Phil Mickelson coquetea con la historia
El zurdo de Arizona lidera el Open Británico con un golf extraordinario y se queda a un solo golpe de la mejor vuelta en un Grande
Un putt de cuatro metros. Firme, recto, perfecto. El público de Royal Troon aguanta la respiración mientras la bola de Phil Mickelson acaricia el hoyo, hace una corbata y se queda a un par de pulgadas de hacer Historia del golf. 28 jugadores durante el último siglo han firmado vueltas de 63 golpes en un Grande. Rondas míticas como la de Jonny Miller en Oakmont en el 73, Nick Price en el Masters del 86, Nick Faldo en Royal St. Georges en 1993, Chema Olazábal en Valhalla en 2000, Tiger Woods en el PGA de 2007… Pero ninguno de ellos había firmado un 62 en un Major. Mickelson pudo hacerlo y falló, pero no deja de sonreír. El público británico le ovaciona. Como aquella vez en Phoenix en que pateaba para 59 golpes, como tantas veces en el US Open, el único gran torneo que falta en su palmarés.
Sergio García, quinto clasificado con cuatro bajo par en el hoyo 17, hace buenas las predicciones más optimistas
Allá donde a otros les tiemblan las piernas, Mickelson comenzaba a hacer historia. Hoyo 8 de Royal Troon, el temido “Sello de Correos”, el zurdo de Arizona saca el wedge de la bolsa y ejecuta un swing delicado y maravilloso hacia el minúsculo green, pero no cambia el gesto hasta ver cómo su bola se agarra para quedarse a centímetros del hoyo. El mejor golpe del día en el mejor momento. El punto de inflexión en una vuelta que pudo ser legendaria. Ni un sólo bogey en 18 hoyos. Birdies en los asequibles 2, 4 y 6. Birdie en el 10 para afrontar los segundos 9 asomado al liderato. Un putt larguísimo en el 14, una sacada de bunker de manual en el 16 para darse una nueva oportunidad de birdie, una salida sólida en el 17 y un par final que le deja tres golpes por delante del ganador del pasado año, su compatriota Zach Johnson, Patrick Reed y el alemán Martin Kaymer al cierre de esta edición.
Hubo un tiempo en que Mickelson evitaba los links escoceses que ahora juega con la misma pasión y creatividad que Augusta National, donde ha ganado en tres ocasiones. Hasta que en el año 2013, aterrizaba una semana antes para jugar sucesivamente el Abierto de Escocia y el Open Británico… Y ganar los dos con algunas de las mejores vueltas de golf de toda su carrera. Un signo feliz de madurez. A sus 46 años, a Lefty sólo le falta conquistar el US Open para cerrar una carrera singular y gloriosa pese a tener que medirse con el mejor Tiger Woods.
Para Patrick Reed, las motivaciones son otras. El estadounidense, que firmaba un -5 con el mérito añadido de jugar en un turno de mañana con peores condiciones climatológicas, no es especialmente apreciado en tierras escocesas después de un sonoro enfrentamiento con el público de Gleneagles durante la Ryder Cup de 2014… ni por buena parte de sus compatriotas en realidad: “Reed es un golfista profesional que parece un luchador de wrestling vestido para salir a navegar”, escribía entonces el maestro Dan Jenkins. Y es que la imagen pública de este joven de 25 años no corre paralela a un palmarés notable en menos de un lustro en el circuito, pero juega un golf siempre ofensivo y vistoso, buscando las banderas como en su estratosférico eagle en el hoyo 3, un golpe firme y recto, sin buscar los efectos, tomando el hoyo al asalto tras un par de pequeños botes, un ejemplo perfecto de cómo jugar un link.
Sergio García, quinto clasificado bajo par en el hoyo 1 (-3) 7, hace buenas las predicciones más optimistas sobre su estado de forma y su óptima actitud de cara a este Open. Rafa Cabrera-Bello, también bajo par en el 15 (-3), era la sorpresa positiva en una expedición española en la que Miguel Ángel Jiménez peleaba con el par del campo, y tanto Scott Fernández (+1) como Jon Rahm (+3) sufrieron más de la cuenta los rigores ventosos del turno de mañana en Troon y tendrán que pelear para pasar el corte.
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