Europa y la democracia española
EL Consejo de Europa, una vez más, se ha pronunciado sobre elcaso español. Dos rasgos caracterizan a la resolución ahora aprobada por la Asamblea: de una parte, la consideración de
que la restauración íntegra de las libertades políticas y sindica
les, así como la rápida legalización de todos los partidos políticos,
constituye un requisito esencial para que pueda hablarse de
democracia, en el sentido occidental del término. No basta,
pues, la actual situación de tolerancia, propia de una fase
meramente predemocrática, en la que continúan vigentes la
totalidad de las leyes represivas d ' el franquismo. La resolución
pide la existencia real de las libertades públicas y plenas ga
rantías legales para su ejercicio. Ello es imposible sin cambios
sustanciales en el actual ordenamiento jurídico. Por todo ello, el
Consejo de Europa estima que el referéndum y las. elecciones
anunciadas no iinplican por si mismos la democratización del
país, mientras la vigencia de los derechos esenciales en toda
democracia pluralista no se encuentre debidamente asegurada.
El texto de la resolución contiene, además, una apreciación
importante: . expresa el convencímientode que las instituciones
políticas actuales son un impedimento a los caminos indicados
por el Rey y su Gobierno. Ello equivale a manifestar una duda,
que tantos españoles comparten, sobre la estrategia del Gabi
nete Suárez de someter a las Cortes y al Consejo Nacional la
aprobación de la reforma política. Vuelta la oración por pasiva
ello parece significar que para el Consejo de Europa habría sido
preferible, aunque no lo afirme expresamente, contar con las
fuerzas democráticas españolas. Las dificultades revisibles que
la reforma Suárez puede encontrar en las Cortes abundan en latesis de la inutilidad de someter la reforma a ese trámite.
El Gobierno no debe subestimar el valor de resoluciones como la que comentamos. Quienes la han votado son miembros de los partidos políticos que gobiernan en Europa y en tal sentido refleja el punto de vista de las fuerzas políticas que habrán de decidir el ingreso de España en las instituciones europeas. No se trata,de.injerencias en nuestra soberanía ni de intervenciones extrañas en los asuntos de los españoles. Hablar de estas cosas. con tres bases militares americanas en nuestro suelo, y -unsinfín de multinacionales aquí- instaladas, es una ingenuidad. Europa -necesita de España y España ha, de contri*buir a la creación de,una, Europa democrática unida y fuerte. Pero queda bastante claro que si la reforma Suárez no consigue la instauración de una auténtica democracia, España no será aceptada por Europa. Por muchas esperanzas que hayan suscitado los propósitos reforinadores del presidente del Gobierno.
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