Carlos Clerc, fútbol y batallas de gallos
El lateral del Elche, que este miércoles recibe al Real Madrid, es un apasionado de los combates de rapeo, donde tiene amigos, y en los que ve similitudes con su deporte
Nueve días después de firmar con el Elche, Carlos Clerc (Badalona; 30 años) no estaba donde habría querido, entre las 18.000 personas que se juntaron el 30 de julio en el Marenostrum de Fuengirola, a la orilla del Mediterráneo. Se dirimía allí el campeón de España de la batalla de gallos Red Bull, pero a la misma hora el nuevo equipo de Clerc jugaba el torneo Carabela de Plata en el estadio Cartagonova contra el Cartagena.
El lateral izquierdo del Elche, que recibe este miércoles al Real Madrid (21.00, Movistar), tuvo que esperar a sentarse en el autobús de vuelta al hotel. Se conectó a YouTube y siguió durante el trayecto las últimas rondas del duelo de rapeo, una especie de versión de la rivalidad Góngora-Quevedo pero sobre el escenario, a golpe de pura improvisación: boxeo en verso. Ganó su amigo Blon, eterno aspirante, que llegó a asumir el sobrenombre de rey sin corona. “Seguí la final muy emocionado, porque él llevaba muchísimos años detrás de esa competición, era la espina que tenía clavada. Le puse un mensaje y hablamos un poco”, cuenta Clerc en una videollamada.
La relación de Blon con su fútbol es muy estrecha. “Me ponía canciones suyas antes de los partidos. Me gustaba la letra, me motivaban. Y me daban suerte”. Una de las que más repetía era La Cosa Nostra: “Una mente silenciosa no hace ruido / analiza cada paso que el asfalto le ha ofrecido. / La desconfianza te llevará hasta el enemigo / porque muy probablemente esté durmiendo contigo”.
El descubrimiento de las batallas de gallos, un día que miraba vídeos de Facebook en el sofá, supuso una pequeña revelación para Clerc —”son mentes brillantes, me fascina”—, que empezó a contactar con algunos de los raperos a través de las redes sociales. Con Blon, que rapeó en su boda con Bnet, habla de vez en cuando de lo que se parece lo que hace cada uno: “Tiene muchas similitudes. Físicas, por ejemplo. Lo que tienen que transmitir a nivel físico es muy grande para llegar al espectador. Y luego, el público, la presión que tienen”, dice. “Me siento muchas veces identificado, porque parece un poco un partido, en el sentido de que hay un toma y daca. A veces el competidor que parece que va mal de repente le da la vuelta”.
Clerc encuentra más paralelismos que alimentan su interés: “La manera que tienen de entender la profesión. Ponerte delante de un tío que te está faltando al respeto, insultando... Y luego acabar, y que todo se quede ahí, es un hecho que forma parte también del deporte, de un show, se queda ahí”.
El aspecto mental tiene una importancia enorme para Clerc, que ha empezado a trabajar con un psicólogo. La temporada pasada no le dejó las mejores sensaciones, con el descenso del Levante, una lesión de rodilla y una disputa con el club por el tratamiento.
En verano consideró la opción de un suculento contrato en un país árabe. Pero quería empezar a criar en España a su hijo Luca, recién nacido. Y darse otra oportunidad en la Liga, para lo que quiere pulsar todas las teclas: “Vi que en el campo mi cabeza no era la misma que antes, que mis pensamientos no eran los mismos. Pensé: vamos a preguntar a un profesional. Cuando tengo el coche roto, voy al mecánico, y cuando le pasa algo a mi cabeza y no sé qué es, pues acudo a un psicólogo”, explica. “Puedes estar bien alimentado, y físicamente perfecto, pero si durante la semana tienes en la cabeza el partido, o preocupaciones que te supone, y llegas con una tensión muscular increíble y tu cabeza llena de preocupaciones, todo lo otro que has hecho da igual. La cabeza es lo más potente y hay que cuidarla, limpiarla, e intentar jugar al fútbol lo más limpio posible. Si no, no puedes sacar tus cualidades”.
Este miércoles tendrá delante al Madrid con el Balón de Oro de Benzema: “Nunca es buen momento para coger a estos equipos, pero es una buena prueba para nosotros”, con un técnico recién estrenado, Jorge Almirón, tras un principio de temporada calamitoso. “A nivel táctico, en una semana no se puede hacer nada. Es más un tema mental, o de rutinas, que cambie el nuevo entrenador. Todo el mundo empieza de cero, y creo que eso hace que la cabeza del jugador cambie un poco. Y si, además, acompañan los resultados se puede retroalimentar y suele ir para arriba la cosa”.
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