Un mensaje junto al fuego
El presidente del Gobierno, Felipe González, prefirió evitar la frialdad de un despacho oficial y eligió como marco para su discurso televisivo un salón de estar de su pabellón, junto al calor del fuego de una chimenea, costumbre que inició en Estados Unidos el presidente Franklin D. Roosevelt y que siguieron en años posteriores otros dirigentes norteamericanos y europeos.El lugar escogido para la grabación recibe el nombre de la bodega y se trata de un salón alargado, dentro de la zona habitable de la Moncloa, en forma de bóveda y cubierto por ladrillo visto y mosaico azulado con dibujos de punto que forman figuras octogonales, en uno de cuyos extremos se encuentra una chimena francesa, en la que horas antes se encendieron unos troncos de leña.
González vestía una chaqueta azul marino y un pantalón gris, que hacían juego con una camisa azul claro y una corbata de color burdeos, ésta última con el nudo algo caído. El presidente, maquillado, posó sentado en un sillón de madera, de estilo rústico, junto a una mesa, donde figuraba un retrato del Rey, y dos lámparas de luz.
La grabación del discurso se realizó en la mañana del domingo sin interrupción, durante 12 minutos y 50 segundos, aunque los trabajos de los técnicos en el palacio de la Moncloa duraron dos horas (desde las 11.30 a las 13.30 horas). Ésta era la segunda vez que posaba Felipe González para las cámaras en los últimos días, ya que el martes se realizó otra grabación, que fue desechada.
El discurso de ayer no fue leído, al igual que el del martes. Además de los técnicos de TVE, se encontraban en la Moncloa el portavoz del Gobierno, Eduardo Sotillos; el director del Ente Público Radiotelevisión Española, José María Calviño, y el secretario general de la Presidencia del Gobierno, Julio Feo, que siguieron de cerca los trabajos de los profesionales de TVE.
Sotillos informó a este diario qué. la grabación del martes lo fue "a modo de prueba" y precisó que el mensaje de González era similar al emitido ayer, con las consiguientes diferencias de giros lingüísticos, dado que sus intervenciones son siempre improvisadas. Insistió en que no había habido modificación entre una y otra grabación y que en ningún momento se pensó en utilizar la primera "como buena".
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