Las drogas

He leído con gran interés la carta de Sara Ataún, publicada el día 8 de febrero, y me he quedado asombrada de la cantidad de afirmaciones y generalizaciones superficiales que hace respecto al tema de las drogas. Por un lado, afirma: que hay una campaña de políticos, periodistas, etcétera, en favor de las drogas blandas, afirmación sutil donde las haya, ya que cualquier opinión a favor de éstas puede ser considerada campaña. En segundo lugar, el centro de su tesis es que, en comparación con el alcohol, del que dice "que nunca se ha promovido entre jóvenes y adolescentes", el caso del porro se promueve y con gran éxito. Estas afirmaciones me parecen falsas y, además, ingenuas. Por un lado, hasta hace muy poco el alcohol tenía publicidad en televisión, y no sólo el vino, sino licores mucho más fuertes, coñás, brandys, etcétera, por no hablar del bombardeo navideño del champaña que nos traerá la alegría y el espíritu navideño.Por otra parte, pensar que el joven que hoy fuma porros mañana se dedicará a atracar para conseguir heroína me parece una muestra de total desconocimiento del tema, ya que son niveles tan diferentes que hasta un niño puede distinguirlos. Que les pregunten a los marroquíes, primeros productores y consumidores de hachís, cuántos se han convertido en heroinómanos. El problema de la drogadicción es cultural, se nutre en las frustraciones sociales y personales e intenta crear un equilibrio entre ellas. Los motivos que puedan impulsar a un joven o a un adulto a autodestruirse con el alcohol o con la heroína son mucho más profundos,y siniestros que fumarse un porro. Yo suelo fumarlos a diario, y las sensaciones placenteras que me producen no son para nada identificables con frustraciones o con drogodependencia, al menos no más que por los cigarrillos u otras drogas blandas. En resumen, me parece que lo que es necesario es una mayor información y desmitificagión de las drogas, para que tanto . el adolescente como el adulto logren seguir su camino en libertad y con conocimiento de causa, /