Más sobre Pilar Miró
Algunas veces ese apartado en cuestión parece convertirse en el cepillo de la iglesia "de los desamparados", por el modo tan vehemente como el personal deposita su óbolo, esperando en contraprestacíón ansiosamente que le sea atendida su queja. Hecho que me parece de lo más correcto, pues ésa debió de ser la intención primaria de su nacimiento. Lo que no me parece ya en modo alguno digno ni correcto es que sirva de amplificador o de elemento estereofónico para hundir a una persona.El contexto que precede viene, cómo no, referido al tema Pilar Miró. Que, como muchos pensamos, se está sacando de madre y parece ser la columna de humo que encubre a los auténticos zapadores de la cosa pública.
Particularmente, y es un sentir bastante generalizado, rompo una o varias lanzas a su favor, pues cuando alguien, como en el caso que nos atañe, actúa tan a las claras, tiene ya, a mi modesto entender, muchas atenuantes en su haber.
Lo demás es linchamiento. Máxime en un país donde nadie o casi nadie (y son los que menos se rasgan las suyas) debería tener verdadera fuerza moral para tirar la primera piedra. Otra cosa es que lo hagan, claro.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.