Balance mediocre de la economía española en 1981 en contraste con las previsiones optimistas del Gobierno
El año que acaba de terminar "ha sido, en el mejor de los casos, mediocre". Más allá de la estéril polémica sobre si el crecimiento económico en 1981 ha sido ligeramente positivo, cero o incluso suavemente negativo, la frase de Juan Antonio García Diez, ministro de Economía y Comercio durante el ejercicio y vicepresidente del Gobierno para Asuntos Económicos desde hace unas semanas, refleja claramente la situación de estancamiento de nuestra economía. Y contrasta con el optimismo manifestado sobre su gestión, a principios del pasado diciembre, por el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, ante el Pleno del Congreso que debatía los Presupuestos Generales del Estado.
Las perspectivas para 1982, al igual que ocurrió en diciembre de 1980 con respecto al pasado ejercicio, se presentan a juicio de todos -Administración, expertos privados y organismos internacionales especializados- como favorables a una cierta recuperación de la economía española.La clave, al igual que en 1981, está en principio en el grado de eficacia de la gestión económica del Gobierno y en la decisión inversora del empresariado.
En octubre de 1980 el Gobierno, en el proyecto de ley de Presupuestos del Estado, adelantaba sus previsiones económicas para 1981. Meses después Leopoldo Calvo Sotelo, en el discurso de investidura de febrero último, resumió en seis grandes apartados su programa económico. Los resultados, a la vista de los últimos indicadores, han sido cuando menos desiguales.
Problema energético, principal escollo
Calvo Sotelo, tan sólo hace unas semanas, exponía con orgullo y sin rubor ante el Congreso las realizaciones de su Gabinete en el primer gran apartado de su política económica.La disminución del consumo de energía por unidad de producto, que se inció en 1980, continuó en el primer semestre del pasado ejercicio con una tasa del orden del -2%. En los seis primeros meses de 1981 la utilización del carbón aumentó el 16%, mientras que descendió en un 5% el consumo de petróleo.
La opción nuclear se ha afirmado fuertemente (incremento de la producción del 80% en el primer semestre), se han diversificado las fuentes y suministradores de energía y se ha practicado una política realista de precios.
Finalmente se creó el Instituto Nacional de Hidrocarburos y se ha anunciado ya la revisión del Plan Energético Nacional.
La política energética, que se ha visto favorecida por la gran estabilidad de los precios de los crudos (sólo en parte perturbada por los cambios de paridad del dólar), ha sido a juicio de los expertos bastante favorable.
No obstante, hay que añadir al balance expuesto por Calvo Sotelo que en octubre último se han incrementado las importaciones de petróleo en un 111 % en valor y en un 93% en tonelaje con respecto a octubre de 1980. Y que durante este mes y el de noviembre ha caído la demanda de electricidad en más de un 2%.
Las perspectivas para 1982 apuntan hacia una estabilidad de los precios internacionales de los crudos, que puede ser contrarrestada en alguna medida por nuevas revalorizaciones del dólar. Los efectos de la sequía, por otra parte, repercutirán en un cierto incremento de las importaciones de petróleo.
Inversión y empleo
El segundo núcleo de grandes actuaciones económicas, expuesto por Calvo Sotelo, se centraba en lograr un mayor dinamismo del aparato productivo, mediante realización de mayores inversiones que mejoraran la renta y crearan empleos estables.Jaime García Añoveros, ministro de Hacienda, al presentar los presupuestos de 1981, expuso la creencia del Gobierno de que el desempleo aumentaría débilmente el pasado ejercicio.
La realidad, sin embargo, no se ha ajustado a las previsiones del Gobierno. En diciembre de 1980 había en nuestro país 1.393.000 parados registrados, y en octubre último la cifra había crecido hasta 1.650.000.
El número de parados, a 31 de diciembre pasado, puede rondar -según los expertos- los dos millones. Y todo ello pese a que ha habido un comportamiento mejor, aunque tímido, de la inversión que podría haber crecido un 3,5% en términos reales (un 2% la privada y un 1,5% la pública).
