Hamilton se sube al Ferrari; McLaren, al Red Bull
Este domingo arranca en Melbourne un Mundial de F1 con todas las miradas en el último reto del británico, y con el coche papaya como teórica referencia


Algo más de un año, 13 meses y medio para ser exactos. Esa es la ventana de tiempo que han tenido que esperar los tifosi para comenzar a hacerse una idea aproximada de qué será capaz de hacer Lewis Hamilton subido a un Ferrari, el monoplaza que, como insistía en subrayar Bernie Ecclestone, por sí solo da sentido al campeonato del mundo de Fórmula 1. “A mí dadme a Ferrari y el Gran Premio de Mónaco y os organizo un campeonato”, decía el octogenario magnate, un enamorado de los coches de carreras, sobre todo si podía monetizarlas: hace unos días le vendió a Marc Mateschitz, hijo del fundador de Red Bull, su colección de monoplazas históricos, valorada en algo más de 590 millones de euros. Un regalazo el que se ha hecho el copropietario de la compañía de bebidas energéticas, con el que seguramente podrá sobrellevar mejor un arranque de Mundial que se anticipa algo distinto a los más recientes, para alguien que ha celebrado los cuatro últimos títulos por obra y gracia de Max Verstappen.
Aún más extraño se le hará a Hamilton, que este domingo (5:00, Dazn) afrontará su primer gran premio como estilete de Ferrari, tras una etapa de 12 años en Mercedes que le dio para coronarse seis veces en siete años (2014-2020) y para igualar en número los siete cetros de Michael Schumacher. La tremenda onda expansiva que conlleva combinar dos marcas tan potentes como la del multicampeón de Stevenage y la del símbolo más universal de las carreras, es directamente proporcional a la responsabilidad del reto que comparten. A estas alturas es difícil calibrar si el estruendo que provocaría llevar el título de vuelta a Maranello, casi dos décadas después, sería mayor que el gatillazo de no llegar a conseguirlo. Lo bueno para toda la hinchada será poder ser testigos del trayecto. Una travesía que ya ha dejado algún que otro récord antes incluso de comenzar: la primera fotografía de Hamilton como integrante de Ferrari acumula 5,7 millones de me gusta en Instagram, más que ninguna publicación en la historia del certamen.
Hamilton parece haberse adaptado bien a la idiosincrasia de los bólidos rojos, a la espera de saber si estará a la altura de Leclerc desde el primer momento, si le llevará un tiempo ponerse al nivel de su vecino de taller, y si tendrá que remar más de lo que prevé. A sus 40 años, el #44 reconoce estar enchufadísimo y todo el mundo sabe de lo que es capaz con un volante en las manos. “No sé por qué aún tengo tanta hambre de seguir tan enfocado, dejándome la piel en lo que hago. Estoy agradecido al deporte que cambió mi vida. No sé qué sería de mí sin las carreras”, se pregunta el propio Hamilton, obligado a “desaprender”, según reconoce él mismo, “cómo hacía las cosas [en Mercedes]”.
Todo lo anterior responde al impacto mediático y publicitario; ahora falta ver qué pasará en el plano deportivo. Eso, lógicamente, siempre depende del resto de la parrilla. Y en ese sentido, McLaren parece haberse subido al Red Bull o, al menos, lleva encima esa áurea de equipo a batir tan al estilo de la tropa del búfalo rojo. Los tres días de pretemporada, en Bahréin, no ponen nada fácil hacer una radiografía demasiado exacta de cómo está cada cual. Y la primera jornada de entrenamientos, en Melbourne, confirma la solidez del MCL39, segundo (Piastri) y tercero (Norris), en la misma décima que el SF-25 de Charles Leclerc, el más veloz de todos. Hamilton, por su parte, finalizó con el quinto mejor registro, a cuatro décimas de su compañero.
McLaren empieza la temporada exactamente como terminó la anterior, con la incógnita de saber el margen que tiene sobre la Scuderia, que se dibuja como la principal alternativa, sobre todo en manos de Leclerc. Con un bólido muy afilado y que gana cuerpo con el avance del calendario, como el buen vino, la serenidad que se ha instalado en la formación británica es un aliado prácticamente inédito en el resto de los talleres, convertidos en una olla a presión.
En cinco eventos se hará seguramente la primera criba, esa que dividirá a quienes crean tener posibilidades de pelear por el título, del resto. La entrada en escena de la nueva normativa hará que los segundos abandonen sus coches mucho antes que los primeros, para centrarse en los bólidos de nueva generación que veremos en 2026. Aston Martin, con el irreductible Fernando Alonso como estilete, tiene muchos números de verse en esas, mientras que Williams debe reconfirmar el salto de calidad dado este invierno, en parte, tras el subidón que supuso la llegada de Carlos Sainz. Por lo demás, la efervescencia del último mercado hace que solo dos escuderías (McLaren y Aston Martin) mantengan la alineación de 2024, a la vez que presenta hasta cuatro novatos, alguno de ellos, como Kimi Antonelli (Mercedes), llamado a liarla gorda.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
