La asfixia del fútbol
El proyecto de la FIFA de celebrar el Mundial cada dos años se une a la renovación de la Champions a partir de 2024 y a la propuesta de la Superliga en un calendario ya extenuante
La voracidad recaudatoria fruto de la hiperinflación del mercado ha sumido al fútbol en un totum revolotum de compleja solución. Todos los agentes implicados en su industria y gobernanza exploran afanosos nuevas fórmulas que les deparen un aumento de sus ingresos para mantener la competitividad a golpe de talonario. A la Liga de Naciones de la UEFA y el nuevo formato de la Champions con 100 partidos más a partir de 2024 se ha sumado la iniciativa de la FIFA de implantar una Copa del Mundo cada dos años. Y del horizonte aún no ha desaparecido la Superliga: tras su fracaso del pasado mes de abril, los tres clubes (Real Madrid, Barcelona y Juventus) que aún se mantienen firmes en sacarla adelante intentan ahora resucitarla con un modelo más abierto y menos elitista del que aún no tienen un formato definido. El fútbol como deporte y negocio se enfrenta en los próximos meses a varias decisiones decisivas para su futuro.
A la espera de lo que dicte el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre si hay abuso de dominio y monopolio en la organización de las competiciones por parte de UEFA y FIFA, como denuncia la Superliga, es en el intento por instaurar el Mundial bienal y la oposición frontal de la UEFA donde ahora está focalizado el fuerte conflicto existente. La batalla desatada entre ambos organismos por copar el calendario con sus respectivas competiciones tiene al sistema al borde del colapso. Mientras, los jugadores, principales actores del opulento espectáculo del fútbol profesional, son víctimas de una exhaustiva programación de partidos que lleva a sus organismos al límite. Desde el sindicato mundial de futbolistas (FIFPRO) ponen como ejemplo del intenso y feroz calendario el caso del barcelonista Pedri, que compitió de septiembre de 2020 a agosto de 2021 sin descanso o los 220.000 kilómetros que ha recorrido el coreano Son (Tottenham) en los tres últimos años.
La FIFA mantuvo ayer una reunión con el sindicato mundial de futbolistas en la que escuchó sus quejas y sus proposiciones. FIFPRO mantiene que tanto los calendarios de FIFA como de UEFA están influenciados por motivos comerciales y no se tiene en cuenta la opinión de los jugadores. Sus reclamaciones no solo apuntan a la protección de los afiliados que se desempeñan al más alto nivel. Si para estos, un 2% sobre el número total, exigen un calendario menos agotador, para los jugadores de países en los que el fútbol no está tan desarrollado piden que se generen torneos y estructuras que mejoren su competitividad. FIFPRO está abierta al diálogo sobre las dos versiones de calendario que le ha propuesto la FIFA, pero defiende que antes de tomar decisiones tan importantes como la de un Mundial cada dos años o la de organizar una Superliga, en el caso de los clubes implicados, los futbolistas deben ser más tenidos en cuenta.
Menos ventanas
El nuevo calendario de la FIFA como alternativa al actual ofrece dos soluciones para dar cabida a su plan. Una concentra las ventanas de los partidos de clasificación de las selecciones en el mes de octubre (28 días) por las diversas ventanas del actual (50 días). Esta opción no desagrada a los clubes, pero sí a las federaciones, que no quieren ver reducido a un único mes la ocasión de vender el fútbol de selecciones. La segunda programación fija los encuentros internacionales en tres semanas de octubre y dos en marzo (28 días). Sobre cualquiera de estas dos bases, la FIFA establecería el Mundial cada dos años y también las competiciones continentales de selecciones como la Eurocopa, estas en años impares a partir de 2025, según avanzó la Cadena SER. A un Europeo bienal la UEFA también es contraria. Parte de las selecciones sudamericanas y la Asociación de Clubes Europeos, que se negará a ceder a los jugadores, son otros actores de peso que no quieren un Mundial cada dos años. También las ligas europeas, que se reúnen este viernes, mantendrán una postura hostil hacia la idea de la FIFA y también sobre el intento de la Superliga de crear una competición más abierta, postura a la que no dan credibilidad.
El pasado miércoles, en el Consejo de FIFA se logró un armisticio con el fin de poder presentar el próximo 20 de diciembre una propuesta de calendario y torneos que satisfaga a todas las partes. El acuerdo no será fácil. El mercado dicta que los operadores de televisión y los patrocinadores no son proclives a aumentar las inversiones. Fuentes conocedoras de las negociaciones incluso no descartan que no haya quórum en la fecha señalada y que las negociaciones se alarguen en el tiempo hasta el primer semestre de 2022.
El presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, y el de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin, pese a sus diferencias personales y a los distintos intereses que defienden, van a negociar. El primero no ve con malos ojos desterrar la idea de la Copa del Mundo bienal si la UEFA no torpedea el Mundial de clubes con los mejores equipos europeos en liza y accede a que al menos el Mundial femenino de selecciones sí se celebre cada dos años. También está sobre la mesa una Liga de las Naciones global. Con estas cartas se van a sentar, también conscientes de que si no hay pacto, el sistema sobre el que se ha edificado la opulencia de ambas organizaciones puede reventar.
La pérdida de atractivo entre las generaciones más jóvenes
La confección del calendario internacional responde a periodos de cuatro años. El actual, para el fútbol masculino, concluye en 2024, y para el femenino en 2023. La FIFA es la que tiene la potestad final sobre la distribución definitiva de las fechas que deben negociarse en las próximas semanas para presentar el acuerdo el próximo 20 de diciembre ante las federaciones. En su intervención tras el Consejo de la FIFA del martes, el presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, puso encima de la mesa la necesidad de abordar un nuevo calendario con competiciones más atractivas para las nuevas generaciones. “Los más jóvenes tienen ahora muchas más cosas en las que centrar su atención y el fútbol corre el riesgo de perder su atractivo”, advirtió Infantino. Tanto en el gen de la Superliga como en el del nuevo formato de la Champions a partir de 2024 y en el plan de Mundial bienal, subyace el convencimiento de que un mayor número de encuentros entre los grandes equipos y selecciones atraerá a los jóvenes.
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