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Una delegación maya denuncia el genocidio de Guatemala

En las películas del Oeste son siempre las tierras la razón suprema de la beligerancia del indio. Se deja siempre entrever que lo que está en causa es algo más que un título de propiedad: la tierra es el seno materno fuera del cual el indio no puede vivir. En Guatemala, después del genocidio perpetrado por el general Romeo Lucas García, tal y como declaró el Tribunal Internacional de La Haya, hace casi dos años, "sólo luchamos por la vida", dice a EL PAIS Carmelita Santos, una india superviviente del altiplano gualtemalteco.

"El Gobierno de Ríos Montt nos dice que no contemos lo que vemos allá. Yo he venido a contar lo que hemos visto". Carmelita Santos no hace análisis, ni da explicaciones profundas. Sólo hace un relato, con la fuerza que tienen las culturas que, como la maya, se transmite por tradición oral.Desde que tomó el poder Efraín Ríos Montt, en el último mes de marzo, han muerto más de 5.000 indios y más de un millón se encuentran huidos por las montañas. "Los soldados empezaron matando a los señores, porque dicen que los indios somos pícaros. Pero nosotros somos personas porque tenemos el mismo espíritu y sentimos el mismo dolor". Como los hombres se han ido a la montaña, el escarmiento se centra ahora en las cosas, los niños y las mujeres.

Carmelita Santos vivía en un poblado construido sobre la antigua civilización maya. "Un día", cuenta ella, "vinieron los gringos a escarbar y todo eso. Entonces los papás reclamaron que no abrieran zanjas en sus terrenos y debajo de los ranchos. Lo que hicieron los gringos fue llamar a los soldados. Cuando llegaron echaron gasolina y quemaron a todos los señores. Volvieron a pasar otra vez y quemaron a los niños. Un soldado preguntó al capitán que por qué quemaban a los niños si no podían agarrar un arma. Hay que acabarlos, contestó el capitán, porque son descendientes de los indios, como que son iguales que los padres, y aprenderán sus picardías".

Para la representante del Comité Pro Justicia y Paz, con Ríos Montt habría que hablar más que de un genocidio, de un etnocidio: "Masacrando a los niños, se mata al mayor tesoro de la familia indígena; matando al anciano, se mata al depositario de la sabiduría del pueblo y asesinando a la mujer se mata la vida futura del pueblo indio."

'Patrullas civiles'

El último invento de Ríos Mont son las patrullas civiles. Para proteger a la población civil, el Ejército ha creado unas unidades de civiles a las que se obliga a matar a sus compadres, "y si no, machetean a la mujer y a los hijos", dice, mientras enseña un álbum de fotos sangrientas. Según los dos sacerdotes guatemaltecos que acompañan a Carmelita, "lo que se pretende con estas patrullas es romper por el miedo toda relación entre la guerrilla y el pueblo".Cinco mil muertos en cinco meses da muchos niviertos diarios. Como la mayoría no son víctimas de la guerrilla, sino habitantes de poblados, la historia de Guatemala en el Gobierno de Ríos Montt es una pasión civil, como ocurrió en Plan de Sánchez, el 18 de julio: mataron a 225 pobladores que habían ba ado al mercado del pueblo, sin que nadie supuiera por qué. Así lo ha reconocido el episcopado, caracterizado por su discreto silencio frente a las continuas matanzas: "Jamás en nuestra historia nacional se ha llegado a extremos tan graves. Estos asesinatos se ubican ya en el campo del genocidio".

"Nos consolábamos", sigue relatando Carmelita Santos, "que Ríos Montt, cuando llegó al poder, decía que era cristiano, ya que nuestro pueblo es muy religioso. Pero ese hombre usa el nombre de Dios para engañarnos". Cuando Ríos Montt llegó a presidente, inició su mandato con una plegaria: "Te agradezco, mi Dios. Tú eres el que me has puesto aquí".

El nuevo presidente pertenece a una secta fundamentalista y se toma a pecho su misión divina. Todos los domingos aparece religiosamente en un programa televisivo, con el que tienen que conectar todas las emisoras de radio. Se trata de una plática religiosa.

El Comité Pro Justicia y Paz de Guatemala comentaba así sus soflamas pietistas sobre la familia: "Hay testimonios que nos dicen que matan a los niños de treinta treinta en treinta y que no lo hacen con balas sino que los toman por los piececitos y los estrellan contra los árboles y contra las piedras. Se han incrementado las violaciones de mujeres, lo mismo que la matanza de ancianos y mujeres embarazadas. Como cristianos, protestamos por el uso hipócrita del santo nombre de Dios".

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