Ensidesa: 26.000 trabajadores pendientes de su futuro
Ensidesa, con una plantilla de 26.000 trabajadores, constituye la primera empresa de Asturias, que al tiempo genera, de manera directa e indirecta, hasta 15.000 puestos de trabajo más. La difícil situación por la que atraviesa en la actualidad, consecuencia de la crisis que afecta a la siderurgia a nivel general, constituye el más patente ejemplo de la dependencia que presenta la economía asturiana de la empresa pública, cuyos centros de decisión son ajenos a los intereses regionales.La reestructuración en marcha en Ensidesa se encarta en el plan de saneamiento y relanzamiento que para el sector Siderúrgico ha aprobado el Gobierno. En este sentido, el portavoz socialista en la Comisión de Industria del Congreso, Pedro de Silva, señala que las empresas no son «islas y, por tanto, deben considerarse enmarcadas en su ámbito de incidencia; en este caso, en el marco de la industria asturiana y, consecuentemente, íntimamente relacionada con el desarrollo económico de la región».
No obstante, parece ser que los mismos criterios centralistas que determinaron el actual nivel de crecimiento de Ensidesa (su implantación en Avilés arrastró un fuerte contingente inmigratorio, que hizo aumentar los habitantes de esta ciudad de los 21.270 que la integraban en 1950, a los 67.891 censados quince años más tarde, con la consiguiente configuración de «ciudad fábrica»), son los que, en la actualidad, se aplican para reconvertir la empresa y hacer rentable su explotación.
El programa de saneamiento y reconversión aprobado por el Gobierno para la industria siderúrgica integral tiene una especial incidencia en el caso de, Ensidesa, cuya plantilla se verá necesariamente reducida con el consiguiente coste social para la región. En este sentido, los sindicatos con implantación mayoritaria en la empresa -su comité lo encabeza UGT, con 43 delegados, seguida de CC OO, con 38- parecen tener asumido dicho coste, pero plantean un frente unido de oposición a determinados aspectos de los tres objetivos por el referido plan, actualmente en trámite de negociación entre las direcciones de las tres empresas del sector y la Administración.
Respecto al primero de los objetivos, referido al saneamiento financiero de las empresas, los sindicatos se muestran de acuerdo con el mismo, por entender que les resulta una cuestión ajena, limitada exclusivamente a las empresas y la banca, tanto privada como oficial.
En este punto, Ensidesa presenta un endeudamiento con la banca oficial, concretamente el Banco de Crédito Industrial, que representa un total de 25.000 millones de pesetas, de una parte, y otros 60.000 millones de pesetas directamente con el INI. De los créditos de Ensidesa a largo plazo, el 22% corresponde a capital extranjero.
En cuanto a la reducción de los costes de personal, mediante una contención de los salarios, reducción del absentismo y eliminación de los 5.800 puestos de trabajo, que para el conjunto de las tres empresas se considera como excedente de mano de obra, los sindicatos se muestran conscientes de la necesidad de establecer una cierta moderación salarial, que no necesariamente se ajustaría a las pretensiones del Gobierno, fijadas en el crecimiento cero para 1981, y del 4% para cada uno de los dos años siguientes.
Respecto a los 5.800 puestos de trabajo, cuya eliminación plantea la Administración, 4.300 mediante jubilaciones y 1.500 a través de despidos negociados, los sindicatos, que aún no conocen el reparto de dicha cifra entre las tres empresas del sector, consideran que en Ensidesa, salvo las 1.417 jubilaciones a punto de concluir su negociación en base a condicionamientos de carácter físico, «no sobra ni un puesto de trabajo».
El último de los objetivos, relativo al relanzamiento del sector tras su saneamiento, mediante la inversión directa de 130.000 millones de pesetas, las centrales exigen que se aborde de manera paralela a la moderación salarial y entendido como contrapartida al conjunto de medidas para reducir el coste de personal.
Especial preocupación constituye para la región la demanda para Ensidesa del tren de bandas en caliente, cuya ubicación definitiva aún no ha sido decidida por la Administración, y en torno a la cual se libra una batalla política de la que no están ausentes, una vez más, intereses económicos ajenos al principado.
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