Auge del conservadurismo en Europa
« ( ... ) Se observa en Estocolmo la misma evolución que en el resto de la Europa del norte: avance de los conservadores, muy nítido en las últimas elecciones legislativas en Finlandia y en las municipales en Noruega, descenso de la socialdemocracia, declive de los grupos que se esfuerzan en mantenerse en el centro, sobre todo los partidos ex agrario que han perdido una parte de los electores tradicionales en el campo sin poder implantarse en la ciudad. ( ... )Los socialistas siguen siendo el primer partido, pero los países de esta región ya no tienen recursos suficientes para llevar a la práctica grandes reformas. Las mejoras progresistas que proyectan cuestan poco dinero, pero exasperan a una parte de la opinión. Ocurre como si la población, después de haberse beneficiado del bienestar y del pleno empleo, se apartase de aquellos que han construido esta sociedad. Deploran ciertos frenos puestos a la libre empresa, es decir, al derecho de especular. Esta actitud es particularmente notoria entre los jóvenes electores: no tienen la vinculación tradicional de sus entepasados por la socialdemocracia y sus luchas. Un nivel de vida decente y el pleno empleo les parecen una conquista definitiva. Cierta burocracia, invasora, tutelar, se ha instalado. Los ciudadanos buscan oscuramente otra cosa y rechazan numerosas presiones indispensables para llegar a un reparto igualitario del bienestar.
Ante unos socialdemócratas congelados, los conservadores tienen aires de jóvenes gestores eficaces. Denuncian la política de los socialistas sin proponer otra cosa que una baja de los impuestos. Sin embargo, logran tranquilizar a una parte del proletariado, que se ha aburguesado, y atraer a los más jóvenes.»
París, 21 de septiembre
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