Argentina y Brasil bailan en Europa
La selección de Messi desmonta a Alemania al tiempo que la ‘canarinha’ recobra el toque ante Suecia Estreno insípido de Capello con Rusia y de Deschamps con Francia, y batacazo de Van Gaal con Holanda
Cita FIFA, cita con los encuentros internacionales. Aunque de carácter amistoso, la jornada deparó duelos de alta alcurnia, donde sonrieron Argentina e Inglaterra, que saldaron deudas pendientes que tenían con Alemania e Italia. También Brasil recuperó una versión mejorada de lo ofrecido en los Juegos al desportillar a Suecia. Pero Capello y Deschamps, debutantes en los banquillos de Rusia y Francia, no pasaron del empate ante Costa de Marfil y Uruguay. Peor le fue a Van Gaal en su debut con Holanda, que perdió por 4-2 frente a Bélgica.
ALEMANIA, 1 – ARGENTINA, 3
Alemania: Zieler; Boateng, Hummels (Höwedes, m. 25), Badstuber, Schmelzer; Bender (Götze, m. 74), Khedira (Gundogan, m.68); Mller (Stegen, m. 32), zil (Kroos, m. 68), Reus; y Klose (Schrrle, m. 62).
Argentina: Romero; Zabaleta (Campagnaro, m. 66), Fernández, Garay, Rojo; Mascherano (Brana, m. 79), Gago; Sosa (Agüero, m. 46), Di María (Guinazu, m. 74); Messi e Higuaín.
Goles: 0-1. M. 45. Khedira, en propia puerta. 0-2. M. 52 Messi. 0-3. M. 72. Di María. 1-3. M. 81. Höwedes.
Árbitro: Jonas Eriksson (Suecia) amonestó a Zabaleta, expulsó a Zieler (m. 30).
Commerzbank-Arena. 50.000 espectadores.
Argentina descuajaringa a Alemania. Después de la Eurocopa, el seleccionador alemán Joachim Löw advirtió que debían “comenzar desde cero”, sobre todo porque la selección no funcionó como en las citas anteriores, demasiado débil en la zaga, sin respuesta para los dos goles de Balotelli en la semifinal ante Italia. Pero parece que el trayecto será costoso, sobre todo porque ante Argentina, con un equipo bien remozado para las probaturas, no dio con la tecla, condicionado sobremanera por la expulsión del portero Zieler a la media hora. Lo celebró Messi, que se lo pasó en grande sobre el césped. 1-3 para la albiceleste.
Recordaba Argentina en estos días que el duelo, aunque amistoso, era una oportunidad para resarcirse de la paliza del pasado Mundial, cuando los germanos le endosaron cuatro goles en los cuartos de final. Y le recordaba la prensa a Messi su rivalidad con Cristiano Ronaldo, quizá porque ninguno ha triunfado todavía con su selección. “Con Cristiano no hay ningún tipo de bronca ni nada. Todo lo que se hace es mediático, de la prensa, que quiere que haya un duelo entre nosotros, pero yo nunca competí con Cristiano ni lucho contra él. Intento hacer mi trabajo, que las cosas me salgan bien y conseguir títulos con la selección y con el Barcelona”, respondió Messi antes de calzarse las botas. Después, hizo lo que sabe: jugar al fútbol. Si bien falló un penalti, luego se resarció con un gol a pase de Higuaín. Era el segundo de Argentina; Khedira, en propia puerta y después de un doble rebote, se hizo el primero. La fiesta la completó Di María con un disparo tan lejano como potente. Y solo Höwedes, cuando estaba resuelto el envite, restauró parte del orgullo alemán con su diana.
ITALIA, 1 – INGLATERRA, 2
Italia: Sirigu; Abate (Schelotto, min.86), Ogbonna, Astori, Balzaretti (Peluso, m.46); Aquilani (Poli, m.69), De Rossi, Nocerino; Diamanti (Verratti, m.62), Destro (Fabbrini, m.82), El Shaarawy (Gabbiadini, m.60).
Inglaterra: Butland (Ruddy, min.46), Kyle Walker, Baines (Bertrand, m.77), Carrick, Cahill, Jagielka (Lescott, m.62), Johnson, Lampard (Livermore, m.69), Carroll (Defoe, m.46), Cleverley, Young (Milner, min.62).
Goles: 1-0. M. 15. De Rossi. 1-1. M. 28. Jagielka. 1-2. M. 80. Defoe.
Árbitro: Kever (Suiza). Amonestó al italiano Fabrini. Estadio de Berna.
Inglaterra recobra el color ante Italia. También se sirvió su plato de venganza Inglaterra en Berna, campo neutral, puesto que logró doblegar a Italia (1-2) en los últimos compases gracias a un gol de falta lanzado por Defoe. Se reclamaba en Inglaterra la victoria de los pross, toda vez que el equipo de Redknapp quedó descabalgado de la última Eurocopa en cuartos a manos de Italia. La alegría inglesa se entiende, por más que fuera un amistoso, porque es un paso hacia la recuperación; el equipo no da una desde hace tiempo, más famoso por sus embrollos institucionales y los de los jugadores.
