Sobre Reynold González
El día 25 publicó EL PAÍS una entrevista al ex preso político cubano Reynold González. Según se desprende del texto, la entrevista no tiene otro propósito que desmentir -utilizando las palabras de González- las denuncias sobre la violación de los derechos humanos en Cuba, efectuadas por Amnesty International, por la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y por personalidades tan relevantes como Hugh Thomas, Juan Goytisolo o Rómulo Betancourt. El testimonio de Reynold González no es del todo válido. Reynold, a quien conocí en la cárcel, sólo estuvo unos años en las prisiones de mayor rigor. Allí sufrió, como todos, golpeaduras, hambre y mal trato, pero luego se prestó, como tantos miles de presos, a los procesos de rehabilitación. La rehabilitación es la «reeducación política», un vasto sistema de castración ideológica. Nadie se convierte, pero la simulación es suficiente para el régimen. El Reynold González que ha salido de la cárcel no es el mismo que entró.La horrenda situación de los presos políticos cubanos no puede seguir siendo ignorada por los españoles. Castro confesó 3.000 presos políticos en la reciente entrevista concedida a Bárbara Walters, pero en su contabilidad no incluía a los casi 40.000 hombres y mujeres internados en los «frentes abiertos», como en el que estaba el señor González. Castro se refería, exclusivamente, a los 3.000 «plantados», los 3.000 que se niegan a la rehabilitación, y contra los que no se escatima rigor alguno. Los hay tapiados en celdas a los que se les niega ropa, visitas o el simple contacto con otros presos. El poeta Armando Valladares es uno de ellos, a pesar de que está inválido. Otro es Huber Matos, el legendario héroe de Sierra Maestra. Afortunadamente acaba de publicarse 7 años en Cuba: 38 meses en las prisiones de Fidel Castro, del francés comunista Pierre Golendorf. Ese sí es un testimonio irrecusable.
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