Álex Abrines: “Perdí la pasión, ya no podía jugar”
El jugador mallorquín explica cómo superó el colapso psicológico que le llevó a apartarse del baloncesto y dejar la NBA hace dos años
El día de Navidad de 2018, Álex Abrines paró. Dejó lo que había hecho toda su vida, jugar al baloncesto, el deporte que le apasionaba, en el que había triunfado y por el que además le pagaban muy bien. Aquel día no jugó el partido de la NBA que enfrentaba a su equipo, Oklahoma City, contra Houston. No estaba lesionado, ni enfermo. Se trataba de algo diferente. Estaba bloqueado. Sencillamente, no podía jugar. Lo dejó durante más de cinco meses. Hasta que el 3 de julio de 2019 anunció su regreso al baloncesto y explicó la crisis personal por la que atravesó.
Ahora, el mallorquín de 27 años, jugador del Barça, lo cuenta con más detalle. “Un mes antes de aquello estuve enfermo, vomitando. Pensé que tenía un virus. Luego sentí algo físico, como un dolor de cabeza. Me pasó un par de veces. No tenía fiebre. Pero me di cuenta de que algo me estaba pasando”, relata en un podcast de la Asociación de Jugadores de la Euroliga. “No tenía la pasión que tenía antes en los entrenamientos y en los partidos. No quería salir de la cama. Hablé con profesionales. Me ayudaron, pero no era suficiente. Estaba con la misma rutina, entrenando y jugando todo el tiempo, y me iba peor cada día”. Le confió su situación a uno de los entrenadores de los Thunder y al director deportivo Sam Presti. Decidieron que iba a entrenarse durante un tiempo en solitario. A finales de enero de 2019 volvió a jugar un par de partidos en Orlando y Miami. Pero volvió a colapsarse.
“Después de eso supe que no podía mejorar si no dejaba el equipo para trabajar en mi salud mental y salir de esa situación”, revive. Abrines explicó a su agente y a sus entrenadores que no se veía capaz de entrenar y jugar. “Sé que hay gente que pasa por ello y no puede parar de trabajar porque necesita el dinero. Soy un tipo afortunado y pude parar. Y recuerdo que cuando firmé los papeles \[de rescisión del contrato\] me sentí mejor, pensando que ya no tenía más presión para volver. El baloncesto no era lo que tenía en mente, sino ponerme bien, trabajar en mi salud mental”.
La situación incidió en su vida personal y en su carrera deportiva. “Tuve problemas ajenos al baloncesto. No sé explicar bien la situación, pero al menos durante dos semanas no podía salir de mi casa. Es mucho tiempo para un profesional del baloncesto. No estaba haciendo los ejercicios, solo miraba la televisión, con mi teléfono, con los videojuegos o comiendo. Eso puede suponer grandes problemas para tu salud porque no estás comiendo bien y no estás haciendo ejercicio. Yo diría que la salud física es el 50% y la salud mental el otro 50%. Y están conectadas. Si estás lesionado, tu salud mental será mala. Y si tu salud mental es mala también te causará problemas físicos”.
Cuando Abrines dejó de jugar, empezaron a circular los rumores. “Leí historias increíbles como que tenía cáncer o una grave enfermedad o que mi padre había muerto”, dice. Eso le decidió a hacer pública su situación: “Todo aquello me estaba haciendo más daño, me estaba enojando. Y además quería hablar de ello. Era como un tabú, como si nadie hablara de la salud mental cuando todo el mundo en un momento u otro de su vida pasa por algún tipo de problemas como yo. Es completamente normal y no importa quién seas ni cuánto dinero ganes”. Él acabaría dejando la NBA a causa de aquel proceso.
Desvelar públicamente su situación también le animó. “Es importante compartir. Sé que es difícil, pero necesitas abrirte”, cuenta Abrines, que aboga por una mayor presencia de psicólogos y especialistas en la salud mental en los equipos deportivos. “Si te rompes una pierna o sufres una lesión de ligamentos, lo que sea, es algo físico. El cerebro es un músculo y cuando está enfermo debe ser tratado. Compartiendo el vídeo [sobre su experiencia] quería decir a la gente que no está sola, que es completamente normal sufrir estos problemas mentales y que con ayuda puedes superarlos”.
Abrines ha sido uno de los primeros deportistas en Europa en abordar un tema que parecía un estigma. “Estamos en el camino. En el fútbol o el tenis se empieza a hablar de la salud mental. Hay gente que todavía no lo entiende porque nunca han tenido este problema y cree que no le puede pasar. Pero creo que estamos cambiando la forma en que la gente está viendo los problemas mentales”, afirma.
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