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Una exhibición de Luka Dončić mantiene vivos a los Mavericks en la final de la NBA

Los de Dallas aplastan en casa 122-84 a unos desconocidos Celtics y ponen el 3-1 en la serie, que continúa el lunes en Boston

Luka Dončić bota el balón ante Jaylen Brown en el partido de este viernes.
Luka Dončić bota el balón ante Jaylen Brown en el partido de este viernes.Kevin Jairaj (USA TODAY Sports via Reuters Con)
Miguel Jiménez

Una calle cercana al pabellón de los Mavericks lleva el nombre de Dirk Nowitzki, la estrella alemana que dio al equipo su único anillo de campeón de la NBA. Con partidos como el de este viernes, algún día otra calle de Dallas llevará el nombre de Luka Dončić. El escolta esloveno dio una exhibición de baloncesto en el cuarto partido de la final de la NBA, al mejor de siete, y los Mavericks lograron aplastar a los rivales por sorpresa. Los Celtics habían empezado la serie con tres victorias consecutivas, así que para los Mavericks era un partido a vida o muerte. Siguen vivos.

Los cientos, quizá miles, de aficionados con camisetas verdes que acudieron al American Airlines Center con la esperanza de ver a los Celtics ganar su primer título desde 2008 tendrán que esperar. Quizá puedan celebrarlo en Boston el lunes. Este viernes, la superioridad aplastante que habían mostrado los Celtics en los primeros partidos se esfumó en ambos aros. Los Mavericks desarbolaron por primera vez a la defensa rival y neutralizaron su ataque. Ganaron 122-84. Habrá que ver si es flor de un día. Ningún equipo ha remontado un 3-0 en contra.

El partido se decidió en la primera mitad. El 34-21 del primer cuarto, con 13 puntos de Dončić, señalaba un camino por el que los de Dallas no había transitado en todas las finales. Una diferencia de 13 puntos en un solo parcial era algo que no habían logrado en ninguno de los 12 cuartos de los tres anteriores partidos. Y continuaron por ese camino hasta el descanso, al que se llegó con una ventaja de 61-35 a favor de los locales. El esloveno sumaba 25 puntos, 4 asistencias y 3 rebotes y junto a los 11 puntos de Kyrie Irving se bastaban para superar la puntuación rival. Ni siquiera los seis fallos en tiros libres —los Mavericks tienen un serio problema desde la línea— en la primera mitad les pasaban factura. Una diferencia de 26 puntos al descanso era una renta suficiente para aguantar hasta el final.

Para cualquiera que hubiese visto los tres primeros partidos de la final, era difícil creerse lo que estaba pasando sobre el parqué. En la reanudación, Dončić cedió protagonismo (acabó el partido con 29 puntos en 33 minutos), pero los de Dallas siguieron ampliando la ventaja hasta un 90-52 que era casi humillante para los visitantes. Antes del final del tercer cuarto, una serie de triples de Boston redujo la diferencia a 92-60 al final del tercer cuarto, pero aun así el partido estaba decidido.

Con el público coreando M-V-P, Dončić fue la estrella indudable de la noche. Andaba el crédito de la estrella eslovena un poco dañado. Se le reprochaba falta de compromiso defensivo, poca concentración en los tiros libres, un juego demasiado individualista y estar demasiado pendiente de los árbitros. En el tercer partido salió eliminado por seis faltas y los Mavericks malograron lo que apuntaba a una remontada histórica.

Al propio Dončić se le veía cabizbajo, atormentado, autocrítico. Este viernes se liberó. Se dejó la piel en el campo, apretó en defensa como el que más, pero se sintió dueño del partido desde el principio, y eso a pesar de que no le entraba un solo triple. Optó por hacer entradas a canasta, tiros de media distancia y repartir juego y con eso, más las faltas que forzó, sumó y sumó. Quizá (casi seguro) los Mavericks no se lleven el título, pero el escolta esloveno tiene otra muesca en su revólver: ya ha ganado al menos un partido de las finales. Los de Dallas no ganaban un partido de las finales desde el que les dio el anillo con Nowitzki en 2011.

Bajo el liderazgo de Dončić, todo el equipo estuvo más entonado. Kyrie Irving no sobresalió, pero cumplió, con 26 puntos, 6 asistencias y 4 rebotes. El pívot Derek Lively II se hizo amo de los rebotes (12) y tuvo un par de rachas espectaculares que levantaron al público de sus asientos. Daniel Gafford sacó a pasear su carácter, tanto en defensa como en ataque. P. J. Washington, Derrick Jones y los suplentes afinaron su puntería desde la línea de tres. El veterano Tim Hardaway Jr. anotó cinco triples en el último cuarto, la segunda mejor marca registrada en un cuarto de las finales de la NBA.

Una paliza para los anales

Los de Dallas, que no habían logrado alcanzar los 100 puntos en ninguno de los tres anteriores partidos, esta vez los consiguieron cuando aún quedaban nueve minutos y medio de partido. La diferencia era tan amplia que el técnico de los Mavericks, Jason Kidd, se permitió el lujo de dar amplio descanso tanto a Dončić como a Irving en el último cuarto. Y resultó que los suplentes también estuvieron entonados. Al final, la diferencia en el marcador de este partido a favor de los de Dallas fue mayor que la acumulada en los tres primeros para los Celtics.

El margen de victoria de 38 puntos es el tercero mayor en un partido de las finales de la NBA, por detrás de la victoria de 42 puntos de los Chicago Bulls sobre los Utah Jazz (96-54) en el tercer partido de 1998 y de la victoria de 39 puntos de los Celtics sobre Los Angeles Lakers (131-92) en el sexto partido de 2008.

Los de Boston estuvieron irreconocibles. Solo Tatum mantuvo el tipo en el primer cuarto, mientras que Jaylen Brown, Jrue Holiday y Derrick White tenían unos porcentajes de acierto lamentables en sus lanzamientos, que solo maquillaron algo en el tramo final del partido, con el resultado decidido. Nada funcionó esta vez en el libreto de Joe Mazzulla: ni las transiciones, ni las ayudas, ni la circulación de balón, ni la insistencia con los triples. Los árbitros, además, estuvieron menos permisivos con la agresiva defensa de los Celtics, que se cargaron de faltas.

Con la derrota de este viernes, se rompe la racha de 10 victorias consecutivas de los Celtics, récord del equipo. Además, es el primer partido de los playoffs de esta temporada que pierde fuera de casa. Había ganado los siete anteriores.

Los 84 puntos de los Celtics son el mínimo de toda la temporada. En la liga regular, habían sumado 91 puntos en Milwaukee el 9 de abril en su partido menos anotador y en la postemporada, su marca más baja eran los 94 puntos contra los Cavaliers del pasado 9 de mayo.

Pese a los problemas que tenían, o quizá pensando en reservarse para el siguiente partido, los Celtics decidieron no echar mano del pívot letón Kristaps Porziņģis, que anda un poco tocado con una nueva lesión. Estaba teóricamente disponible, pero no saltó a la pista. Probablemente, lo haga el lunes si es necesario.

Todavía hay aficionados que llevan a los partidos del American Airlines Center la camiseta de los Mavericks con el 41 de Nowitzki, que estaba este viernes en primera fila siguiendo el partido. Los aficionados le guardan un enorme cariño, pero el número que se ve ahora por todas partes es el 77 de Dončić. Hasta Sergio Ramos, también presente este viernes en Dallas, lo llevaba.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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