El Gobierno Thatcher decide hoy su respuesta a la proposición
La primera ministra británica, Margaret Thatcher, se reunió anoche urgentemente con algunos de sus ministros y jefes de Estado Mayor para discutir el plan para las Malvinas que le había transmitido el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig. Hoy, en Londres, el Consejo de Ministros en pleno tendrá que decidir su respuesta. Se plantean algunos dilemas.Thatcher, que ayer recibió un documento de Haig sobre los resultados de sus conversaciones en Argentina, y sus ministros han declarado públicamente días pasados que exigían la retirada completa argentina de las islas, incluido el personal civil. También han afirmado el derecho de los habitantes del archipiélago a su autodeterminación. Pero el rechazo del plan aumentaría los riesgos de una posible guerra. Según la BBC, Margaret Thatcher lo rechazará. Otros comentaristas eran más cautos, pero señalaban que la aceptación del plan podría acabar con la unidad parlamentaria que ha predominado hasta el momento. Tanto los laboristas como los conservadores estaban anoche divididos y confusos en cuanto a la respuesta adecuada. El remitir la cuestión de la soberanía a la ONU no debería plantear grandes problemas, pero lo más difícil de aceptar para Thatcher será una administración dual de las islas sin la participación de un tercer país neutral. Hoy será un día crucial para evitar o no una guerra y poner en tela de juicio el futuro político del actual Gobierno británico.
A pesar de que el laborista Danis Healey pidiera un administrador de la ONU para las Malvinas, mientras se negocia la cuestión de la soberanía, el Foreign Office se: muestra reacio a esta idea, contemplando otras alternativas que no ha revelado. Francis Pym aseguró que ésta no es necesariamente la mejor salida a la crisis, sin duda, temeroso de un veto soviético a ese organismo internacional.
"La Unión Soviética está, indudablemente, cada vez más implicada en Argentina", aseguró Pym, refiriéndose asimismo a las declaraciones del embajador británico en Washington. Este avisó ayer, en esta guerra de símbolos, señales y ruidos, que la crisis podría llevar a una permanente presencia soviética en el Atlántico sur si Moscú ayuda militarmente a Argentina, pidiendo una base a cambio.
El Gobierno británico seguía decidido a utilizar la fuerza, "si es necesario", para recuperar las Malvinas, pero Pym insistió en la necesidad de agotar todas las vías diplomáticas antes. El Ministerio de Defensa reitera que el destacamento naval está en rumbo y puntual. Superada la isla de la Ascensión, último punto de apoyo logístico para el destacamento, se espera que la flota británica llegue a las islas Malvinas el próximo fin de semana.
Como para no dejar lugar a dudas sobre sus intenciones, el Gobierno británico sigue reforzando su destacamento, al que se unirán novecientos paracaidistas más, según se anunció ayer. Con dos navíos mercantes más requisados ayer, el destacamento cuenta con un mínimo de sesenta barcos, de los cuales dieciséis al menos son buques de guerra.
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