Acuerdo de los principales sectores en la clausura del congreso del PSOE de Baleares
Palma de MallorcaLa larga historia de pugnas familiares de los socialistas mallorquines fue provisionalmente clausurada ayer domingo en el IV Congreso de la Federación Socialista Balear, al conciliarse el grupo de los oficialistas -del que forman parte Félix Pons, antiguo secretario general y presidente de la recién elegida ejecutiva; Ramón Aguiló, alcalde de la ciudad de Palma, y Emilio Alonso, secretario de Finanzas en la ejecutiva federal- y la corriente de opinión Socialisme i autonomia, encabezada por Juan March, un farmacéutico considerado por los militantes del partido como uno de los más activos dentro de la federación.
Josep Moll Marqués -hijo del lingüista menorquín Borja Moll- fue elegido como secretario general. En su discurso, en el que habló de este cuarto congreso como "una exigencia de servicio", definió a la derecha de las islas Baleares como "provinciana en el peor sentido de la palabra, sin la agresividad, la iniciativa y la dinamización de la derecha europea".
Para Félix Pons, nuevo presidente de la federación, que explicó en privado su disponibilidad y su falta de interés personal por alcanzar la presidencia, el acuerdo adoptado por su grupo con la corriente Socialiste i autonomia no ha exigido grandes sacrificios: "Consensuar los documentos y las listas no ha sido difícil, ya que las hemos integrado sin dificultad".
Francesc Triay Llopis, elegido en la nueva ejecutiva como secretario de Política Institucional, había dimitido como secretario regional en septiembre de 1982, a raíz de unas polémicas declaraciones a la Prensa local en las que Triay citaba al Rey de España. Para Joan March, que pertenecía entonces a la ejecutiva y de la que dimitió en solidaridad con el secretario general, el comentario "fue desorbitado". La corriente de opinión Socialisme i autonomia tuvo que abandonar entonces la comisión ejecutiva a la que ha vuelto en este cuarto congreso.
Izquierda Socialista, grupo representado por Luis Aspiro, formuló en repetidas ocasiones en las sesiones del congreso "la duda sobre el dedo milagroso", acusando a la antigua comisión ejecutiva por sus criterios en la confección de listas electorales.
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