Domènec Torrent: “El miedo a perder te hace estar atento a todo”
El entrenador del Galatasaray, que ejerció del segundo entrenador de Guardiola en el Bayern y el City, conversa con EL PAÍS antes de visitar el Camp Nou
Se había roto una rodilla. Aburrido, Domènec Torrent (Girona, 59 años) encontró su mejor analgésico: pensar a qué se iba a dedicar. “Después de pasarme días y días mirando partidos, una tarde llegó mi mujer y le dije: ‘Se acabó, me quiero dedicar al fútbol”. Dejó la tranquilidad de su trabajo en la Seguridad Social y comenzó a entrenar en el Palafrugell a finales de los 90. Algo visionario, técnico obsesivo, mandaba a su ayudante a grabar los partidos de los rivales. “Era en VHS, tenía que anotar en un papel los minutos de las acciones y hacer una nueva grabación para poder enseñárselo luego a los jugadores. Era un show. Teníamos poco medios, pero mucha ilusión”, recuerda. Con el Girona, ganó en Tercera, pero perdió el ascenso a Segunda B. La frustración era tal que se quiso tomar un año sabático. Pero apareció Pep Boada, por entonces coordinador de ojeadores del Barça, y lo fichó como ojeador. En el camino se cruzó Pep Guardiola, con el que trabajó en club azulgrana, el Bayern y el City, “Se me presentó, como si no lo conociera”. Hoy es el entrenador del Galatasaray, que se medirá al Barcelona en el Camp Nou este jueves (21.00) en la ida de los octavos de la Liga Europa.
Pregunta. ¿Qué le dijo Guardiola cuando se conocieron?
Respuesta. Que acaba de coger al Barça B en Tercera y que necesitaba alguien que conociera la categoría y le ayudara. Pero yo necesitaba el permiso de Alexanko [responsable de fútbol base]. “Eso lo arreglo”, me dijo. De lunes a viernes estaba con Guardiola y sábado y domingo miraba jugadores. No veía a mi familia en toda la semana. Cuando Pep subió al primer equipo, me fichó como analista; en el Bayern y en el City fui ya su segundo. Y, después de 10 años, decidí aceptar la oferta del New York City para volver a ser primer entrenador.
P. ¿Le dio más miedo dejar la Seguridad Social o a Guardiola?
R. Cuando entrenaba en Regional e iba subiendo paso a paso les decía a mis amigos que me sentía un privilegiado. Sentía que estaba de vacaciones y además me pagaban. Y no sentí miedo cuando tuve que dejar a Pep. Tampoco es malo sentir miedo. Pep, que es el mejor del mundo, prepara casi mejor un partido contra un equipo de Segunda o de Tercera para un partido de Copa por el miedo al perder. Es más atrevido ante un equipo grande que frente a uno chico. El miedo a perder te hace estar atento a todo. No te puedes dejar ir.
P. ¿Por qué Guardiola es el mejor?
R. Innova constantemente. Nunca está satisfecho consigo mismo. Quizá la gente no lo percibe, pero este año juega totalmente diferente al último año. Cuando Pep lo deje y ojalá pase mucho tiempo, la gente se dará cuenta de todo lo que ha aportado al fútbol. He estado en varios países y ya se comienza a notar su legado. En la MLS [Major League Soccer] todo el mundo quiere jugar desde atrás y quiere elevar la presión. En Brasil, me encontré con lo mismo y también en Turquía. Aquí hay un montón de equipos que juegan de maravilla: lateral por dentro, extremo fuera, juego posicional. Y, a veces, se malinterpreta. Hay gente que se piensa que sacar un balón en largo ya no es jugar al fútbol.
P. ¿Esa intención de imitar el fútbol de Guardiola puede ser perjudicial?
R. No, para nada. La gente está pensando el porqué de las cosas. Eso nunca puede ser perjudicial. Recordemos el fútbol de hace 20 años: 4-4-2, líneas juntas… Hay dos tipos de entrenadores. El reactivo y el proactivo. Uno no es mejor que el otro. El reactivo tiene la idea de amarrar bien el equipo desde atrás y reaccionar a partir de un error del rival para aprovechar los espacios y el proactivo no solo busca innovar, sino también que pasen cosas en el juego. Provoca cosas en el juego. Esa idea nunca puede ser perjudicial, al revés.
