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La policía busca sin éxito las bombas de ETApm

La policía sospecha que el comando de ETApm que colocó varias bombas en Barcelona no ha abandonado la ciudad

La Jefatura Superior de Policía de Barcelona y la Guardia Civil han iniciado una amplia operación policial en las calles de Barcelona, en busca de un comando de ETA pm VII Asamblea que supuestamente sigue en Barcelona y cuyos componentes serían los autores de la colocación de los dos artefactos explosivos desactivados por la policía en la madrugada del viernes. Paralelamente, la policía sigue rastreando las zonas en que se supone que han sido colocadas las otras cuatro bombas, cuya instalación ya fue anunciada por la organización terrorista el pasado domingo.

La creencia de que varios componentes de un comando de ETA pm, se encuentren en Barcelona se basa esencialmente en el convencimiento policial de que las dos bombas halladas en la noche del jueves al viernes en la Rambla de Santa Mónica y en un lavabo del Centro Cultural de los Ejércitos, en la plaza de Cataluña, habrían sido colocadas el mismo jueves. La Policía había rastreado anteriormente esos dos puntos a comienzos de esta semana, cuando se comprobó la autenticidad de los primeros comunicados de la organización vasca que anunciaba la instalación de seis bombas en distintos puntos de Barcelona, aunque los rastreos no aportaron ningún resultado.Entre 4 y 6 personas

Esta operación policial tiene dos objetivos; uno básicamente informativo, destinado a la localización de los terroristas, que se supone no son menos de cuatro ni más de seis; y otro preventivo, cuya finalidad es la de localizar los artefactos que aún restan por desactivar

En esta operación intervienen algo más de una docena de inspectores del Cuerpo Superior de Poli cía, repartidos entre el segundo grupo de la Brigada Regional de Información la Brigada de Seguridad Ciudadana. También colaboran en las tareas de investigación y rastreo dos patrullas de policías nacionales, unos veinte hombres, ocho artificieros del grupo de desactivación EDEX y cuatro perros especializados en localizar artefactos explosivos, con sus respectivos guías, que siguen rastreando los untos de Barcelona donde la organización ETA pm VIII Asamblea ha declarado haber instalado bombas.

La Policía efectuó ayer un gran despliege con el fin de localizar las cuatro bombas que se supone están escondidas en algún lugar de la montaña de Montjuïc, en la zona militar del aeropuerto de El Prat y en las inmediaciones del cuartel del Bruch, en la parte alta de la Diagonal. En Montjuïc, y según las indicaciones de la propia organización terrorista, hay instalados dos artefactos. Uno cerca del Parque de Atracciones, en su entrada sur, junto a la estación del funicular, y otra cerca del Museo del Ejército, ya en la cima de la montaña, en los alrededores del castillo.

Ayer por la mañana, las tres zonas fueron rastreadas al milímetro sin que pudiera encontrarse ningún tipo de explosivos. En el aeropuerto, la acción de los perros se vio muy dificultada por la enorme extensión que debieron olfatear y rastrear. Según un experto, "estos canes son capaces de saber si un paquete sospechoso es o no es un artefacto explosivo, pero es lógico que después de media hora o una hora de búsqueda infructuosa en pleno campo, al aire libre, se cansen y la operación no sea lo rápida que esperamos".

Paralelamente a todas estas infructuosas acciones policiales, y según informaron a EL PAIS fuentes oficiales, el servicio de información de la Guardia Civil también se integraba en las investigaciones en torno a la posible existencia de un comando de polimilis en Barcelona, y apoyaba a la Policía en las tareas de búsqueda de explosivos.

La Policía teme que los terroristas hayan conseguido uno de sus objetivos: tener en jaque a las fuerzas del orden, que hasta ayer se mostraban muy tranquilas, a pesar de estar en estado de alerta.

Un portavoz oficial ha declarado a EL PAIS que "no basta con que nos digan que hay una bomba en un punto indeterminado para proceder a un desalojo, acción que tan sólo llevaremos a cabo si las amenazas indican claramente que hay una bomba en un punto muy concreto y que ésta va a explosionar a una hora determinada".

Agustín Linares Molina, jefe superior de policía en Barcelona, declaró ayer a un grupo de periodistas que "esperamos localizar los explosivos que faltan en las próximas veinticuatro horas; en ese tiempo pediría a cualquier ciudadano que denunciara al 091 cualquier tipo de paquete sospechoso que no pertenezca a nadie y que se halle en un lugar impropio".

El jefe superior hizo estas declaraciones, quizá pensando en la potencia que tenían los dos artefactos desactivados el jueves. El de la Rambla de Santa Mónica, escondido entre las flores amarillas de un parterre estaba compuesto por Goma-2, mientras que el hallado en el lavabo de caballeros del tercer piso del casino militar de la plaza de Cataluña, era de isógeno, un explosivo tres veces más potente que la goma plástica, y que hubiera entrado en ignición gracias a la acción energética que hubieran provocado tres pilas de fabricación francesa.

El jefe superior quiso tranquilizar a la opinión pública explicando que "desde el primer momento me tomé en serio la amenaza etarra difundida por el diario Egin y ahora, la actitud policial ha cambiado, ya que se tiene el convencimiento de que los artefactos existen y se trabaja en consecuencia".

Seis 'etarras' trasladados a la cárcel de Nanclares

Seis de los presuntos militantes de ETApm que habían sido trasladados, hace algunas semanas, de la prisión de Vitoria a Barcelona en espera de la celebración del consejo de guerra de Berga, han ingresado en de nuevo en la prisión alavesa de Nanclares de Oca, según confirmaron ayer fuentes del establecimiento penitenciario. Aunque de momento no existía explicación oficial alguna, en círculos de abogados vascos se comentaba que los cambios de última hora pueden obedecer al aplazamiento sin fecha concreta del consejo de guerra, que ha provocado el inició de una campaña de bombas por parte de ETApm, informa Tonia Etxarri.

De los nueve encausados, ocho vascos y un catalán, seis han vuelto a la prisión alavesa. Se trata de Pablo Ibarretxe, Emilio Sagarzazu, Manolo Iza, Vicente Gorritxo, Javier Urkijo y Luis Lacasta, que estaban recluidos en Nanclares de Oca hasta que hace algunas semanas les trasladaron a Barcelona.

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