Sarney afirma que hay serio peIigro para la democracia
El presidente brasileño, José Sarney, ha anunciado una reforma en su Gobierno y a la vez la implantación del plan verano, que introducirá profundos cambios en la economía brasileña. Por dos veces a lo largo de los 36 minutos de su alocución en la noche del domingo por una cadena de televisión, el presidente mencionó que las medidas económicas y la reforma administrativa correspondían a un "plan de salvación nacional", ya que había serios peligros para la democracia.El presidente Sarney citó un "precio de sangre" que el país corre el riesgo de tener que pagar en el caso de que la inflación se mantenga fuera de control y amenace el proceso democrático.
Sarney en su reajuste eliminó a los cinco ministerios de menor importancia política y dio por terminada la reforma administrativa.
Samey afirmó que se trata de medidas inéditas", pero lo que en realidad hizo fue cerrar ministerios que habían sido abiertos por su Gobierno. Esos ministerios fueron creados para favorecer la composición de fuerzas políticas y estaban ocupados por amigos y fieles del presidente. Sarney ha sido el presidente brasileño con más ministros en la historia de la República: en cuatro años y medio de gobierno tuvo 68 ministros. Sólo en Economía tuvo cuatro a lo largo de su gobierno. En los 21 años de dictadura militar, Brasil tuvo cinco ministros de Economía. La reforma administrativa queda inacabada: faltan todavía por nombrar dos ministros.
En horas previas al discurso del presidente circuló en Brasilia la información de que casi 180.000 funcionarios públicos y federales serían cesados, como parte de las medidas del Gobierno para bajar sus gastos. Presiones políticas de última hora redujeron ese número a poco, menos de 50.000. El presidente anunció la escisión de 42 órganos estatales y la venta o el cierre de 14 empresas, pero no especificó en ningún caso a cuáles afectarían las medidas económicas.
En un intento de demostrar que no escatimaría sacrificios personales, Sarney alejó del Gabinete a algunos de sus amigos más íntimos y viejos compañeros de militancia política, que con él formaron el ala civil de la dictadura. Ahora más que nunca Sarney es un hombre solo.
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