El desconocimiento de los Presupuestos del Estado para 1984 restará precisión al análisis de la situación económica

El desconocimiento del contenido de los Presupuestos Generales del Estado para 1984, que no se harán públicos hasta el próximo viernes fechas después de la intervención del presidente González ante el Parlamento, quitará protagonismo a los temas económicos en su comparecencia. Todo hace prever que el discurso del presidente, en los pasajes dedicados a la economía seguirá la tónica de sus últimas intervenciones en otros foros, con pronunciamientos generales sobre la situación mundial y sobre las dificultades internas, y con invocaciones a la necesidad de una mayor solidaridad y esfuerzo de todos para salir de la crisis.El presidente presentará un balance aceptable de la gestión económica del Gobierno, basado en datos del primer semestre, en cuanto a cumplimiento de los grandes objetivos de reducción de la tasa de inflación, sensible aumento de las exportaciones y reducción del déficit de la balanza por cuenta corriente, y desaceleración en la caída del empleo y en el aumento de las cifras de paro.

Pese a la ausencia de datos concretos sobre meses posteriores, las cifras de desempleo y las estadísticas de comercio exterior han empeorado en julio, y la próxima subida de los precios de la gasolina compensará parte de la reducción lograda en el índice de precios al consumo. No hay, pues, suficientes datos que permitan a la oposición una réplica fundamentada a las palabras del presidente.

Los altos tipos de interés de Estados Unidos

Felipe González podría referirse también a los perniciosos efectos que sobre nuestra economía están teniendo los altos tipos de interés vigentes en Estados Unidos y a las dificultades que plantea la continua escalada del dólar en los mercados monetarios internacionales. No es previsible que inicialmente Felipe González entre en detalles sobre la política monetaria y de control de disponibilidades líquidas, que podría tratarse en el debate posterior por el ministro de Economía y Hacienda.

Los proyectos de flexibilización del mercado de trabajo, anunciados en los últimos meses, y el programa económico a medio plazo del Gobierno, serán también temas obligados en el debate de mañana. Muy probablemente Felipe González reiterará sus tesis sobre la peligrosa aparición de dos tipos de ciudadanos como consecuencia de la crisis económica: los que tienen trabajo y los que carecen de él.

Postulado que le ayudará a justificar la pretensión gubernamental de que los salarios crezcan por debajo de la inflación durante el trienio 1984-86, con objeto de reducir los costes salariales de las empresas y favorecer la reanimación de las inversiones y la generación de 640.000 a 800.000 empleos.

Como se sabe, el Gobierno considera necesario que los salarios crezcan el próximo año un 6,5% (punto y medio por debajo de la inflación prevista); medio punto por debajo de la inflación en 1985 y un incremento similar al del índice de precios al consumo en 1986. Tema que con toda probabilidad provocará enérgicas intervenciones en contra de los diputados comunistas en el debate que comienza mañana.

La flexibilización del mercado de trabajo, mediante la reforma del Estatuto de los Trabajadores y la nueva regulación de los contratos temporales, para quitarles su actual carácter de excepcionalidad, también provocará, con toda seguridad, duras intervenciones de los grupos y diputados a la izquierda del PSOE.

El absoluto mutismo que sobre los presupuestos para el año próximo pretende mantener el Gobierno hasta después de la intervención del presidente ante el Congreso quitará hierro al debate; pero no evitará el que se produzcan preguntas por parte de la oposición sobre la cuantificación del déficit público, sobre las transferencias a corporaciones locales o sobre las dotaciones para cubrir los déficit del presente ejercicio de empresas públicas como Renfe, Iberia o Enagás.

El tema Rumasa, caldeado por el escándalo reciente de la filtración de documentos confidenciales al propio José María Ruiz-Mateos, y por las discrepancias existentes entre los responsables de la gestión de los bancos y los de las empresas del holding, también dará lugar a intervenciones generalizadas de los distintos grupos parlamentarios en el citado debate.

Presión fiscal

La anunciada subida de la presión fiscal, cuyos detalles no se conocen (las filtraciones que se han publicado son erróneas) también darán lugar a críticas al Gobierno. Desde la derecha se le acusará de gravar a las empresas, vía impuestos,lo que se les va a reducir en cotizaciones a la Seguridad Social. Y desde la izquierda se planteará, fundamentalmente, que la pretendida modificación de tarifas del impuesto sobre la renta de las personas fisicas (IRPF) redoblará el esfuerzo tributario de los ciudadanos con nómima; mientras que poco o nada se ha hecho para acabar con la defraudación histórica de quienes perciben otras rentas. Aquí se pueden volver contra los socialistas los argumentos que ellos mismos emplearon, en legislaturas anteriores, en contra del Gobierno.

También se abordarán previsiblemente en el debate las negociaciones con la CEE, la reindustrialización, los acuerdos pesqueros y la empresa pública.