El 'sprint'
El sprint es al ciclismo lo que el penalti al fútbol. La diferencia, en la hora de la verdad de cada deporte, es que aquél suele ser siempre masivo y que se produce a la máxima velocidad. Entre los 60 y 70 kilómetros por hora. En una jornada como la de ayer, si a una etapa corta en kilometraje se une un trazado casi llano, sobre todo al final, sólo el abanico de rigor y un corte por el viento, puede impedir la llegada en grupo. La lucha en los últimos kilómetros, los decisivos, se plantea siempre entre los equipos de los velocistas -que tratan de preparar el camino de los últimos metros a sus, compañeros-, y la escapada sorpresa de un rodador sin punta de velocidad ni posibilidades de ganar de otra manera que no sea en solitario.Ayer, el equipo de Saronni quiso recuperarse de su fallo del miércoles al no estar atento en el corte y trabajó de lo lindo para su jefe, un gran sprinter. Pero parece que el campeón del mundo se está pasando de cómodo y de rodaje para el Giro. No prosperó el salto de Recio (Kelme), controlado por los gregarios italianos, y tampoco el posterior de un pupilo de Hinault, al que empezó a remontar el propio Saronni de forma impresionante. Sin embargo, en estos casos siempre hay que contar con un belga, que perderá muchos minutos en las cuestas, pero sigue las tradición de los Van Looy o Van Steenbergen. Siguió la estela de Saronni que, no obstante, cedió demasiado fácilmente y se dejó ir por una rueda. En el Giro no se lo habrían perdonado.
De todas formas, ayer como hoy, deben correr días de transición y relleno. Hasta el domingo, con la primera gran etapa de montaña, que termina en la localidad gerundense de Castellar de Nuch a 1.500 metros de altura después de pasar otro puerto de primera categoría y, dos de tercera, no llegará uno de los momentos culminantes de la Vuelta.
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