Iniciativa y método
Positiva la iniciativa española en auxilio de una comunidad históricamente vinculada a nuestro pueblo como la colombiana, maltratada en esta ocasión por los azares de la vulcanosismología.Negativo el método elegido con dicha finalidad, por más que la sociedad colombiana pueda sentirse hidalgamente obligada a agradecer. Tal desfile de celebridades, flor y nata del costumbrismo folclórico, no hacen sino personificar per secula seculorum una serie de mitomanías que más de un colombiano reflexivo identificará, embuchado el amargo trago del momento, con desagradables tufillos de un pasado reciente por cierto compartido.
Aprovechable el plantel de artistas (tome nota el Gobierno) de cara a un futuro mitin-fiesta con que amenizar la noche previa al referéndum Otan sí, por favor, ante la previsible negativa a acudir al mismo de los cantantes de vanguardia (a los que se solicitó en anteriores consultas electorales, de cuyos programas se les supone prendidos por lazos de fidelidad). De ser posible dicho evento, repetir Soria de Habsburgo, internacionalismo dislálico que sin duda encantará a los refinados políticos atlantistas; mantener intactas las castizas e insinuantes exhuberancias femeninas de las cantatrices, pues bueno será mantener ocupados los onanismos militares norteamericanos, no sea que ocupen ellos sus ensoñaciones en más belicosos oficios. Y, sobre todo, mantener en nómina a Miliki: su presencia agrada, entretiene y arrastra fácilmente a la identificación.
Indignante, cabaretero, vejatorio el gesto verbal de doña Sara Montiel (seudónimo), que a sus muchos años y tras sus innúmeros viajes desconoce aún la forma en que un súbdito debe dirigirse a su monarca constitucional en público, sin agraviar el regio carácter de que está investido ni poner en ridículo la dignidad nacional que representa; es éste un concepto mal avenido con lo chabacano del comportamiento que, en aras de una mala entendida zalamería, puso en práctica la decadente estrella. A la que por su conducto comunico el inmediato envío de una cajetilla de rubios mentolados, para que en lo sucesivo no moleste al Jefe del Estado (que no tiene, por cierto, el tratamiento de usted) con tan nicotínicas pretensiones. Si no se la detiene, la próxima vez podría pedir flores.- Julián Granado.
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