Los problemas económicos dominan la "cumbre" occidental de Venecia
Los temas económicos, especialmente aquellos relacionados con la coordinación de las políticas económicas y energéticas, dominarán la cumbre económica occidental, que comenzará mañana, domingo, en esta ciudad. Aparte de las diferencias políticas, que muy posiblemente surgirán en este primer encuentro entre los líderes de Occidente desde la invasión soviética de Afganistán, en cuestiones económicas parece existir un consenso bastante generalizado, y este consenso se puede resumir en una frase: es necesario coordinar las políticas económicas de los diferentes países industrializados para hacer frente, con éxito, a una situación económica sin precedentes desde la última gran crisis del petróleo de 1974-1975.
Hoy, sábado, va a empezar, de hecho, la cumbre económica de Venecia. Tanto Carter como los jefes de Gobierno o Estado de Francia, RFA, Canadá, Italia, Gran Bretaña y Japón (representado por tres ministros tras el fallecimiento del premier Ohira), están hoy más atentos a la visita de Estado que el presidente norteamericano inició ayer a Europa; expertos y técnicos de los siete grandes ultiman hoy en la ciudad de los canales de Italia la agenda económica de la cumbre, que discutirán sus jefes mañana y pasado.Las adversas perspectivas económicas para la economía occidental, junto a una situación ene energética que agrava aún más el panorama global, son el centro de atención de este encuentro, que, muy probablemente, terminará por ratificar las recomendaciones globales del comité ejecutivo de la OCDE. Reunido hace dos semanas en París, este comité recomendó la continuación de las actuales políticas monetarias y fiscales para hacer frente a una inflación galopante y a una situación energética mucho más grave que en 1973.
En el frente energético está previsto que los siete grandes ratifiquen las conclusiones adelantadas hace seis meses por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el sentido de que el cupo de consumo de petróleo importado de sus veinte países miembros no debe, superar en 1.980 y en los cinco siguientes los 26,5 millones de barriles diarios. Una propuesta para recortar cuatro millones de barriles adicionales en el cupo de importaciones será recibida con reticencias en Venecia, sobre todo por parte de aquellos que pueden ver amedrentados sus planes de recuperación económica.
Mucho más difícil de resolver será el frente del desempleo. La OCDE ha previsto que sus veinte países tendrán que soportar este año. y quizá el próximo, un nivel de parados sin precedentes, con cerca de veinticuatro millones de personas buscando trabajo. Para éstos no habrá consuelo en Venecia. No sólo tendrán que seguir sin empleo, sino que además los siete grandes del mundo occidental condenan a algunos millones más al sacrificio de ver su vida normal amenazada por la pérdida del empleo.
La responsabilidad de esta triste realidad habrá que depositarla en la recomendación que esta vez, contrariamente a ocasiones anteriores, será unánime, de que los países occidentales no tienen más remedio que recurrir a una política monetaria y fiscal férrea para controlar la inflación, que, pese a los logros en los últimos seis meses, sigue hundiendo a Occidente sin posibilidades reales de contención.
Previsiones de la OCDE
La OCDE prevé para este año una inflación del 10,25% para el conjunto de los países miembros, con la preocupación de que esta tasa será aún mayor para algunos de ellos, como por ejemplo España.Según adelantó a la Prensa el ministro de Economía, José Luis-Leal, esta semana España no conseguirá bajar el índice de precios al consumo (IPC) del 15% del pasado año, pese a la dureza ' del conjunto de medidas monetarias adoptadas en cumplimiento del plan económico del Gobierno.
Además, algunos países, como España, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Francia, tendrán que pagar un alto precio para mantener la inflación bajo control. Las perspectivas de crecimiento económico serán casi nulas este año para ellos, y pese a las tímidas esperanzas que permitió dibujar el segundo semestre de 1979, este año nova a presentarse tan bien. El segundo semestre de 1980 será malo. Peor que el primero.
Evidentemente, el fondo del problema se encuentra en la cuestión energética. Los nuevos precios del crudo, que la OPEP ha decidido elevar en un 10% para este segundo semestre en su reciente reunión de Argel, no favorecen al esquema ya muy negativo dibujado por la OCDE. Los países de Occidente dependen globalmente en un tercio de sus necesidades energéticas del petróleo importado. Países como España incrementan a un 65% su dependencia y apenas tienen posibilidades a plazo inmediato para escaparse a esta situación.
Por eso, una ratificación de las políticas de ahorro, combinadas con recomendaciones decididas para la reconversión de muchos consumos a fuentes alternativas, como la energía nuclear, el gas y el carbón, serán los temas a negociar entre los siete grandes. El presidente Carter trae, en concreto, una importante propuesta en dicho sentido, pero en esta su :. tercera visita a Europa podrá descubrir que los países del viejo continente tienen menos recursos energéticos que Estados Unidos para librarse de la amenaza del petróleo. Por eso, Carter encontrará reticencias en las personas de Schmidt, Giscard, e incluso Cossiga, para aceptar soluciones de fuerza en las crisis de Irán y Afganistán. Y, desde luego, también escucharán voces autorizadas, principalmente en len gua alemana y francesa, de que Europa prefiere sus diálogos independientes con los países árabes que manifestaciones de fuerza procedentes de voces con acento polaco.
El reciclaje de los superávit en dólares que acumula la OPEP será otra cuestión que, diagonalmente, tratarán los siete grandes. Pero aquí no habrá grandes decisiones. El tema ha estado sobre el tapete en las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI), y ya se decidió en Hamburgo, el pasado abril, que tanto el FMI como el Banco Mundial podrían encontrar fórmulas para ayudar a la banca privada en el reciclaje de esos 87.000 millones de dólares en exceso que los productores del crudo acumularán este año.
Pero Carter, y muchos en Europa le apoyan, ha dicho ya su palabra sobre el tema. La banca institucional hizo un buen trabajo en 1974 en este campo, y no existe razón para que repita su labor ahora. Aunque, claro, los paganos sean un grupo de diez o quince países en desarrollo, cuyo nivel de endeudamiento exterior haya provocado que todo el mundo les considere ya en bancarrota.
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