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Mohedano: "Las prisiones siguen dirigidas por una «mafia»"

«El balance de un año de la ley Penitenciaria se resume en que es un gran bluff, aunque técnicamente parecía avanzada y progresista», dijo ayer el abogado José María Mohedano en la presentación del libro Sumario 22/79 Herrera de la Mancha. Una historia ejemplar, del periodista Manolo Revuelta, que trata sobre las presuntas torturas y denuncias en relación con la citada cárcel. Mohedano afirmó también que «la lectura del libro invitaría a cualquier persona sensata a dudar del valor moral de muchos de los que rigen la democracia».

José María Mohedano dijo que personas que bajo el régimen anterior denunciaban atropellos tratan ahora de acallar las voces de quienes denuncian temas de represión policial o carcelaria y aludió a algunos militantes de UCD que «no sólo ocultan y justifican esos atropellos, sino que, además, inculpan, procesan y juzgan a quienes los denuncian». También hizo una larga alusión a Carlos García Valdés, ex director general de Prisiones, que presentó la ley Penitenciaria, y que dijo que, aunque en un principio había contado con un margen de confianza, había defraudado esas expectativas.«Las prisiones», dijo también Mohedano, tras referirse a la falta de sensibilidad de la izquierda, especialmente de los parlamentarios, en estos temas, «siguen controladas y dirigidas por la misma mafia». El abogado afirmo que «una parte importante del poder judicial no tiene un comportamiento democrático», y que «la judicatura es un poder, y un poder político, que no está sometido a control, democrático, aunque la Constitución diga que emana del pueblo».

Mohedano se refirió a los incumplimientos de la Constitución y dijo que habría que poder ejercitar la vía de recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional contra la sentencia condenatoría del director de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, porque significaría un remedio a algunas violaciones, aunque no la solución. Terminó diciendo que algunos jueces y magistrados deberían tener la valentía de decir que no están de acuerdo con la Constitución y que están contra la democracia, como bajo la dictadura lo hicieron algunos otros.

Con anterioridad intervino el profesor Aranguren, quien destacó del volumen «la oportunidad de su inoportunidad total», porque, a su juicio, un libro como éste supone un riesgo físico en este momento. «Ahora», dijo, «nadie sensato escribiría un libro así».

El diputado de Izquierda de Euskadi, Juan María Bandrés, habló de la oportunidad del libro sobre las torturas de la cárcel de Herrera de la Mancha «en un momento en que la Prensa está más que amenazada y en el Congreso hay una supuesta comisión de supuestos malos tratos en un supuesto. País Vasco. En mis encuentros, muy notorios, con Martín Villa», dijo Bandrés, «creía que no era posible que existiera un ministro del Interior peor. Ahora me encuentro con el senor Rosón. Si se aplican sus amenazas, pretende procesar a 600.000 vascos: todos los votantes de Herri Batasuna e Izquierda de Euskadi y una gran parte de los del PNV».

Pablo Castellano, diputado socialista, dijo que Herrera de la Mancha es, en efecto, una «cárcel de gran seguridad del Estado», porque están metidos allí «los que más molestan al Estado. El libro», añadió, «nos denuncia a todos. Hace años se hacía una huelga de orden público por tratar de obligar a los delincuentes a comunicar con los abogados bajo control. Algunos tuvimos la vaga esperanza de que la Constitución y la ley Penitenciaria iban a suponer algo para estos ciudadanos de las cárceles, pero todos hemos contribuido a constitucionalizar las cárceles del franquismo».

Por último, el autor del libro, Manolo Revuelta, invitó a «luchar contra ellos sin miedo a lo que venga».

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