En un duelo con poco fútbol, con poca imaginación para montar los ataques, el juego a balón parado resultó capital. Primero fue De Rossi, que cabeceó un saque de esquina a la red. La respuesta, en lo que fue un calco –córner y testarazo-, la dio Jagielka. Y cuando todo parecía dicho, con el empate a uno a falta de 10 minutos, apareció Defoe, que lanzó una falta a la red, que le dio a Inglaterra ese triunfo exigido.
Brasil recupera el fútbol frente a Alemania. Se presentó el equipo olímpico –que logró la medalla de plata tras perder en la final con México- en el último partido del estadio Rasunda [será demolido, pero para el recuerdo queda que ahí nació el mito Pelé en el Mundial de 1958]. Se daba el amistoso ante Suecia y el técnico Menezes introdujo algún retoque (como Alves, David Luiz y Ramires) en el equipo, que le dio vigorosidad y toque, contundencia incluso. Un expresivo 0-3 para Brasil, que se acercó a su mejor versión.
SUECIA, 0 - BRASIL, 3
Suecia: Isaksson; S. Larsson, Granqvist, Jonas Olsson, Behrang Safari; Holmén, Wernbloom; Elm (SvenssOn, m.70), Wilhelmssonm (Kacalinik, m.72), Toivonen; y Marcus Berg (Tobias Hysén, m.72).
Brasil: Gabriel; Alves, Thiago Silva, David Luiz (Dedé, m.80), Alex Sandro; Rómulo, Paulinho (Sandro, m.89), Ramires, Oscar (Hulk, m.80); Neymar (Lucas, m.82) y Leandro Damião (Alexandre Pato, m.80).
Goles: 0-1. M. 31. Leandro Damião. 0-2. M. 83. Pato. 0-3. M.85. Pato, de penalti.
Árbitro: Viktor Kassai. Amonestó a Wernbloom.
Partido conmemorativo para despedir el estadio Rasunda de Estocolmo, en donde Brasil conquistó su primer título mundial (1958), antes de su demolición.
Aunque a la canarinha le cuesta horrores recuperar su identidad después del paso de Dunga por el banquillo, cuando se tachó el jogo bonito a cambio del pragmatismo y el músculo, Brasil recuperó frente a Suecia el pase, sobre todo porque Oscar es un centrocampista con un pie excelente, con una visión planetaria. Así, se la dio el medio a Damião, que soltó un latigazo y envió el balón al poste. Neymar lo remató a gol, pero el árbitro, equivocadamente, lo anuló al pensar que estaba en fuera de juego. Era un aviso. A la siguiente, Damião la envió a la red. Poco replicó Suecia, sin encontrar a Ibrahimovic sobre el césped.
Pero Brasil, que a cada duelo debe justificar su pentacampeonato mundial, persistió en el ataque, con Alves muy activo por el flanco derecho y con la fiereza de Pato en el área rival, suplente en los Juegos. En una de esas, tras un rechazo, le cedió el balón a Pato, que hizo el segundo. También el tercero, con un penalti.
Triple estreno en los banquillos. Capitán del equipo que ganó el Mundial en 1998, Didier Deschamps debutó como seleccionador galo, después de que Laurent Blanc decidiera no continuar tras la Eurocopa, con el equipo eliminado en cuartos por España.
Deschamps decidió no dar cabida a los cuatro jugadores –Nasri, Menez, Ben Arfa y M’Vila- acusados de mal comportamiento en la Euro y el equipo lo notó. Sin un centro del campo con demasiada inventiva, con más posesión y ocasiones pero con escaso tino en la definición y en el pase vertical, el equipo galo naufragó ante Uruguay, que pudo resolver la contienda en las botas de Forlán. Fueron, sin embargo, las manos de Lloris las protagonistas, las que desbarataron su remate y mantuvieron el empate a cero.
Fabio Capello también ha regresado. El laureado técnico italiano debutó ayer como seleccionador de Rusia, tras su paso infructuoso con el establishment de la FA inglesa, donde dimitió porque le impusieron quitarle el brazalete a Terry [por una sanción por insultos racistas] y porque tampoco obtuvo resultados, con demasiados líos extradeportivos de sus díscolos jugadores. En Rusia todo es diferente, más cuadriculado, con las estrellas asumiendo las órdenes. Quizá por eso el fichaje definitivo de Capello con la selección lo desveló en su página web oficial Arshavin, el capataz y desequilibrio ruso en el campo. Pero no fue, en cualquier caso, el mejor de los comienzos para Capello, que no pasó del empate ante Costa de Marfil (1-1). Abrió el duelo Dzagoev con una falta directa y Gradel igualó con un testarazo en los compases finales.
Peor le fueron las cosas a Van Gaal. El técnico dispuso un 4-3-3 –quizá para no escuchar la permanente crítica de Cruyff y de los entendidos que negaron al predecesor Van Marwijk por utilizar dos mediocentros- y, de buenas a primeras, decidió darle la punta de ataque a Huntelaar en vez de a Van Persie, nuevo delantero del Manchester United. Aunque pareció funcionarle el invento, puesto que alcanzó al segunda mitad con 2-1, diez minutos bastaron para que se descompusiera el equipo, sobre todo la zaga, con unos fallos incomprensibles. Tres goles de los belgas, que tienen un equipo joven muy sugerente –Hazard, Fellaini, Lukaku, Witsel, Defour, Verthonguen…- voltearon el duelo y el estreno de Van Gaal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.