La estrategia encumbra a Sunderland un día después de dejarse adelantar por una quincena de rivales
El piloto de GasGas es el mejor situado para ganar el Rally Dakar este viernes tras una genial remontada | Barreda pierde toda sus opciones y cede 25 minutos tras caerse y tener que abrir pista
Si el director del Rally Dakar, David Castera, lleva días avisando de que la penúltima etapa puede convertirse en una auténtica pesadilla para las motos, las encargadas de marcar la ruta, los más avispados del lugar le hacen caso y actúan en consecuencia. Aunque eso implique renunciar al liderato de la general en la fase final de la carrera o perder preciosos minutos en la clasificación en busca de una posición de salida más retrasada que le facilite a uno las cosas cuando sale el sol, despunta el día y la inmensidad del desierto se le presenta a uno como plato principal del día.
Es lo que hicieron algunos de los pilotos mejor situados para apostar por una victoria final en Yedda, meta de esta tercera edición del Dakar en Arabia Saudí. Especialmente, los que van a lomos de una KTM, caso de Matthias Walkner, líder de la general el martes, hoy tercero; o de una GasGas (que viene a ser lo mismo después de que la fábrica austríaca adquiriera la compañía española), caso de Sam Sunderland, ahora líder de la general después de haberse dejado adelantar por una quincena de rivales, como su colega Walkner, en el último tramo de la especial cronometrada de este miércoles y ahora es tercero de la general. Esa fue la estrategia ideada por KTM, que tiene a los dos bien situados para acabar en el podio final este viernes, último día de competición.
Este jueves, lanzado desde la 17ª posición de salida, el británico Sunderland fue rapidísimo, siguiendo las roderas de los pilotos que le precedían, al ataque y sin tener que pensar demasiado, para sellar una remontada magnífica. Terminó con el segundo mejor tiempo, cuatro segundos más lento que Kevin Benavides, piloto oficial de KTM y campeón en 2021, que hizo las veces de escudero de Walkner.
El austriaco terminó a casi cinco minutos, cuarto, después de haber sacrificado un día antes su fantástica posición en la general consciente de que salir en cabeza en esta etapa en bucle en torno a Bisha (345 kilómetros de mucha arena y difícil navegación; él salió 26º) podía ser una trampa fatal.
Lo fue, efectivamente, para los pilotos más rápidos de la jornada anterior. Para Toby Price (KTM), por ejemplo, que, tan lejos como estaba del liderato del Dakar optó por la estrategia inversa a la de sus compañeros. Ganó la etapa. Y no especuló con los tiempos ni con las posiciones. Este jueves, en algún punto, se le vio perdido. Sin rumbo. Casi tanto como Joan Barreda, que salía el tercero y acabo asumiendo la responsabilidad de abrir pista. Salió como una exhalación en los primeros kilómetros de la carrera, pero se vio forzado a ralentizar el ritmo al ir en cabeza. A él, la estrategia que debió elaborar alguna cabeza (mal)pensante de Honda le jugó una mala pasada.
🧭 "Which way is it?" 🤷♂️
— DAKAR RALLY (@dakar) January 13, 2022
Opening the road on the Dakar is not always an easy task. #Dakar2022 pic.twitter.com/Z41gu3nZMv
Tanto el español como su compañero de equipo en el Monster Energy Pablo Quintanilla cometieron una infracción el día anterior: exceso de velocidad, que les haría perder algunas posiciones en la general (pocas) y que creyeron les haría, también, salir algo más retrasados. Pero no fue así, se saltaron (al parecer conscientemente) un tramo de velocidad controlada en un tramo de enlace, de modo que al no haber sido durante la cronometrada la sanción solo les afectó a la clasificación, no a los tiempos de la especial ni a la posición de salida. Un auténtico desastre que han pagado caro este jueves.
Especialmente, Barreda. Que salió rapidísimo y al tener que tomar él las decisiones sobre la ruta buena se acabó dejando 25 minutos de vuelta a Bisha. Price cedió 30. La de este jueves fue, efectivamente y como se esperaba, la etapa más dura de este Rally. “La suerte es que estoy en una pieza”, concedió Barreda al explicar cómo lo había vivido. “Ha sido la etapa más dura que me ha tocado vivir en el Dakar. Y, además, abrir en las condiciones en las que estoy, imagínate. Ha habido un tramo que ha sido de pura supervivencia. La arena estaba muy blanda. Me enganchaba en las dunas e iba sufriendo por el consumo de la gasolina”. En una de esas ocasiones en que se quedó clavado en las dunas, incluso se cayó y acabó golpeando de nuevo en su clavícula izquierda, que sufre una fractura desde hace una semana. “Me tuvieron que ayudar Luciano (Benavides) y Toby (Price), que pararon para que pudiera enderezar la moto. Les tengo que dar las gracias. Eso es lo que hace que te emociones en el Dakar”.
Su compañero Quintanilla, que tenía una posición de salida algo más retrasada (la décima) no salió tan mal parado. Terminó a siete minutos de Benavides, el más rápido. Y conserva la segunda plaza de la clasificación a un día de que termine el Rally Dakar.
Ese último día, este viernes, se prevén pocas sorpresas en una cronometrada corta y más sencilla que las precedentes.
Segunda victoria de Carlos Sainz
En coches, Carlos Sainz ganó su segunda etapa de este año al volante de su Audi. El madrileño supo mantener a distancia a sus rivales hasta hacerse con la 41ª victoria de su palmarés en el Dakar. También es la cuarta etapa que se adjudica Audi en esta edición. Un magnífico bagaje para la primera participación en la carrera del vehículo híbrido del fabricante alemán.
El triunfo de Sainz, sin embargo, tiene pocos efectos sobre la clasificación general, a más de tres horas y media como está de los tiempos marcados por Nasser Al-Attiyah (Toyota), dominador del Rally desde la primera semana. El catarí está más cerca de conseguir su cuarto Dakar, que sería el primero en tierras saudís, tras cuajar una carrera prácticamente perfecta en la que en ningún momento se sintió realmente presionado por sus rivales. Los errores de navegación de Sainz en la primera etapa y los problemas mecánicos de Stéphane Peterhansel le allanaron el camino con el Audi. Solo Sebastien Loeb (Prodrive) se ha mantenido siempre al quite, aunque sin incomodar demasiado al de Toyota. Al-Attiyah llega a la última etapa con más de 33 minutos de margen como líder de la general sobre el francés, que además se alejó un poquito más terminada la especial del día al ser sancionado con cinco minutos por exceso de velocidad en una zona controlada de la cronometrada.
Clasificaciones del Rally Dakar. Etapa 11.
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