La pena de Coman por su amigo Kimpembe
“Verle así da dolor de corazón”, dice el extremo del Bayern, excompañero del central en París y autor del gol de la victoria del club bávaro
Kinglsey Coman (París, 1996), el autor del tanto que este domingo dio la victoria al Bayern ante el PSG en la final de la Liga de Campeones en Lisboa, llegó al club bávaro en 2015 porque el entrenador de entonces, Pep Guardiola, quería tener un recambio fiable para Robben y Ribery, dos extremos tan formidables como propensos a lesionarse. Antes, Coman había estado en la Juventus y en el propio PSG, en donde se formó y debutó con 16 años. En el club parisino también compartió casa con Presnel Kimpembe. Su amigo y excompañero de piso, este domingo rival en la capital portuguesa, vio muy de cerca el remate de cabeza que batió a Keylor Navas y terminó en el gol que dio al equipo alemán su sexta Champions. “Tengo mucha felicidad, pero también un poco de tristeza por el PSG, que ha hecho un recorrido extraordinario. Mi corazón estaba al 100% con el Bayern porque soy al 100% profesional, pero no voy a mentir, ver a Presnel así, ver al equipo así, da dolor de corazón”, se sinceró Coman al terminar el partido en el Estadio da Luz.
Kimpembe, como gran parte de la plantilla del PSG, rompió a llorar con la derrota, la primera del club en una final de la Liga de Campeones en la etapa liderada por el jeque catarí Nasser Al-Khelaïfi, que se ha gastado cientos de millones en fichajes, en torno a 400 solo en Neymar y Mbappé en el verano de 2017. El autor de la asistencia de Coman fue Joshua Kimmich, que con la victoria consiguió el gran título que le faltaba con el Bayern, adonde llegó, también, en 2015.
El jugador, indiscutible en el club bávaro en el lateral derecho –como este domingo– o en el mediocentro –como gran parte de la temporada–, reconoció al acabar el partido que era el mejor día de su carrera: “Ganar un título como este con mis hermanos en el campo es lo máximo que se puede pedir”.
Kimmich se refería al grupo que ha armado Hans Flick después de ser nombrado entrenador interino el pasado noviembre. En la alineación que escogió el técnico para enfrentarse al PSG había seis jugadores alemanes: el propio Kimmich, Neuer, Goretzka, Gnabry, Boateng y Thomas Müller. El delantero, de 30 años, se sacó un peso de encima con la llegada de Flick tras la suplencia a la que se había visto sometido con el anterior preparador, Niko Kovac. Con la victoria de este domingo estaba eufórico, abrazaba a sus compañeros, les hacía carantoñas y se sacaba fotos con la orejona: “No quiero decir que me siento reivindicado porque eso suena a venganza. Pero sí me alegro de haber mostrado que no pertenezco al contenedor de botellas viejas y que todavía tengo algo que aportar”.
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