La dirección del partido comunista polaco, desbordada por el asamblearismo de las bases
Cuando faltan sólo cuarenta días para el comienzo del IX Congreso Extraordinario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), a todos los niveles: barrio, fábrica, ciudad y provincia, se discute abiertamente y con fuertes tonos críticos la situación del partido, al mismo tiempo que los dirigentes pasan apuros para ser votados por las bases para los puestos de delegados al congreso. En una sala del auditorio máximo de la Universidad de Varsovia se encuentran reunidas unas cincuenta personas, bajo la presidencia de una mujer, que impone orden en la discusión, a veces acalorada. Se trata de una reunión preparatoria de la posterior conferencia del partido de la capital, que tendrá lugar los próximos 26 y 27 de junio.
En la reunión del mayor auditorio de la universidad están reunidos algunos representantes obreros, empleados y varios intelectuales. Un obrero de la fábrica de la moneda gesticula y se queja de que «no hay representantes obreros aquí ». La presidenta le interrumpe para decirle que fueron invitados todos, pero no han venido, No tienen motivo de protesta».El representante de las Líneas Aéreas Polacas (LOT) toma la palabra para acusar fuertemente a los intelectuales, «que no tienen ni idea y sólo saben hablar. Nosotros demostramos cómo se hacen las cosas, al elegir directamente a nuestro director». La compañía aérea LOT ha designado un director, elegido por los delegados de los trabajadores.
Ante más de un centenar de personas, los aspirantes al puesto se presentaron ante la comisión seleccionadora, donde el representante del Gobierno se limitaba a hacer la salvedad de que aquella forma de elección del director de la empresa era ilegal.
Los aspirantes presentaron sus currículos y sus programas de trabajo, al mismo tiempo que tuvieron que contestar a las preguntas de la asamblea, ante los atónitos psicólogos y sociólogos encargados de la selección. Al final resultó elegido un empleado de la LOT, que ganó la confianza de los delegados de la base y ha pasado a desempeñar el puesto de director de la compañía.
En la reunión de la Universidad de Varsovia, el representante de la LOT se queja de que el miembro del Buró Político Stefan Olzowski, uno de los representantes de la línea dura, no tiene tiempo para acudir a la conferencia de la empresa: «Le llamé varias veces y sólo pude hablar con su secretario. El no es tan inocente como para no saber lo que ocurre en Polonia, porque si se dio cuenta en la época de Gierek de lo que ocurría, ¿por qué no vino ante nosotros para denunciarlo, en vez de marcharse de embajador?».
Campaña electoral
El tono de la discusión era inconcebible en el partido hace un año. Se critica sin inhibiciones a todos los niveles. Más de un dirigente pasará serias dificultades para ser elegido delegado al congreso. Para conseguir uno de los 2.000 puestos de delegados está abierta una verdadera campaña electoral. Sólo los delegados tendrán posibilidades de ser elegidos para el Comité Central y, luego, el Buró Político. Las bases del partido tienen conciencia de su poder y están en ebullición.Otro miembro del Buró Político, Kazimierz Barcikowski, el negociador del acuerdo de Szczecin y hombre de centro en el espectro del partido, pasó grandes apuros para ser elegido delegado en la ciudad portuaria del Báltico, donde las discusiones sobre su elección duraron día y medio. Al final, Barcikowski consiguió 205 votos de los 307 votantes y tendrá un puesto de delegado en el congreso. Para los anteriores congresos del partido reinaba unanimidad total a la hora de elegir delegados.
En la discusión del auditorio de la universidad interviene un delegado para decir que se ha realizado un sondeo de opinión sobre quién merece más confianza de los polacos y el resultado fue que «quedó en primer lugar la Iglesia; en segundo, Solidaridad; tercero, la Dieta o Parlamento (Sejm); en cuarto lugar, el primer ministro Jaruzelski; en quinto lugar, el Ejército, y sólo en sexto lugar, el partido con otras organizaciones ».
Los asistentes toman notas cuidadosas y pasan a discutir de nuevo. Un profesor de música denuncia que no hay papel para imprimir libros y periódicos, pero luego se exporta papel al extranjero. Un médico propone la elaboración de un plan que asegure un mínimo asistencial a la población, donde se incluya también la salud pública.
Un redactor del semanario Polityka sale en defensa de Barcikowski, el director del diario Zycie Warszawy (Vida de Varsovia), que también asiste a la reunión, escucha con atención. Un obrero toma la palabra para lanzarse contra los intelectuales, que «hablan y no hacen nada. Hay que hacer las reformas y dejar de hablar».
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