Oposiciones

Como a diario, tengo en mis manos el ejemplar de EL PAÍS de fecha 3 del corriente mes de septiembre. En el mismo y en su sección Cartas al Director, leo la titulada Oposiciones a lapicero. Su contenido me ha motivado a dirigirle las presentes líneas, pues de algo similar he sido víctima. Antes quiero felicitar a la autora-Tomasa Martín- por su valentía al denunciar el caso que relata.En junio del pasado año fueron convocadas dos plazas de operario de almacén en la representación de Tabacalera, S. A., en Jaén y por contrato de seis meses renovable, si procediese. Aspirantes había algo así como 20 -quizá más- Las pruebas consistieron en dos ejercicios: uno, físico -izar un sillón de tresillo-, y otro, práctico, relacionado con el mundo del tabaco, amén de un test psicológico. La puntuación obtenida por mí fue la máxima, con lo cual una de las plazas debería ser para mí. Pues bien -mejor, mal- ¡oh, sorpresa!, dichas plazas fueron cubiertas de manera unilateral por dos aspirantes con puntuación, como es obvio, inferior a la mía.

Por aquel entonces, y en honor a la verdad, me contrataron, para suplir en vacaciones por un mes, como asimismo en el presente año por dos meses por el mismo motivo. Imagino para paliar de alguna manera tamaña injusticia.

Opino, en consecuencia, que si un joven de 19 años que aspira a un primer empleo sufre en sus carnes tal desaguisado, evidentemente nada puede esperar ni creer de una. dernocracia que además se denomina o está bajo un régimen socialista.-