A. Mitscherlich, médico y escritor
Alexander Mitscherlich, psicoanalista y escritor alemán, autor de libros mundialmente conocidos, como La incapacidad de sentirse triste y En el camino hacía una sociedad sin padres, murió el sábado pasado, en la ciudad de Francfort (República Federal Alemana), a la edad de 75 años, víctima de un fallo del corazón.Mitscherlich, que siempre se consideró un médico, desarrolló, a lo largo de su ajetreada vida, un concepto de enfermedad como resultado de complejas relaciones psíquicas y sociales, que por la repulsa de la medicina clásica, para la que la enfermedad es un objeto de la ciencia natural.
Esa concepción clásica, explicaba Mitscherlich a la clase médica alemana, condujo a las prácticas inhumanas de los médicos del Tercer Reich, permitiéndose, en nombre de la ciencia, todo tipo de experimentos sobre hombres vivos. La clase médica no se lo perdonó.
El escritor bávaro nació el 20 de septiembre de 1908, en Munich. Empezó interesándose por la historia, aunque no pudo, por razones políticas, acabar su tesis sobre Lutero. Se hizo luego librero, hasta que se decidió por la medicina, cuyos estudios tuvo que interrumpir al ser detenido por la Gestapo.Su atracción por la historia ya no le abandonaría.
A su concepto de enfermedad pertenece la afirmación de un entenebrecimiento colectivo de la conciencia, lo que explica la amenaza constante del fascismo que sobrevive en estado latente en la sociedad. La curación sólo es posible mediante un esfuerzo cultural de reflexión sobre las amenazas latentes, de tal modo que hablar de curación es hablar de ilustración. Su diagnosis de los males de la civilización le llevó a tratar los problemas de masificación, socialización y agresividad. de la sociedad urbana en unos términos que le acercaron a los prohombres de la Escuela de Francfort, con la que, sin embargo, nunca quiso identificarse, aunque reconocía la comunidad de objetivos políticos. A Mitscherlich le interesaban, sobre todo, las motivaciones concretas del paciente y de la enfermedad; de ahí que se sintiera perdido en lo que él llamaba filosofía especulativa de los Adorno, Horkheimer y Habermas. Conceptos como Ilustración o Resistencia eran para el médico muniqués asuntos personales y no se fiaba de las soluciones políticas, aunque fueran de izquierdas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.