por los costados, con Nsue ?azote de Marcelo toda la tarde? y Pereira. Fue precisamente Nsue quien dio el primer aviso: a los 13 minutos, remató al poste en una jugada en la que llegó con muchos metros de ventaja sobre Marcelo.

Como única réplica, con Di María fundido desde hace algunas jornadas, el Madrid se encomendó a Cristiano Ronaldo. Pese a su extraordinaria capacidad, al portugués le faltaron auxiliares. Bien tensado el Mallorca, con Marcelo asustado por Nsue, Cristiano se quedó más que nunca a la intemperie. Los chicos de Laudrup siempre le cerraron el paso.

Mourinho, y no fue la primera vez en este curso, tuvo que rectificar su idea inicial. Lo hizo en el descanso, sin demoras, como le gusta. De una tacada, Alonso y Özil sustituyeron a Gago y Kaká. Al Madrid se le hizo de día. Sin sobresalientes en su juego, pero, al menos, concibió otro partido, más hilado, con picante, mejor armado en la periferia del área balear. Eso sí, el Mallorca siempre le tuvo turbado. Como sucediera al final, de nuevo Webó forzó a Casillas recién comenzado el segundo acto. Con el pulso cerrado, a la hora de juego, Granero se asoció con Benzema, siempre puntual para el juego colectivo, no para el gol que tanto se le reprocha. No es un futbolista para las estadísticas. Ayer sumó su segundo tanto en la Liga tras 31 remates. Rebañó la pelota de Granero en el balcón del área, se la orientó con la pierna izquierda y ejecutó a Aouate con un disparo raso al que el portero israelí no ofreció la mejor respuesta posible. Ese es el Benzema que demanda Mourinho, no el que minutos después fracasó en un mano a mano con el portero visitante. Por mucho que reniegue Mourinho y el escaso corporativismo de un sector de la plantilla de su colega francés, Benzema es la mejor solución posible a la baja de Higuaín. A Kaká se le espera, pero no está.

Ante la pasividad de Laudrup, Mou de nuevo movió ficha tras el gol y corrió un riesgo: agotó los cambios cuando faltaba media hora. Con él, cada ventaja se defiende de inmediato. Lass relevó a Granero, que tenía una tarjeta en su expediente. Es probable que sin amarilla de por medio también se hubiese producido la sustitución. El técnico portugués siempre se cubre en el eje y Khedira está de baja. De entrada lo hizo con Gago y tras la diana de Benzema con Lass. Una sucesión de adversarios frescos para João Víctor y el novato Tejera, a los que Laudrup llevó al límite. Él sabrá por qué.

Con el Madrid angustiado, el Mallorca se quedó sin depósito. El travesaño le salvó de un cabezazo de Cristiano, pero se le apagaron las luces hasta la irrupción final de Webó. Casillas, del que había menos noticias esta temporada, hizo de guardián y el Madrid resistió en el alambre. Ganó tres puntos y quién sabe si a Benzema. De momento, él sofocó un debate que está desgastando más de la cuenta al vestuario y a la institución. Ayer se ganó un voto.

Real Madrid 1 - Mallorca 0