Xavi pasa la pelota a Laporta: así se gestó el adiós del entrenador del Barcelona
Cansado de que no le valoren, sin apoyo institucional y entre dudas del vestuario, el técnico azulgrana anuncia que se marcha y traslada la presión al presidente
Xavi Hernández sonrió, al fin. Después de meses atrapado en un laberinto de dudas, sin soluciones a los problemas del primer equipo ni apoyo en los despachos, el técnico le puso fecha de vencimiento a su etapa en el primer equipo. Una estrategia para liberarse de la presión interna y externa del Barcelona y el barcelonismo que le apesadumbraba. Necesitaba desahogarse. Hace aproximadamente un mes, el técnico ya había tomado la decisión: “Pase lo que pase, a final de temporada nos vamos del Barça”, le comunicó a su entorno. Después de la derrota en la Supercopa ante el Real Madrid, su agente Fernando Solanas pasó por la Ciudad Deportiva y puso rumbo a la casa de Xavi para definir la estrategia. “Se habló de cuándo comunicaríamos la decisión de dejar el club”, explica uno de los presentes en la reunión. El día señalado no era el pasado sábado; sin embargo, la derrota ante el Villarreal ejerció de acelerador. Una mala noche del Barça. Xavi, al menos, pudo descansar.
Cuando terminó el partido frente al Villarreal, la directiva del Barça observó movimientos extraños en el staff. No les faltaba razón: Xavi había decidido que había llegado el momento de anunciar que dejaría el club el 30 de junio. Antes, en cualquier caso, se lo quería comunicar a Joan Laporta. Por eso, cuando atendió a las televisiones con derechos, nadie se percató. “Hacen preguntas sobre fútbol”, justifican desde el entorno del técnico. En cambio, sí tuvo que morderse la lengua cuando habló con TV3. Finalizadas las flash interviews, Xavi llamó a Alejandro Echeverría, hombre de confianza de Laporta. “¿Estás con el presi?”, le preguntó; “bajad que tengo algo que deciros”. Entonces, lo inevitable: “Va a renunciar”, pensaron el presidente y su entorno más cercano, todavía en el palco de Montjuïc. De camino al encuentro con Xavi, uno de los miembros de la comisión deportiva le escribió al técnico: “Las decisiones no se toman en caliente”.
Ya era tarde.
En el despacho, Xavi esperaba junto a su hermano. Allí, en presencia de Laporta, Echeverría, Deco [director de fútbol] y Rafa Yuste [vicepresidente deportivo], el técnico argumentó su salida. Su discurso, muy meditado. Laporta, que durante el partido no había hecho otra cosa que masticar rabia en el palco —”Estaba muy encendido”, cuenta un directivo—, intentó disuadir al técnico. “Lo apretó para que se quedara”, cuentan desde el entorno del preparador azulgrana. No hubo manera de convencerlo. “Xavi no se movía de su guión”, concluye uno de los presentes. Antes de marcharse a la sala de prensa, Xavi le dijo a Laporta que perdonaba el último año de contrato. “Fue una muestra más de su barcelonismo. No hay que olvidarse que él pagó de su bolsillo la cláusula de rescisión de Qatar”, recuerdan desde el staff del entrenador catalán.
El vestuario se enteró de la noticia por la prensa. Algunos en sus casas, otros todavía en el coche, todos igual frente al anuncio de Xavi: “Ya nos lo imaginábamos”, le comenta a este periódico uno de los capitanes. El domingo por la mañana, Xavi enfrentó a sus jugadores. Entonces, sí sucedió algo inesperado. Habitualmente divididos en dos grupos, los que apoyaban al técnico (entre los que destacan Araujo, Gavi, Pedri y Ferran Torres) y los que miraban con recelo sus decisiones (De Jong, Lewandowski, Gündogan y Christensen), cerraron filas junto al técnico. La voz cantante en la charla la tuvo Sergi Roberto. “Nosotros también somos los responsables”, se sinceró el capitán. “El discurso de Sergi fue top. Muy honesto y constructivo”, explica uno de los jugadores. Hasta Lewandowski, uno de los más críticos, se mostró cariñoso con Xavi. “Uno de los veteranos le dijo al míster qué era lo que podían hacer los jugadores para que se quedara”, explica un miembro del cuerpo técnico.
De nuevo, ya era tarde.
El técnico entiende que la decisión es acertada. “Muchas veces no encuentro explicación”, reflexionó. “Si el equipo no rendía antes, ¿por qué va a rendir ahora?”, se preguntaba, el sábado por la noche, uno de los futbolistas del Barcelona. La respuesta de Xavi: “Destenso todo con este anuncio”. En el núcleo duro de Laporta coinciden con el jugador azulgrana. El anuncio saca la presión sobre Xavi, pero no sobre el equipo y mucho menos sobre Laporta. “No hay fair-play para inscribir a otro entrenador. Es verdad que Luis Enrique había anunciado que se marcharía del Barça antes del final de su contrato (lo hizo en marzo y se fue en junio), pero el contexto no es el mismo. Había consenso, era un vestuario potente y venían de ganar muchos títulos importantes”, recuerda un ejecutivo del club.
Es justamente la falta de reconocimiento uno de los motivos del adiós de Xavi. “Todo el mundo nos elogia y aquí nos matan. No nos valoran. Lo del año pasado fue un milagro y ahora nos pusieron más presión”, exponen desde el cuerpo técnico. “Veníamos de ganar una gran Liga y la Supercopa y con una plantilla mejorada teníamos unas expectativas mejores que no se están cumpliendo”, justificó Laporta. Hay una situación que al presidente y a su entorno les descoloca: “¿Cómo un chico que se pasó toda la vida en el club se sorprende con la presión que hay aquí?”. “Ser entrenador del Barcelona es cruel”, se había quejado Xavi.
Y eso que Jordi Cruyff ya se lo había advertido antes de marcharse el último verano: “Ten cuidado, te quedarás solo”. Y tenía razón. Sin respaldo en la junta ni en la dirección deportiva, Xavi también perdió la brújula del equipo. Entendió, entonces, que la catarsis pasaba por anunciar su adiós antes de tiempo. A Laporta no le quedó más remedio que aceptarlo: “Me pidió seguir hasta final de temporada y lo acepté porque es Xavi”. La presión, ahora, está en los despachos. Y Xavi, al fin, sonríe.
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