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Brasil BRA
1
Gerson 61'
Uruguay URU
1
Federico Valverde 54'
Finalizado

La Brasil de Vinicius profundiza en su mediocridad

El pentacampeón empata 1-1 ante una Uruguay en crisis, abunda en sus peores resultados de siempre y cae al quinto puesto de la clasificación mundialista de Sudamérica

Giménez despeja un balón saltando sobre Vinicius, este martes en Bahía.
Giménez despeja un balón saltando sobre Vinicius, este martes en Bahía.Adriano Machado (REUTERS)
El País

Unos pocos valientes aficionados se acercaron al estadio de Fonte Nova de Bahía. Y no les valió la pena. Ahí en el césped, entristecido y sin inspiración, vieron a Vinicius investido con el título de comandante de la selección de Brasil que peor ha jugado unas eliminatorias mundialistas. Cinco victorias, cuatro derrotas y tres empates en 12 partidos son un balance inaudito para el equipo más legendario que existe. Este martes Brasil se aturdió contra la lánguida Uruguay de Bielsa, equipo que oscila entre la parálisis y el motín. Si Venezuela no hubiera perdido ante Chile y si Bolivia no hubiera empatado con Paraguay, sobre Brasil se habría desencadenado el drama en forma de amenaza real de quedar fuera del Mundial de 2026, el de acceso más abierto que se ha organizado jamás. De momento, el empate los entierra debajo de Argentina, Uruguay, Ecuador y Colombia, quintos con 18 puntos, uno más que Paraguay, que le pisa los talones en un formato en el que se clasifican seis donde antes entraban solo cuatro.

BRABrasil
1
Ederson, Marquinhos, Danilo, Abner Vinícius (Gabriel Martinelli, min. 57), Gabriel Magalhães, Raphinha, Savinho (Estêvão, min. 72), Bruno Guimarães (André, min. 85), Gerson (Lucas Paquetá, min. 85), Vinícius Júnior y Igor Jesus (Luiz Henrique, min. 57)
URUUruguay
1
Sergio Rochet, Marcelo Saracchi, José María Giménez, Guillermo Varela, Mathías Olivera, Manuel Ugarte, Federico Valverde, Rodrigo Bentancur, Maximiliano Araújo (Cristian Olivera, min. 80), Facundo Pellistri (José Rodríguez, min. 65) y Darwin Núñez (Rodrigo Aguirre, min. 45)
Goles 0-1 min. 54: Federico Valverde. 1-1 min. 61: Gerson
Arbitro Piero Maza
Tarjetas amarillas Manuel Ugarte (min. 40), Raphinha (min. 68), Guillermo Varela (min. 82), Lucas Paquetá (min. 88), Gabriel (min. 92)

Se enfrentaron dos equipos desequilibrados. A Brasil le falta ingenio en el ataque. A Uruguay le falta casi de todo, especialmente centrocampistas con sentido organizador y voluntad de acción. Ante un rival indeciso, Dorival, tercer seleccionador interino consecutivo en año y medio, dejó en el banquillo a Paquetá, su interior más creativo, para instalar a Raphiha en la mediapunta, en el puesto vacante de Neymar. Elevar a la categoría de impulsor creativo a un extremo que siente el fútbol corriendo al espacio resulta estrafalario. Pero Dorival no se detuvo ahí y colocó en la punta a Igor, delantero del Botafogo, hombre de pies pesados, porque ni siquiera convocó a Gabriel Jesús, el magnífico delantero del Arsenal. Así se planteó el partido en Fonte Nova.

Los fondos del estadio aparecieron vacíos. Considerando la magnitud del duelo, la trascendencia para la clasificación y la carga histórica, la ausencia de púbico resultó chocante. Marquinhos, el capitán, pidió a la torcida que no abandone al equipo. Pero la torcida no hizo caso. Con razón. Los aficionados no están de humor para pagar por ver al Balón de Oro imposible, ni tampoco a Raphinha disfrazado de Neymar, por más desmarques de ruptura que tire en el Barça de Flick.

