Resulta, en mi opinión,
inexacto y equivocado que el editorialista en la página 6 del 28-VIII-79 establezca elementos de comparación entre el caso Godunov y el filme Ninotchka.No se puede confundir una historia de amor como era aquella y en la que el amor estaba por encima de toda convicción política, como es lógico, con la actual, en la que el amor no existe o, más bien se trata de la crónica de un desamor.
Creo que tanto el señor Carter como su consejero para la seguridad nacional han obrado correctísimamente y su conducta no merece sino elogios desde el
(Pasa a página 10)
(Viene de página 9)
punto de vista humano, puesto que han logrado demostrar al mundo -y más en concreto al señor Gódunov- que su esposa Ludmila VIasova no le quiere «ni peñazo». Y esto es mucho más importante que toda la política habida y por haber.
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