Adrian Newey tiene más tiempo que Alonso
El periodo de asueto obligado para el ingeniero antes de incorporarse a Aston Martin retrasa su efecto revitalizador. Leclerc, pole en Bakú
Si algo tiene la llegada de Adrian Newey a Aston Martin es que transmite de forma inequívoca la hoja de ruta que se han marcado los ejecutivos de la escudería británica, con Lawrence Stroll al mando. Al magnate canadiense se le ha metido en la cabeza conseguir que la marca que hizo famosa James Bond sea popular por el rendimiento de sus monoplazas de Fórmula 1, al margen de por el glamur y el lujo que siempre proyectan las películas del agente con licencia para matar. Stroll reclutó primero a Fernando Alonso (2023), que cogió el relevo de Sebastian Vettel cuando el alemán colgó el mono (2022). Ahora ha dado un puñetazo encima de la mesa y ha logrado convencer al ingeniero más influyente de la era moderna para que se una a su cruzada con vistas al año que viene. La incorporación de Newey tiene un efecto intimidador evidente, por más que los frutos más tangibles de su fichaje no se podrán comprobar, como pronto, hasta 2026, fecha en que entra en escena el nuevo reglamento técnico. De cualquier forma, con el evento del martes, Stroll ya ha conseguido darle un impulso a una escudería que comenzaba a presentar síntomas de agotamiento y estancamiento.
El retroceso respecto del curso pasado es incuestionable y así lo reflejan los números, tanto los individuales como los colectivos. A estas alturas de 2023, Alonso figuraba el cuarto en la tabla general, con 174 puntos, mientras que Lance Stroll, su vecino y el hijo del dueño, era el décimo, con 47 puntos. Un año más tarde, a las puertas del Gran Premio de Azerbaiyán que se celebrará este domingo (13.00, Dazn), el asturiano ha perdido cinco posiciones (es noveno) y 124 puntos, mientras que su compañero vuelve a ser el décimo, pero con solo 24 puntos en su cuenta. En Bakú, el español arrancará el octavo, lejos de la pole position que ocupará Charles Leclerc y de la tercera plaza de Carlos Sainz. Stroll saldrá el 15º en el escenario en el que se subió por primera vez al cajón (2017). Ese objetivo parece imposible en estos momentos para ninguno de ellos si atendemos a la falta de pegada del AMR24, un monoplaza que tras 16 carreras sigue sin acumular ningún podio.
Como es lógico, la contratación de Newey persigue darle la vuelta a esa caída en el rendimiento del bólido verde, pero es improbable que la revitalización se materialice a corto plazo, circunstancia que todavía hace más complicado que el ovetense se beneficie de ella, habida cuenta de que ya ha celebrado su 43 cumpleaños. Si bien es cierto que el genio de la aerodinámica ya está en época de jubilarse (65 años), su compromiso con la escudería de Silverstone es total después de convertirse en socio. Eso hace que, a pesar de ser más de 20 años mayor que Alonso, Newey tenga más tiempo que el ovetense para marcar la diferencia. Sobre todo, porque a pesar de la pomposidad de su presentación, con una rueda de prensa incluida en la sede de Aston Martin, la presencia de la pareja de corredores y de un nutrido grupo de prensa invitado exprofeso, el técnico de Stratford-upon-Avon no podrá incorporarse a su nuevo puesto como máximo responsable técnico hasta el 2 de marzo.
Hasta ese día, el gardening pactado con Red Bull, con quien todavía tiene contrato, no solo le impide trabajar activamente para su nueva compañía, sino que, sobre el papel, ni siquiera puede hablar por teléfono con sus futuros compañeros acerca de nada relativo al coche que puede tener en mente. En esencia, el espíritu de esta cláusula que figura en todos los acuerdos de personal relevante es evitar beneficiar a la competencia, algo que se hace muy difícil de controlar desde que la pandemia cambió las dinámicas laborales y fomentó el teletrabajo.
A pesar de no participar activamente en el día a día de Red Bull desde el Gran Premio de Japón, que se celebró a principios de abril, Newey ha seguido viajando a alguna que otra prueba. Se le vio en Miami y es probable que también acuda a Austin, y sigue vinculado al equipo del búfalo rojo porque ha sido el encargado de diseñar el RB17, un superdeportivo del que solo se fabricarán 50 unidades, y que tendrá un precio ligeramente por encima de los siete millones de euros. “Seguiré trabajando en el RB17 hasta después del 1 de marzo. Ya no tanto desde la fábrica, sino hablando con los muchachos, a través de videoconferencia, o por correo electrónico”, comentaba recientemente el protagonista de la semana, en el podcast High Performance. “Aston presentó a Adrian de forma un poco prematura, ya que lo hizo antes de que terminara su contrato con Red Bull. Pero, obviamente, fue un gran momento para ese equipo”, comentaba Christian Horner, director de Red Bull, desde Bakú.
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