Bache, obras y puntos negros

El pasado 1 de agosto todas las carreteras radiales de Madrid en dirección a la costa quedaron colapsadas. Como siempre. Un trayecto de 450 kilómetros (Madrid-La Manga), que puede resolverse sin especiales problemas de circulación en cinco horas y media, duró ese día el doble, con el condicionante además de los 40 grados de temperatura y los inconvenientes de viajar con la familia, las bicicletas y la tabla de windsurf en la baca del coche. Algo habitual si se tiene en cuenta que cinco millones de turismos (cerca de 15 millones de personas) se desplazaron en esas fechas por todo el país.Casi la mitad del parque automovilístico español que se sitúa en torno a los 11 millones de coches, se puso en movimiento ese día como todos los veranos aunque algo aumentado ya que el año pasado se vendieron un millón de automóviles en España y este año las cifras apuntan a una superación por amplio margen de ese tope. Lo malo de ese crecimiento desaforado es que no corre paralelo precisamente al de las obras públicas. El resultado de esta disparidad es que, con frecuencia, las variantes que el Ministerio de Obras Públicas ejecuta para paliar el colapso en algunos puntos negros de nuestra geografía, quedan a su vez colapsadas apenas los obreros retiran las señales de Peligro, obras.

Un ejemplo de ese desequilibrio lo sufrieron en carne propia quienes se encontraron atrapados el último domingo de julio en la variante de Tordesillas (Valladolid). Un flamante tramo con el que la Administración pensaba haber dado respuesta a uno de los obligados puntos de atasco de cualquier verano, Semana Santa o puente de cierta longitud.

Madrid,capital del caós

Asi las cosas, si las vacaciones marcan unpunto algido en los problemas del tráfico en carretera, el resto del año los problemas surgen en las ciudades. Para unos la batalla diaria es llegar al trabajo desde la ciudad-dormitorio, para otros es el mero desplazamiento por el interior de cascos antiguos que no se diseñaron para soportar tal avalancha de vehiculos. La tortura se completa los fines de semana en las carreteras de acceso a los grandes nucleos urbanos. Hasta tal punto que el efecto de la jornada de descanso queda anulado por el estres del retorno. Despues de tres horas de atasco para recorrer 40 kilometros - la guina de cualquier domingo en el campo - no hay quien se enfrete a un lunes en condiciones optimas. El caos es general en todas las grandes ciudades, pero siempre hay grados. El deterioro del trafico y la mala imagen de Madrid son tan alarmantes que han llegado a convertirse en una cuestión de Estado. Y no es para me nos. Durante la celebración de la cumbre europea del pasado mes de junio, los primeros ministros de Dinamarca, Luxemburgo y Bélgica quedaron excluidos de la típica foto de familia con que finalizan este tipo de encuentros. La razón, una vez más, un atasco de tráfico. Esta vez provocado por el propio sistema de seguridad montado en tomo a la cumbre europea. Es sólo un ejemplo de los mil y un casos de todos los días El propio presidente del Gobierno pidió un informe a las autoridades municipales y regionales en el curso de una cena en la Moncloa para arreglar el problema. La solución es posible con "imaginación y dinero", aseguró entonces Joaquín Leguina. Y no se quedó corto el presidente de la autonomía madrileña, pues

to que se estima necesaria una inversión en torno a los 250.000 millones de pesetas hasta 1992 para financiar todas y cada una de las medidas propuestas, dirigidas especialmente a primar el transporte público. Y es sólo una cifra que crecerá a medida que se ejecuten los proyectos. En lo que se refiere al otro ingrediente, la imaginación, el nuevo equipo municipal, con Agustín Rodríguez Sahagún a la cabeza, hace lo que puede. De momento ha terminado la llamada operación asfalto y los madrileños se han encontrado al retorno de las vacaciones con que hay un carril más en una vía tan popular como la de Serrano gracias a una nueva división de las calles, que han quedado estrechadas para tormento de motoristas que apenas pueden introducirse entre coche y coche.

Paradójicamente, ningún partido político recoge en sus pro

gramas electorales- soluciones concretas para desastascar las calles. Es un tema reservado a la política municipal, aunque en las mentes de todos los políticos están las medidas que tienden a reforzar el transporte público frente al privado, especialmente en los cascos antiguos de las ciudades.

Mientras el PSOE, como corresponde al partido en el Gobierno, calca en su programa las ,previsiones del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo

(MOPU), los demás partidos hacen hincapié en la necesidad de ampliar la red viaria. Y en el caso de Izquierda Unida (IU) se introduce la petición de establecer un peaje para el uso mercantil de las carreteras.

La enumeración de obras previstas que cita el programa socia lista parece reclamar paciencia de sus votantes. El PSOE aplaza al año 2000 la ejecución de obras que comunicarán mejor Galicia y la cornisa cantábrica con el resto de España y con Europa. Otro

tanto sucede con la zona extremeño-castellano-leonesa, para la que se reserva un eje norte-sur y otro eje este-oeste. Y le, mismo para la construcción de autopistas de peaje en tramos tan colapsados como Madrid-Zaragoza, Madrid-Burgos,Málaga-Estepona y Alicante-Cartagena. El MOPU ya ha adjudicado los anteproyectos de los cinco tramos de las nuevas autopistas (748 kilómetros en total) por un valor superior a los 1.600 millones de pesetas.

Más velocidad

En lo que se refiere al transporte por carretera, IU propone la implantación de una tasa por uso de infraestructura para la utilización mercantil de la red, a satisfacer por las empresas privadas de transporte de viajeros y mercancías; aplicación rigurosa de las normativas técnicas de la Comunidad Europea sobre tipología de vehículos, cargas por eje, jornadas de trabajo, retornos, inspecciones de vehículos, etcétera; impulso y desarrollo de las cooperativas de autónomos; desarrollo de una red pública de transporte de viajeros; concentración administrativa de las competencias sobre las siguientes redes: transporte urbano e interurbano de viajeros y inercancías, creación de un solo cuerpo de vigilancia y control del tráfico urbano e interurbano, dependientes de la entidad administrativa establecida anteriormente.

El Partido Popular es sumamente conciso en sus propuestas, que se resumen en la construcción de 9.300 kilómetros de autopistas y la eliminación de los puntos negros. Aunque no se olvidan del transporte por ferrocarril y aéreo, capítulo en el que ofrecen la construcción de un segundo aeropuerto para Madrid. Optan además y claramente por la privatización de las compañías aéreas Iberia y Aviaco.

A juicio del CDS, es objetivo prioritario 1a mejora de la seguridad en el transporte para evitar la sangría de vidas". En relación con la. ampliación de carreteras propone, entre otras cosas, que se elabore un plan de autopistas que prevea la construcción de 1.500 kilómetros en los próximos cuatro años.