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De ellas a ellos, el tenis coral está en manos de Italia

Cuatro días después de conquistar la competición femenina, el país transalpino se impone en la final a Países Bajos (2-0) y revalida el título de la Copa Davis en Málaga

Los componentes del equipo italiano posan con la Ensaladera de campeones en el Martín Carpena de Málaga.
Los componentes del equipo italiano posan con la Ensaladera de campeones en el Martín Carpena de Málaga.Juan Medina (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Se cierra este 2024 exactamente igual que finalizó 2023, con los chicos de Italia posando orgullosos con la Ensaladera de la Copa Davis en el Martín Carpena, marco fetiche ya para el país transalpino. De un año a otro, mismo vencedor y misma rúbrica; la pone de nuevo el incontestable Jannik Sinner, que con el triunfo sobre Tallon Griekspoor (7-6(2) y 6-2) redondea el éxito azzurro —antes ha cumplido Matteo Berrettini ante Botic van de Zandschulp (6-4y 6-2)— y remata una semana fantástica e histórica. Cuatro días antes, las representantes femeninas celebraban la victoria en la Billie Jean King Cup y se sacaban la espina del curso pasado, cuando cedieron en la final contra Canadá. Atinaron esta vez, de modo que Italia grita por todo lo alto: así es, el tenis de hoy es nuestro.

Ganaron ellas y vencen también ellos, 2-0 ante Países Bajos, para dar forma a un doblete que solo lograron previamente Estados Unidos (1963, 1969, 1978, 1979, 1981 y 1982), Australia (1964, 1965 y 1973), República Checa (2012) y Rusia (2021). De este modo, Italia sigue luciendo músculo y subrayando la apuesta que hizo hace una década, cuando empezó a trabajar con decisión la base y a ir esculpiendo una serie de talentos que hoy día brillan tanto de manera coral como individual. Sinner es, sin duda, la joya de la corona, un rutilante número uno que sella una temporada estratosférica, completada con dos grandes, el mando del circuito y esta guinda de la Davis, la competición que precisamente le dio vuelo hace un año. Desde entonces, victorias y más victorias, nueve laureles y, sobre todo, la sensación de que no ya solo se han desmarcado del resto Alcaraz y él, sino que además aventaja en un par de palmos al español.

El gobernador de la ATP ha ganado 29 de sus 30 últimos partidos y desde que triunfara en Cincinnati, agosto, solo ha podido frenarle el de El Palmar. Sucedió en la final de Pekín. Después, bajo techo, otros tres premios de campanillas: Shanghái, la Copa de Maestros y la Davis. Su país, pues, festeja por tercera vez, después de que el año pasado acabara con el maleficio que arrastraba desde 1976, cuando sucumbió Chile. Lo hace ahora Holanda, una secundaria que no solo emborronó la despedida de Nadal, sino que también redujo a Alemania y progresó hasta el desenlace del torneo. En esta ocasión, sin embargo, no dispuso de opción alguna, puesto que Van de Zandschulp perdió contra Berrettini —tres de tres para este último, espléndido a lo largo de toda la semana— y lo de Griekspoor con Sinner suponía poco menos que una quimera.

Dirige Italia desde los despachos, con Andrea Gaudenzi en el sillón presidencial de la ATP desde 2020, y también lo hace en las competiciones colectivas de esta recta final, teñida enteramente de un azul eléctrico. De repente, su tenis se ha encontrado con Jasmine Paolini, capaz de alcanzar las finales de Roland Garros y Wimbledon a los 28 años, cuando hasta ahora no había ofrecido pistas reseñables, y exhibe con orgullo a su diamante masculino, que a los 23 años ya ha hecho la tarea que se le presupone a todo gran campeón; a falta de una Davis, el de San Cándido ya cuenta con dos, amén de esa Copa de Maestros tan difícil de conquistar y que a no pocas figuras se les resistió; de esta forma, desbloquea las dos codiciadas casillas e irrumpirá en 2025 como un tiro, aunque también sometido a examen, con una cantidad ingente de puntos por defender.

El capitán italiano, Filippo Volandri, felicita a Sinner tras la victoria.
El capitán italiano, Filippo Volandri, felicita a Sinner tras la victoria.Juan Medina (REUTERS)

En concreto, Sinner deja un balance de 73 victorias y solo seis derrotas; es decir, un promedio del 92,4%. ¿Y qué significa esto? Que no está lejos o bien supera algunos registros excepcionales de otras estrellas. Por ejemplo, el de Djokovic en 2011 (92,1%) o el de Nadal en 2013 (91,5%), o los del mallorquín o Roger Federer en 2018 (91,8%) y 2017 (91,5%) de manera respectiva. Ahora bien, no llega a alcanzar los picos salvajes del suizo cuando nadie le tosía, antes de la irrupción del español: un 95,3% en 2005 y 94,8% en 2006. “Sientes la presión de Italia sobre tus hombros”, se sincera, unido ya al de Basilea y a Serena Williams como los únicos que han conseguido ganar al menos un set en todos los partidos que disputaron en un mismo año. Fastuoso el ejercicio de Sinner.

Sin la necesidad de apretar del todo, simplemente esperando a que su propuesta corrosiva surtiera efecto y Griekspoor cayera como fruta madura pese a la efímera réplica del segundo set, sentenció la serie definitiva y certificó el gran momento de su nación, que hoy día cuenta con seis representantes en el top-50 de la ATP —nueve en entre los cien mejores— y festeja de nuevo en Málaga. A lomos del ritmo vertiginoso impuesto desde enero por el número uno, bien respaldado por Berrettini (28) y con el aderezo de una última hornada que promete, los Musetti (22), Cobolli (22) o Arnaldi (23) en la recámara, Italia bailotea otra vez en la pista del Carpena y se eleva como la nueva potencia a batir. Únicamente cinco equipos habían logrado retener la Ensaladera: Estados Unidos, Suecia, Alemania, España y, como referencia más cercana, la República Checa entre 2012 y 2013. Hoy, está claro, el timón está en manos de los azzurri.

BERNARDES, OTRA DESPEDIDA ILUSTRE

Esta semana puso fin a su carrera Rafael Nadal y también lo hace un ilustre del arbitraje con el que el mallorquín tuvo sus más y sus menos en alguna que otra ocasión. El juez Carlos Bernardes, de 59 años, finalizó su recorrido oficial después de más de 30 años y 8.000 partidos supervisando el juego y ejerciendo con carisma desde lo alto de la silla.

A mediados de los ochenta se hizo juez de línea y en 1992 se incorporó al circuito de la ATP como autoridad principal. El brasileño ha arbitrado a 24 de los 29 números uno, de Mats Wilander a Jannik Sinner, según precisa el organismo, y fue precisamente él quien controló el primer compromiso profesional de Nadal, en Mallorca (2002).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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