El puerto de Ondárroa puede quedar paralizado
La situación provocada en el puerto de Ondárroa (Vizcaya), uno de los más importantes de pesca de altura en el Cantábrico, per las detenciones y multas sufridas por los pesqueros vascos por pescar dentro de las doscientas millas coniunitarias, puede provocar en los próximos días el amarre inmediato de todos los barcos. Esta situación puede extenderse a otro puerto importante del Cantábrico, Pasajes (Guipúzcoa).De los 160 buques del puerto de Ondárroa, solamente diecisiete tienen licencia para faenar en las doscientas millas comunitarias. El resto no puede más que trabajar fuera de ese límite, con grave riesgo para su pesca habitual. En el corto plazo de quince días han sido apresados por guardacostas ingleses y franceses ocho pesqueros de altura ondarreses (Sagrada, Uli, Arrospe, Landaverde, Leisarre, Beti Gure Javier, Azcárate-Bengoechea,y Arbelaitz), que han tenido que pagar multas entre 20.000 y 100.000 francos (de 280.000 a 1.400.000 pesetas).
A estas cifras de pérdidas hay que añadir las partidas de pesca decomisadas (la mayoría de los buques detenidos habían hecho capturas por cantidades superiores al medio millón de pesetas) y los copos (redes) retirados.
El abogado de la Unión de Armadores declaró, en Ondárroa, que la situación del puerto después de los tres meses de huelga finalizados en marzo era caótica. «No hemos avanzado en el conflicto; la postura de la Comunidad no ha variado y seguimos teniendo sólo 124 licencias para todo el Cantábrico. Esta cifra es ridícula si pensamos que el cupo de Ondárroa es -de diecisiete para 160 barcos. »
En Ondárroa, al igual que en Pasajes y en otros pueblos del Cantábrico, se respira un ambiente de incertidumbre. La situación del pueblo no, es muy boyante tras la larga huelga citada y se teme el amarre de los barcos, la falta de trabajo, de dinero y el cierre de industrias conserveras, frigoríficas y el aparato de transporte que existe alrededor del puerto. Todo ello conllevaría un alto número de desempleo.
Hablan los afectados
El pasado viernes -con intervalo de horas- llegaron al puerto de Ondárroa los barcos Landaverde y Sagrada, que estuvieron apresados por espacio de seis y siete días, respectivamente, en el puerto francés de L'Orient, donde se les decomisó la pesca, se les recogieron redes y se les impusieron multas de 20.000 francos -al Landaverde- y 100.000 al Sagrada (la diferencia de multa estriba en que el Landaverde fue abordado por los patrulleros franceses por primera vez. El Sagrada había recibido ya previamente un aviso y era reincidente).«Las perspectivas son muy oscuras. Todos estamos mal -armadores y trabajadores-. Si los armadores no sacan sus barcos a la mar y no nos dan trabajo faltará el dinero. El problema de todas formas es ¿adónde vamos a ir si en todos los puertos ocurre lo mismo? Muchos están volviendo a sus pueblos o se dedican a otras labores por los alrededores.»
José Javier Rosales -a quien se deben las declaraciones precedentes- es el contramaestre del barco Landaverde, una de las embarcaciones que acaba de regresar de L'Orient.
«Estábamos faenando -cuenta su experiencia- a más de cincuenta millas de la costa francesa, en la parte oeste de Belle lle. Habíamos trabajado durante toda la jornada. A las dos de la madrugada nos sobrevolaron, varias veces, dos bimotores. Al poco tiempo apareció en las cercanías un patrullero francés, Croix du Sud, que tras dar varias vueltas en torno al barco y hacemos señas con los focos llegó junto al pesquero. Dos señores subieron a bordo y pidieron el rol (documentación del barco). Luego ordenaron que el Landaverde virara y pusiera rumbo a L'Orient. Allí, lo primero que hicieron fue decomisarnos la pesca. Teníamos unas doscientas cajas de pescado, con un valor superior al medio millón de pesetas. Luego nos retiraron una red que puede valer unas 50.000 Desetas.»
Los tripulantes del Landaverde vivieron durante los seis días que estuvieron retenidos en L'Orient a la espera de un juicio que se demoró. Habitaban en el barco, fondeado en el puerto, en el que no había vigilancia, aparentemente.
«Los últimos días nos quedamos sin víveres y los consignatarios del puerto no nos los quisieron vender, porque el cheque del armador no había llegado a la entidad bancaria de la localidad. Desde luego, la población del pueblo no era hostil, pero los pescadores locales estaban de acuerdo con que nos hubieran apresado.»
Por iniciativa de la Cámara de Comercio de Bilbao, dos comisiones de armadores de Ondárroa y Pasajes mantuvieron, días pasados, contactos con dirigentes comunitarios. La impresión actualmente es pesimista, puesto que la Comunidad ha decidido prorrogar un mes el actual régimen pesquero vigente con España. Posteriormente, tal parece que se redactará una nueva reglamentación más elástica y comprensiva con la realidad económica y comercial de España y la Comunidad.
Mientras tanto, los barcos más «atrevidos» toman la ruta de Gran Sol, donde también corren el peligro de invadir las doscientas millas comunitarias en zona británica.
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