El propio Calvo Sotelo, en el balance que realizó ante el Congreso, reconoció que "los mejores datos sobre la inflación de costes y precios, sobre las inversiones y sobre el comercio exterior no han producido todavía el cambio importante y deseado en las cifras de ocupación". Para el presidente del Gobierno "disminuir los costes relativos del trabajo es la más ardua y penosa tarea de la política económica". El hecho, sin embargo, es que los costes laborales han seguido presionando con fuerza sobre los precios, a pesar de la debilidad de la demanda. "El aumento de la retribución media por hora trabajada", según CEOE, "se situó durante los siete primeros meses de 1981 en tasas cercanas, al 20%, como consecuencia no sólo de las ganancias medias por persona, sino también de las reducciones de jornada previstas".
Y todo ello con un crecimiento salarial inferior al del año precedente en virtud de los electos del Acuedo Marco Interconfederal (AMI) y con un aumento de la productividad.
Las perspectivas para 1982 son, en principio, favorables a una disminución de estos costes, pero ya lo eran en diciembre de 1980 con respecto al año último.
El Acuerdo Nacional de Empleo ha sustituido y ampliado en lo esencial al AMI, la productividad seguirá aumentando y se han reducido los costes de la Seguridad Social. Hay muchas dudas, sin embargo, sobre el compromiso contraido de crear 350.000 puestos de trabajo.
La inflación continúa en niveles altos
Jaime García Añoveros, al presentarlos Presupuestos para 1981, en octubre de 1980, adelantó la previsión de un incremento de los precios al consurno del 13,5% en el pasado ejercicio.Tan solo hace unos días, sin embargo, el vicepresidente económico García Díez declaraba que la inflación en 1981 habrá estado en torno a un 14,5%.
La disminución en un punto o punto y medio de la inflación con respecto a la tasa de 1980 (que se situó en el 15%) es importante, pero a juicio de los expertos privados y de los partidos de izquierda demasiado costosa para un contexto de estancamiento económico y de un aumento de cerca de medio millón de desempleados.
Las previsiones gubernamentales para 1982, consideradas muy optimistas por distintos observadores, fijan la tasa de inflación en un 12%.
Reconversión industrial, pieza clave
La reconversión industrial, otra de las piezas esenciales de la política económica de Calvo Sotelo, se ha puesto en marcha en el segundo semestre de 1980.Se han firmado ya los planes relativos a seis de los diez sectores inicialmente previstos para reconvertirse, que absorben la gran mayoría de los fondos arbitrados para el trienio: algo más de 600.000 millones de pesetas (ayudas presupuestarias, avales y créditos oficiales).
Frente a esta reconversión, muy criticada por su carácter sectorial e indiscriminado (en las ventanillas de Industria y Energía formaron cola una veíntena de sectores), la atonía de la actividad industrial ha sido una de las características de 1981.
"La producción industrial (excluida la construcción) se desenvuelve en un tono de gran debilidad, hasta el punto -según CEOE- de que el crecimiento real en 1981, caso de existir, no irá más allá de unas décimas".
Comercio exterior y liberalización
Calvo Sotelo manifestó ante el Congreso que los resultados disponibles del comercio exterior manifiestan un comportamiento satisfactorio al menos en tres sentidos: aumento de las exportaciones, distribución geográfica de las mismas y saldo de la balanza comercial.CEOE, en su último informe de coyuntura, afirma que "el espectacular incremento de las exportaciones durante el tercer trimestre de 1981 requiere ciertas matizaciones, a fin de no interpretar como un cambio en la tendencia (en los dos anteriores trimestres las tasas fueron negativas), lo que se debe, en parte, al mero cómputo estadístico".
Los datos oficiales últimos sobre comercio exterior, relativos a octubre, hablan de un incremento del 55,4% en las importaciones y del 13,7% en las exportaciones con respecto a igual mes del pasado año 1980.
Las medidas de liberalización del sistema financiero, que van a continuar desarrollándose, han sido eficaces, aunque tímidas, a la vista de los resultados.
La mala marcha de la agricultura, el elevado déficit público (que ha desbordado un año más las previsiones) y la política monetaria, han condicionado el ejercicio de 1981 y van a proyectar sus efectos sobre 1982.
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