La energía solar rentabiliza los procesos de desalinización y potabilización de agua de mar
Se ultima estos días, en Las Palmas, en el polígono de Arinaga, la instalación de lo que será la primera planta desalinizadora y potabilizadora de agua de mar en todo el mundo, movida exclusivamente por energía solar. Se trata de una planta piloto capacitada para obtener diez metros cúbicos diarios de agua apta para el consumo, que estará en pleno funcionamiento hacia finales de año. Existen en Canarias otras cinco plantas desalinizadoras de agua de mar, pero los rendimientos obtenidos por ésta -Instalada por Aplicaciones de la Energía, SA (Aplesa)- demuestran que la energía solar abarata considerablemente los costes de producción.
Este proyecto trata de demostrar la viabilidad de la energía solar come) energía primaria principal para el funcionamiento de una planta potabilizadora de este tipo. Su novedad principal es que la tecnología utilizada es exclusivamente española (sólo uno (le los equipos de control tiene patente extranjera). Durante dos años, la explotación de esta planta se ha contratado con Unelco.En principio se había previsto utilizar 25.000 metros cuadrados para la construcción de la planta., pero se ha decidició ocupar inicialmente tan sólo 2.500 (han sido cedidos por el Cabildo Insular). De ellos, 750 están ocupados por 35,3 colectores cilindro parabólicos.
Tal vez sea el subsistema solar lo más novedoso de todo el procese). Expresamente para esta planta, Aplesa ha patentado un colector solar de concentración, con espejo de aluminio, de sección parabólica y absorbedor focal de tubo de cobre; estos colectores ofrecen ventajas relativas a simplicidad de diseño, mayor ligereza (peso mínimo de los materiales empleados) y menores costes de montaje y mantenimiento. Además, esta nueva tecnología permite obtener temperaturas de trabajo comprendidas entre 80º y 130º (necesarias para evaporar eI agua), difíciles de alcanzar con los modelos conocidos de colectores planos.
Proceso sencillo
La planta está diseñada para una capacidad de 10 metros cúbicos diarios, aproximadamente las necwsidades de consumo de un hotel casi de 75 habitaciones. Su consumo específico es de, ochenta kilocalorías por kilogramo destilado. Utiliza en el proceso un sistema denominado multi-flash, de evaporación rápida, que cuenta con doce fases de recuperación y dos (le rechazo. Tiene además una bomba de vacío y un sistema de regulación y control automáticos. El sistema está compuesto en esencia por las cámaras de recupe ración de calor, cámara de rechazo de calor y cambiador de salmuera. Cada cámara de recuperación se mantiene a una presión ligera mente inferior a la de saturación correspondiente a la temperatura de la salmuera que entra por la parte inferior de la misma (conducción B en el gráfico). En consecuencia, parte de esta sal muera se transforma en vapor a la temperatura de saturación correspondiente a la presión reinante en la cámara, y el resto de esa manera se enfría hasta casi la misma temperatura. El vapor formado asciende a la parte superior de la cámara y se condensa s obre un condensador D, por cuyo interior circula la sal muera en fase de calentamiento a una temperatura algo inferior a la del vapor. De esta forma se apro vecha el calor de condensación del vapor para calentar la salmuera. Esta circula por la parte inferior (salmuera evaporante) y se introduce en la cámara siguiente, donde la presión es inferior a la temperatura de saturación de la misma; se repite así el fenómeno. El agua dulce, condensada ya, se recoge en las cámaras interiores A, y está preparada para su posible potabilización con la mezcla pertinente de sales minerales.La iniciativa de instalar una planta desalinizadora alimentada por energía solar partió del Centro de Estudios de la Energía, del Ministerio de Industria, que en 1979 convocó un concurso público para la adjudicación del proyecto. -Cada una de ellas presentó un proyecto preliminar, que sirvió de base para la adjudicación, encomendándose la construcción de la misma al grupo Aplesa-DOMO, asociación temporal con participación del 95% de la primera, perteneciente al holding de Campsa. Según los responsables de Aplesa, todavía es pronto para barajar cifras económicas, aunque se calcula que el precio del metro cúbico de agua obtenida de esta planta ascenderá a.780 pesetas, incluyendo los gastos de investigación (las inversiones han ascendido a 38 millones de pesetas). Se piensa que estas cifras disminuirán sensiblemente, hasta alcanzar las 470 pesetas por metro cúbico, una vez que la producción esté estandarizada. El precio de una de estas plantas podría ascender a veinte 7,8 millones; suponiendo un plazo de amortización de veinte años, los costes de amortización alcanzan ya 211 pesetas por metro cúbico. Con esta planta se calcula que el ahorro energético será de unos 2,5 kilogramos de fuel por cada metro cúbico de agua tratado.
Los resultados, que no son extraordinariamente positivos por el momento, interesan ya, sin embargo, por tratarse Canarias de una zona en la que el problema del agua no se debe tan sólo a la carencia de este recurso, sino también a unas leyes que permiten su explotación por medio de unas pocas manos (los aguatenientes).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.