España piensa en grande

España peleará la madrugada del jueves al viernes (3.00, La 1) por ganarse un puesto en las semifinales de un Mundial femenino de fútbol que está, esta vez sí, despertando pasiones entre las aficiones de medio mundo.

Superado el mal trago ante Japón en la fase de grupos, un duelo en el que España palideció hasta recibir cuatro goles, el equipo se recompuso a lo grande frente a Suiza (1-5), de nuevo con pegada y un fútbol efervescente, un triunfo para paladear. También un éxito sin precedentes, pues fue la primera vez que superó una eliminatoria en un gran torneo y se plantó en cuartos, donde se mide a Países Bajos. “Vamos a ganar”, resuelve Luis Rubiales, presidente de la federación. Un sentimiento expansivo en la expedición, por más que se sabe que el rival es de aúpa, un conjunto que no ha tenido fisuras hasta el momento, acaso un empate con Estados Unidos. “No creo que tengamos que frenar la euforia. Hemos hecho historia y queremos seguir haciéndola”, señaló Athenea del Castillo tras el penúltimo entrenamiento en Newton Park, estadio a las faldas de las colinas de Wellington. “Pero cualquier equipo te puede sacar de este sueño, debemos tener los pies en el suelo”, matizó Alba Redondo.

Para no despegar las botas del verde, el equipo se acoge al trabajo. Como el analista de la selección, Rubén Jiménez, que se ha visto desde hace días cientos de vídeos de Países Bajos. Su trabajo es tratar de desmenuzar un equipo que sabían que plantaría batalla en el Mundial porque con el paso del tiempo y con Andries Jonker en el banquillo ha ido cuajando la mezcla de generaciones. Pero después de que Holanda venciera a Sudáfrica, el trabajo se intensificó porque la sancionada Van de Donk perdía el sitio. Así que en el cuerpo técnico plantearon dos escenarios, pues no será lo mismo que esté Damaris Egurrola —jugó en las inferiores de España porque su padre es de Bilbao, pero como no le convocaba Vilda optó por escoger la absoluta de Países Bajos, nacionalidad de su madre—, que Victoria Pelova; la primera con más toque, la segunda con más físico. Aunque la propuesta neerlandesa no cambie demasiado.

Se sabe que jugará con tres centrales y dos carrileras de luces largas, siempre con la idea de generar superioridades por dentro para encontrar la velocidad de las delanteras y los huecos para su remate. Un fútbol paciente de inicio y agitado al final. “Es un equipo que acumula mucha gente en el medio y deberemos contrarrestar su velocidad arriba, además del cuadrado que hacen en el centro del campo cuando Martens se mete ahí”, reflexionó Athenea, ya recuperada del golpe, libre al fin la enfermería española porque Ivana Andrés ya se ha sumado al trabajo en grupo tras superar una microrotura en el sóleo.

España también tiene mordiente: 13 goles en tres envites, amén de la pifia ante Japón. Queda por ver qué hace Vilda, técnico intervencionista por definición, que no renuncia a las esencias cruyffistas del toque y la posesión, pero que sí remueve el equipo con facilidad, incluso en la portería. Si en la fase previa jugó Misa, ante Suiza lo hizo Cata Coll y puede que vuelva a los orígenes contra Holanda. “Cuestión de matices”, expone el técnico. Aunque también de estado de ánimo porque Misa no lo ha pasado bien del mismo modo que Cata es más despreocupada, igual de profesional. La otra gran duda es Alexia Putellas, que llegó justa de físico tras superar una rotura de ligamentos, solo titular en la mitad de los duelos hasta el momento, diapasón de La Roja. Con ella en el campo, Jenni Hermoso regresaría a la punta y Esther González aguardaría en el banquillo.

Y si todo acaba como empieza, con un empate, dicen que España está preparada para definir desde los 11 metros. “Llevamos tirando penaltis desde la pretemporada en Benidorm. Es importante tener confianza en el golpeo, además de que tenemos grandes pateadoras y tres porteras con muy buenas manos”, convino Athenea. Todas serán necesarias. Son los cuartos de final de un Mundial, la ocasión de seguir escribiendo la historia.