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"Todos los frentes de lucha, abiertos"

Con su típico lenguaje seudomilitar, ETA ha reiterado en sus últimos comunicados que están "abiertos todos los frentes de lucha". Un repaso de las amenazas y de los atentados perpetrados en fechas recientes, demuestra que la organización terrorista puede convertir en objetivo al colectivo o a la cuestión más diversa, en función de sus intereses "tácticos" y de su capacidad de actuación.Los ministros de Interior y Justicia, la Audiencia Nacional, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la Ertzaintza, los distribuidores de droga, la Expo 92, los empleados de Correos, los miembros del Ejército, las empresas y trabajadores de la Autovía Navarra-Guipúzcoa, los funcionarios de Prisiones y, entre otros, ciudadanos de a pie que simplemente pasaban por allí se han convertido en destinatarios de las acciones etarras. El sistema de la cartas y paquetes explosivos se ha añadido al algo más antiguo de los coches bomba. Es una variante que reduce todavía más el riesgo personal que corre el terrorista.

El potencial destructor de las cartas bomba es notablemente más reducido que el de los coches cargados de amonal, pero aquel sistema lo compensa con un superior poder atemorizador (puede llegarle a cualquiera). Aterrorizar a la mayor parte de la sociedad para que se doblegue a sus pretensiones políticas constituye, a fin de cuentas, la meta principal de todo grupo terrorista.

Un hecho novedoso en la trayectoria de ETA es la reiteración de sus ataques contra los funcionarios de Prisiones. Esta circunstancia revela hasta qué punto es sensible la organización a la política de dispersión de sus presos.

La estancia en las cárceles de más de quinientos activistas y colaboradores, algunos de ellos con trece años de reclusión, representa el talón de Aquiles del grupo terrorista, al que cada vez resulta más difícil transmitir la esperanza de su próxima excarcelación.

ETA y los colectivos que giran a su órbita lo reconocen en sus documentos internos cuando presentan a los presos como "el flanco más vulnerable del MLNV" (Movimiento de Liberación Nacional Vasco).

El 14 de marzo pasado, ETA asesinó al cocinero de la cárcel de Martutene (San Sebastián) al día siguiente de emitir un comunicado en el que ofertaba la paz y amenazaba a los trabajadores de las cárceles. La carta bomba de ayer también vino precedida de un comunicado, aunque sólo fuera con una amenaza genérica.

Extorsión económica

A las amenazas de bomba hay que añadir el envío en los últimos meses de cartas a empresarios vascos reclamándoles el impuesto revolucionario. Según informó ayer la televisión autonómica vasca, ETB, ETA inició hace seis meses en Guipúzcoa el envío de cartas a unos 50 empresarios exigiéndoles diversas cantidades de dinero.

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