Uruguay marcó un hito en Bahía. Nunca un equipo de Bielsa presionó con menos energía. La actitud contemplativa de los jugadores uruguayos coincidió con el malestar declarado de varios miembros de la plantilla, que denunciaron la falta de empatía del entrenador. Reculados en su área, al abrigo de Olivera y Giménez, jugaron caminando y esperando pacientemente a que Pellistri o Bentancur se inventaran alguna escapada. Frente a este pelotón estático destacó la falta de ideas de Brasil, por más que voluntarioso Raphinha intentara filtrar balones con fortuna irregular, por más que Savinho lograra desequilibrar con su regate. Brasil se apagó en la medida en que su juego basculó hacia Vinicius. Figura en Madrid y en Brasil, aclamado por su federación y enaltecido por su entrenador, el hombre intentó regate tras regate sin poder liberarse de su marcador y solo provocó una falta, al borde del área, en un arranque de potencia que Ugarte frenó con torpeza. Raphina estrelló el tiro en la barrera.

Dos goles sin imaginación

La primera parte concluyó con un solo remate a puerta de Brasil: Igor de cabeza tras un córner. El partido languidecía ante el estadio semivacío cuando Sarachhi lanzó a Araujo con un pase en profundidad. Una carrera bastó para descuadrar a toda la defensa brasileña. Tan hundidos estaban que Valverde no tuvo mayores inconvenientes para recibir un balón en la frontal del área y reventarlo con su famoso pie de mula. Fue el 0-1 y Dorival reaccionó a la desesperada: puso a Vinicius de punta de referencia y cargó al equipo de balas. Metió a Martinelli, a Paquetá, a Luiz Henrique… Probablemente, algunos de sus mejores atacantes, demasiado tarde. Cuando el partido fluía lento como un río hacia el embalse, acelerar resultó imposible.

Los uruguayos se defendieron despejando balones y cortando pases como árboles en una plantación. Firmes y apenas agitados por el viento. El zumbido de las gradas y los pases de sus oponentes no los abrumaban. Contemplaban el paisaje con indiferencia. Habían encontrado la homeostasis. Brasil se estremeció cada vez que tuvo que defenderse, pero Ugarte y sus compañeros prefirieron dejar que el tiempo transcurriera sin gastar energía en visitar el campo contrario. Como dijo Valverde después: “Pudimos atacar más, para tomar aire, pero no lo hicimos”. Pasada la hora de partido, una pelota rechazada sobre el área de Uruguay acabó en la volea de Gerson y el empate. Otro tiro desde fuera del área. Otro gol sin mediar jugadas imaginativas.

Quedaba media hora para la conclusión. Tiempo de sobra para una revuelta. Brasil tenía jugadores de un nivel altísimo en la cancha. Pero carecía de orden y, sobre todo, de coherencia. El pobre Vini Jr metido entre los centrales y los pivotes visitantes, sudoroso, melancólico ante la falta de espacios e incapaz de tirar una sola vez a puerta, siguió sin marcar en estas eliminatorias. Para el recuerdo dejó la imagen del tapón en el embudo de una selección que hace historia por la mediocridad de su juego y por la pobreza de sus resultados. Si la clasificación solo permitiera cuatro plazas, como antaño, Brasil tendría un pie fuera de la Copa del Mundo.

Clasificación
Clasificación PT PJ PG PE PP
3
ECU
19 12 6 4 2
4
COL
19 12 5 4 3
5
BRA
18 12 5 3 4
6
PAR
17 12 4 5 3
7
BOL
13 12 4 1 7
Clasificación PT PJ PG PE PP
1
ARG
25 12 8 1 3
2
URU
20 12 5 5 2
3
ECU
19 12 6 4 2
4
COL
19 12 5 4 3
5
BRA
18 12 5 3 4

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