'Cordón sanitario' para proteger del presidente
F. G. B. Ronald Reagan pidió ayer a Gorbachov que derribara el muro, pero el presidente norteamericano habló en Berlín, rodeado por otro muro, un cordón sanitario, con alambre de espino incluido, que le aislaba de Berlín y de los berlineses de a pie, para evitar protestas y manifestaciones.
Unos 10.000 policías de la RFA, los servicios secretos y el Ejército norteamericanos prepararon para Reagan, ante la puerta de Brandenburgo, una seleccionada masa de berlineses seguros y entusiastas. Una joven berlinesa con aspecto de rockera explicó, tras muchas dudas, que pertenecían a la escuela de la policía. Todos ellos, centenares, llevaban prendidos en el pecho dos pequeños alfileres de reconocimiento.
Casi la mitad de la masa estaba formada por los 14.000 militares, de paisano y acompañados de sus familiares, que EE UU tiene estacionados en Berlín, Al pasar los controles policiales, la propia policía y voluntarios de la Embajada de EE UU les entregaban banderas norteamericanas y de la RFA. Un periódico local había impreso banderitas de EE UU con la foto de Reagan y un "Bienvenido, señor presidente" en el reverso.
Había que traspasar, con invitación, cuatro controles policiales para escuchar al gran comunicador. La tribuna estaba situada a unos 200 metros del muro.
La noche anterior, unos 30.000 representantes de decenas de grupos izquierdistas, radicales, verdes, religiosos y anarquistas se manifestaron por la ciudad contra la política internacional del presidente. Un grupo de unos 1.500, alborotadores profesionales, según la policía, y que en algún momento fueron provocados por jóvenes neonazis, chocaron violentamente con las fuerzas del orden, a las que apedrearon, rompieron bancos y lunas de establecimientos comerciales y prendieron fuego a algunos vehículos. Ayer la policía estaba preparada para reprimir pequeños saltos, pues había sido convocada una jornada de acción.
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