Vettel arrasa y Alonso le persigue

El título del Mundial de Fórmula 1 tiene cada vez un aspirante más claro. Sebastian Vettel no tiene oposición. Cuenta con el mejor coche del paddock, el Red Bull, y además demuestra en cada carrera que las tres coronas que ya posee en su palmarés no le han llegado regaladas. Es un gran piloto y a sus 21 años tiene un recorrido por delante envidiable. Por el momento, carrera a carrera va confirmando sus opciones de ser campeón por cuarta vez. En Singapur volvió a ser el mejor. Hizo la pole position y en carrera se escapó desde el principio y nadie logró alcanzarle. Su victoria fue inapelable. Y su ventaja es ya de 60 puntos sobre el segundo clasificado.

Quien más se le acercó volvió a ser el español Fernando Alonso. Aún sin contar con un coche competitivo, el asturiano sigue luchando contra todos los elementos para evitar que Vettel se le escape de forma definitiva. La salida que efectuó Alonso provocó incluso el aplauso de los mecánicos de Red Bull, que se quedaron pasmados. Partió séptimo y escorándose hacia la derecha fue ganando plazas hasta llegar tercero a la primera curva. Impresionante. Una exhibición de conducción y decisión. Después, la estrategia del equipo le ayudó a concluir segundo, por delante de Raikkonen, Rosberg y Hamilton. Más no puede dar. Pero el título se aleja.

La entrada del coche de seguridad en la pista (24ª vuelta) como consecuencia de un accidente sufrido por Ricciardo –su coche quedó empotrado en la curva 18- ofreció un respiro a los perseguidores de Vettel. El alemán llevaba entonces una ventaja de nueve segundos sobre Rosberg y de 17 sobre Alonso. Tenía la carrera muy bien encarada para afrontar el segundo cambio de neumáticos sin perder el liderato. Pero las distancias se eliminaron. Los pilotos se reagruparon detrás del coche de seguridad y varios de ellos aprovecharon para pasar por el taller a cambiar neumáticos de nuevo. Fue el caso de Alonso, Grosjean, Massa, Button y Raikkonen entre muchos otros. En cambio, ni Vettel ni Rosberg, ni Webber, ni Hamilton lo hicieron. Y fueron ellos quienes pasaron a ocupar las cuatro primeras plazas de la carrera.

Alonso había perdido, pues, dos posiciones. De tercero pasó a ser quinto. Y la única esperanza que le quedaba era comprobar si el hecho de llevar ocho vueltas menos en sus gomas que Vettel, le permitiría concluir la carrera sin tener que regresar al taller y acabarla en buenas condiciones. Desde el taller ya avisaron a Vettel que apurara al máximo porque debería hacer otra parada y necesitaba poner distancia entre él y Alonso, que tal vez podría librarse de un tercer cambio de gomas.

Esa fue la cuestión que se estuvo dirimiendo en la segunda parte de la carrera, desde que se marchó el coche de seguridad (30ª vuelta). Vettel arrebatando dos segundos por vuelta a sus rivales. Y los demás controlando sus neumáticos para darles una larga vida. En 10 vueltas, entre la 30 y la 40, Vettel le había sacado 22 segundos a Rosberg y 26,5 a Alonso, entones cuarto. Y dos vueltas más tarde, se había asegurado ya no perder el liderato en su segundo cambio de neumáticos (28,2s sobre el segundo clasificado).

Cuando Vettel salió del taller con los neumáticos superblandos, su coche volaba por la pista. En su primera vuelta le sacó ¡2,9s a Alonso! Increíble. Y su distancia fue creciendo de forma geométrica a razón de casi dos segundos por vuelta. Sin embargo, Alonso parecía haber cubierto también su objetivo. Con las gomas que había cambiado en la vuelta 25, estaba en disposición de concluir la carrera. Y su estrategia le estaba permitiendo ocupar la segunda posición con cierta comodidad. Tanto Rosberg, como Hamilton habían debido pasar por el taller. Y Button, a 8,4s, y Raikkonen eran las únicas amenazas para el español.

El alemán sigue arrasando con un Red Bull que se muestra intratable. Y Alonso va perdiendo sus opciones carrera tras carrera, a pesar de sacar petróleo de un Ferrari que sigue lejos de los mejores coches. La distancia está ya muy por encima de dos carreras cuando faltan solamente seis. El título está prácticamente sentenciado: 60 puntos de ventaja. Pero Ferrari no va a tirar todavía la toalla.