Gündogan no ayuda a Dani Olmo
A pesar de la salida del centrocampista alemán al City, el Barcelona no cuenta con el suficiente margen de ‘fair-play’ financiero para inscribir a su fichaje estrella
El Barcelona quería fichar a Nico Williams. No pudo. El delantero del Athletic Club, que visita hoy Montjuïc (19.00, DAZN, cumplió su promesa y jugará la Europa League junto a su hermano Iñaki. La entidad azulgrana entonces apostó por otro de los grandes nombres de España en la última Eurocopa: Dani Olmo. Vinculado sentimentalmente al Barça, el entonces jugador del RB Leipzig estaba dispuesto a esperar la oferta del club en el que se había formado como canterano hasta 2014. No ignoraba, por supuesto, la delicada situación económica que atraviesa el Barcelona. Así que a Dani Olmo no le sorprende que su ficha todavía no haya podido inscribir en LaLiga.
Ni la nueva palanca de Aramark (40 millones), ni la venta de Mika Faye al Rennes (12 millones) generaron el fair-play financiero necesario. Ni siquiera sirvió la salida de Ilkay Gündogan al Manchester City. El Barça, entonces, busca en nuevas (viejas) estrategias: una nueva palanca o un nuevo aval de los directivos.
Hace tiempo que el club sabía que continuaba fuera los márgenes salariales que impone LaLiga, consecuencia del impago de la empresa Libero en la venta de una parte de Barça Vision, plataforma de contenidos audiovisuales de la entidad catalana. En los despachos del Camp Nou contaban con el nuevo contrato de Nike para solventar el desajuste. El acuerdo, sin embargo, todavía no se cerró. La otra estrategia del club fue vender a la empresa de catering Aramark el porcentaje de Barça Vision que no había pagado Libero. Tampoco compensó. Entonces, como ya sucedió el pasado verano para inscribir a Iñigo Martínez, João Félix y João Cancelo, el club trabaja con LaLiga para repetir la fórmula: un aval del presidente, Joan Laporta.
Verano tras verano se repite el mismo dilema en el Barcelona. Un dilema que no solucionó ni el precipitado adiós de uno de sus mejores futbolistas la temporada pasada, Gündogan. “Me voy en una situación difícil, pero si mi marcha puede ayudar económicamente al club, eso me hace sentir un poco menos triste”, explicó el alemán en su carta de despedida en redes sociales. El futbolista regresó ayer al Manchester City. Un viaje de ida y vuelta, después de que su periplo en el Barcelona durara solo un año. El alemán, de 33 años (cumplirá 34 el 24 de octubre), pactó con Txiki Begiristain, director de fútbol de la entidad inglesa, un contrato de un año, más otro opcional. “Vine aquí para afrontar un nuevo y apasionante reto, y estaba preparado para ello. Lo he dado todo para luchar por el equipo y el club de la mejor manera posible en una temporada difícil y tenía muchas ganas de ayudar a mis compañeros en la nueva campaña”, se despidió Gündogan de los aficionados azulgrana.
El verano pasado llegó al Barça en la búsqueda de un nuevo desafío. Tras levantar la Liga, el equipo de Xavi Hernández buscaba un salto de calidad, pocos a coste cero mejores que el alemán, capitán del por entonces campeón de la Champions League. “Sentí que era lo correcto venir aquí, que era maravilloso poder demostrarme que podía jugar en una liga diferente, en un país distinto”, comentó el verano pasado nada más aterrizar en Barcelona. Y mal no le fue, sobre todo si se tiene en cuenta su rendimiento individual después de que el equipo de Xavi se quedara en blanco la campaña pasada. Gündogan marcó cinco goles y repartió 14 asistencias en 51 partidos. Números, en cualquier caso, que no fueron suficientes. Al menos, para Hansi Flick, el nuevo técnico.
El entrenador y el futbolista habían coincidido en la selección alemana. El feeling entre ellos nunca fue bueno. Por eso, cuando Flick tomó el testigo de Xavi, Gündogan frunció el ceño. No tardó mucho el técnico en desvelarle su idea. “No serás imprescindible en el once inicial. Tengo a Pedri y a Dani Olmo para cubrir esa posición”, le dijo el preparador el jueves pasado en una charla en la Ciudad Deportiva. Esa misma noche Gündogan telefoneó a Pep Guardiola. “¿Puedo volver?”, preguntó. Guardiola le prometió que haría todo lo posible para que se concretara su regreso. “Él nos quería ayudar, pero cambió de parecer esta semana. Lo conozco y solo puedo decir cosas buenas de él. Es un jugador y una persona fantástica”, explicó Flick ayer, en la previa del duelo ante el Athletic. Unos minutos antes, el City había hecho oficial la vuelta de Gündogan al Etihad Stadium.
Negocio del City
Un buen negocio para el City, un alivio económico para el Barcelona. Cuando Mateu Alemany, antiguo director de fútbol azulgrana, fichó a Gündogan, ambos pactaron un contrato de tres temporadas. El tercer año, sin embargo, estaba sujeto a una cantidad de partidos que el futbolista tenía que cumplir en el Barça. El alemán alcanzó esa cifra de encuentros el curso pasado, según aseguran en los despachos de la Ciudad Deportiva Joan Gamper. “Tienen que salir jugadores. Uno de ellos puede ser Gündogan. No descartamos que se vaya”, aseguraban en el Barcelona después de atar el fichaje de Olmo. El problema era que el alemán no pensaba lo mismo. Sin embargo, empezaba a sentir la presión del club. “Comenzó a escuchar de todo, que si está gordo, que si cobra mucho, que si es viejo”, se quejaban desde el entorno del futbolista.
Sin escudo protector en la prensa ni en el cuerpo técnico, la mejor alternativa era una salida amistosa. Gündogan descartó refugiarse en Qatar —”Me siento competitivo”, dijo— y pactó con el Barcelona la rescisión del contrato, su arma para convencer a Begiristain: el City no estaba dispuesto a pagar un traspaso. Al Barcelona le parecía correcto. El principal objetivo de la entidad azulgrana era ahorrase el salario del alemán, unos 40 millones en las próximas dos temporadas.
Pero la ayuda de Gündogan no fue suficiente para poder inscribir a su sustituto. “No es mi trabajo hablar de inscripciones. Me gusta mucho el trabajo de Dani Olmo. Está listo para jugar. Espero que ya esté para este partido. Es un jugador fantástico. Lo veo en los entrenos, bajo presión”, remató Flick. El Athletic de Nico Williams visita hoy Montjuïc, pero el Barcelona todavía no sabe si podrá contar con Dani Olmo. Tres años y medio después del regreso de Laporta a la presidencia, nada cambia en el Barcelona.
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