Un malentendido
Actores y actrices del Grupo Zascandil hacen en la sala Olimpia Los cuernos de don Friolera. Fue antes un trabajo de taller en la Escuela de Arte Dramático y allí se vio, y se vuelve a ver ahora, un buen fondo de preparación. Los cuerpos son flexibles y las voces buscan registros sorprendentes. Toda la idea rectora con que se interpreta esta obra áspera, grotesca, crítica de Valle-Inclán tiende a resaltar estos valores: las medias máscaras, que obligan a reforzar el movimiento corporal por la carencia de gesto, y que se integran en las siluetas o contraluces como en algunos de los dibujos o de las caricaturas de la época (Sileno); la exageración de los perfiles cómicos y la disonancia de las voces.Todo esto, que es bueno por sí mismo y demostrativo de un estudio aprovechado, perjudica la representación pública de la obra. Es un malentendido. El tonillo o la cacofonía estorba, hace muchas veces ininteligible el texto socarrón y agudo, sofoca en una sola unidad de interpretación el carácter de cada personaje, se lleva por delante la crítica social. Valle-Inclán no era infantil, y este montaje le infantiliza. Se tiene la sensación de que todo lo aprendido por estos actores deberá pasar por un proceso de integración y de digestión.
Los cuernos de don Friolera
De Valle-Inclán (1921). Intérpretes: Chema Adeva, Charo Valle, Marisol López, Andrés Lima, Lola Fernández, Margarita Brel, Antonio Pozuelo, Rafa Ruíz. Escenografía, vestuario y máscaras: Luis G. Carreño. Dirección: Carlos Vides. Grupo Zascandil. Sala Olimpia. Madrid, 27 de mayo.
Si se consigue hacer la separación del texto al montaje queda, además de lo ya dicho respecto a los actores y actrices, una buena estética en las máscaras, los trajes, hecho todo con un buen sentido de aprovechamiento de medios económicos escasos. Se aprecian más las posibilidades que los logros.
Babelia
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