Homenaje a Ramón y Cajal
Un homenaje a Santiago Ramón y Cajal, con la participación del doctor Laín Entralgo, cerró ayer los actos, en Madrid, de constitución del Club Español de Neuropatologia, entidad filial de la Sociedad Internacional de Neuropatología. Se renueva así la tradicional aportación de la ciencia española a este campo de la ciencia mundial, iniciada entre otros, por los doctores Ramón y Cajal, Achúcarro y Pío del Río Ortega e interrumpida desde la contienda civil española.«La escuela española de Neuropatología contribuyó considerablemente, en su tiempo, -al conocimiento de las Ciencias Naturales», declaró a EL PAIS el doctor Ricoy, secretario de la entidad. «Grandes figuras españolas -prosiguió- contribuyeron, al desarrollo de la Neuropatología, como Ramón y Cajal, Achúcarro y don Pío del Río Ortega. Pero toda esta escuela se vio truncada por la guerra civil. Hoy, los nuevos neuropatólogos, formados casi todos en el extranjero, intentamos formar este club con la finalidad de poder aportar a las ciencias neurológicas el saber de la Neuropatología española.»
Santiago Ramón y Cajal, médico español al que se le rindió el homenaje, había nacido en el año 1852 y, a los 37 años, en 1889, presentó en Berlín sus investigaciones sobre el tejido nervioso comunicando sus teorías sobre la neurona, unidad funcional y orgánica del tejido nervioso. También. estudió a fondo Ramón y Cajal las capas histolóeicas de la corteza cerebral. Por todo ello recibió el premio Nobel de Medicina en el año 1906 compartido con el hístólogo Golgi.
En el transcurso del homenaje, Pedro Laín Entralgo, disertó, basando su intervención en un estudio histórico de la lesión neuropatológica. Señaló el señor Laín Entralgo la importancia de la anatomopatología como ciencia básica de la Medicina, invitando a los participantes en la constitución del Club Español de Neuropatología, a investigar y trabajar a fondo, «a nadar -dijo- en la tradición que tenemos, rica, pobre, pero que es la que tenemos; haciendo que la Neuropatología llegue a la microscopía electrónica, a la obioquímica, conectando con ese gran imperativo de la época que es la biología molecular y conectando, también, con la clínica, con la vida del enfermo».
Insistió en el ánimo investigador que debe animar a los científicos en «esta España nuestra, problemática, que a veces nos llena de desazón y melancolía, un poquito oscura e inquietante pero que es la nuestra».
Tras las palabras del señor Laín Entralgo, habló el doctor Galo Leoz, discípulo directo de Ramón y Cajal, que aseguró que «el científico español hizo, él solo, un trabajo mayor que todos los histólogos del mundo juntos». Tras referirse a la animadversión hacia el trabajo de Ramón y Cajal por parte de investigadores, muchas veces españoles, que esperaban y deseaban el fracaso de sus teorías, «el microscopio electrónico -dijo- ha venido a corroborar todas sus hipótesis».
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