P. No todos los equipos tienen los jugadores para ese estilo de juego.
R. Nosotros en New York lo conseguimos, a la gente le gustaba y ganábamos. Quedamos campeones de conferencia. A lo mejor, lo que hacía Pep en el Barça, que todos podían jugar a un toque, en el New York lo teníamos que hacer a dos toques. Pero la idea era la misma.
P. ¿Cómo es la MLS?
R. Hay que olvidarse de la idea de que es una liga para retirarse. Es muy física. En una entrevista reciente, Higuaín comentó que pensaba que iba para tomarse un café y fue todo lo contrario.
P. ¿No es el Cosmos de Pelé?
R. Exactamente. La vida es cómoda, pero el fútbol es muy competitivo.
P. Pasó de la vida cómoda en Estados Unidos a un club como el Flamengo. ¿El fútbol brasileño es que él esperaba?
R. No, totalmente diferente. Están muy interesados en no encajar. Choca un poco porque es un fútbol muy intenso, pero con jugadores de mucha calidad. Cada equipo tenía tres o cuatro futbolistas que podían marcar la diferencia. El típico jugador brasileño, técnicamente muy bueno, rápido y con desborde. Tenía en la cabeza el jogo bonito, pero no…
P. ¿Pasa solo en Brasil o en todo el fútbol sudamericano? ¿Messi en Sudamérica tiene un promedio de 0,5 goles por partido cuando en el Barça era de 1?
R. Siempre decía, cuando Leo estaba en el Barcelona, que había un hecho diferencial: cuando él tenía el balón sus compañeros ni proponían otra opción. Jugadores tan grandes como Xavi, Iniesta, Villa o Eto’o le devolvían el balón para que marcara. Pep inventó un ecosistema para Leo y jugadores talentosos que tuvieron la humildad de aceptarlo. En la selección argentina, eso no pasaba. Leo les pasaba el balón y ellos hacían su jugada. No había continuidad. Puedo entender que los campos no son iguales y que le hacían más faltas. Pero en el Barça también se enfrentaba a defensas escalonadas, a equipos que lo defendían con seis o siete jugadores y a marcas individuales. No es que tuviera compañeros mejores o peores, pero sí que jugaban distinto.
P. ¿En el PSG le puede pasar algo similar a lo que le pasaba en Argentina?
R. Cuando Leo se encuentra cómodo en el campo es imparable. Porque aun cuando no está bien te da cuatro asistencias de gol. No vamos a pretender que marque 50 goles por temporada toda la vida.
P. ¿Cómo fue reemplazar a una leyenda del Galatasaray como Fatih Terim?
R. Era un reto. Pero estaba tranquilo y confío en mi trabajo. No compito con Terim. Sería un error. Me había dicho a mí mismo que no cogería un equipo a media temporada, pero cuando te llama un equipo tan importante como el Galatasaray… El mundo es para los valientes.
P. ¿Cómo Xavi en el Barça?
R. Xavi conoce al 100% de la casa. Ha implementado el estilo de juego que él ha vivido en el Barcelona. La evolución táctica es evidente.
P. ¿En qué lo nota?
R. Lo fui a ver antes de que fichara por el Barça. Estuve diez días con él en Qatar. Vi sus entrenamientos, estuve en la final de Copa que ganó. Hablamos de todo. Y lo vi con una ilusión tremenda, no solo para entrenar al Barcelona, sino para entrenar. Tiene pasión. La tenía en su equipo en Qatar y la tiene también en el Barça. Él tenía claro cómo había que jugar y a nadie se le escapa que los últimos fichajes han ayudado. Los entrenadores proponemos de área a área, a partir de ahí los grandes jugadores marcan la diferencia. Es lo que le ha pasado en los últimos partidos al Barça. Al final, le faltaba gol.
P. Dice Guardiola que al final el fútbol es un juego y que hay que conocer bien al rival para joderlo, ¿les favorece enfrentarse al Barça?
R. Sabemos cómo juega el Barça, eso está claro. Pero ahora te diría que es de los mejores equipos de Europa, no de la Europa League sino de Europa. No tengo dudas de que si volviera a empezar la liga sería un serio candidato para ganarla y que todavía estaría compitiendo en la Champions.
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