El Vaticano rompe su silencio para apoyar la salida de las monjas carmelitas de Auschwitz
El Vaticano rompió ayer oficialmente su largo silencio sobre el espinoso caso del convento de las madres carmelitas polacas -enclavado en el antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz y objeto de polémicas durísimas entre la comunidad judía y la jerarquía católica de Polonia- y apoyó la decisión de que las monjas se trasladen a otro convento.
El Vaticano anunció al mismo tiempo que está dispuesto a ayudar en la financiación del proyecto que prevé, además de la construcción de un convento fuera del antiguo campo nazi, la de un centro de documentación, diálogo y meditación interreligiosa.El anuncio de la decisión vaticana pone fin así a una polémica que se estaba agriando a nivel internacional y que empezaba a comprometer al mismo Juan Pablo II en su misión de diálogo ecuménico con el mundo judío, dada la intransigencia del primado polaco, Jozef Glemp. Éste insistía en que las monjas debían quedarse en Auschwitz, alegando que allí habían sido sacrificados no sólo judíos sino muchos otros que no lo eran, entre ellos católicos, como el famoso padre Maximiliano Kholbe, a quien el papa Karol Wojtyla ha canonizado dándole la categoría de mártir.
El Papa se ha servido, para dar su veredicto final, del cardenal holandés Johannes Willewbrands, presidente de la comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo del pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Con un comunicado oficial, presentado ayer por la mañana en el Vaticano a la Prensa internacional por monseñor Francesco Fumagalli, secretario de dicha comisión, Willewbrands afirma que la Santa Sede ha acogido con gran entusiasmo la idea del presidente de la comisión episcopal polaca para el diálogo con el judaísmo de construir, fuera del campo de concentración, un centro de información, encuentro, diálogo y oración según el espíritu del acuerdo de Ginebra del 24 de junio de 1988.
El Vaticano, se dijo ayer, espera con este gesto que se calmen los ánimos y que el nuevo centro pueda servirr de ejemplo para otras naciones. Fumagalli precisó asimismo que la decisión de que las monjas salgan o se queden en Auschwitz mientras se construya el nuevo convento depende sólo de la jerarquía eclesiástica polaca.
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