La industria petrolera y la pesada se oponen al impuesto energético de la CE

La industria petrolera y las pesadas con un alto índice de consumo energético se oponen a la aplicación a partir de 1993 del impuesto energético propuesto por la Comisión Europea, que supone un recargo de tres dólares por barril de crudo, hasta alcanzar los 10 dólares en el afio 2000. Los analistas del sector temen que la caída en el consumo energético frene las inversiones en nuevas exploraciones y advierten que puede haber desabastecimiento a finales de siglo.

El impuesto propuesto por el comisario de Medio Ambiente, Carlo Ripa de Meana, para limitar la emisión dé la Comunidad Europea de dióxido de carbono -principal responsable del efecto invernadero en la Tierra-, ha despertado gran revuelo en el seno de la industria petrolífera. Tanto la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), las compañías occidentales petrolíferas (encargadas de la extracción y del refino) y las industrias pesadas con un alto uso energético han demostrado ya su rechazo a Bruselas.La tasa ha provocado gran polémica también entre los países comunitarios, que temen por su competitividad internacional al presionar al alza los costes de producción frente a terceros países que no sigan este ejemplo. Incluso dentro de la CE tendría efectos desiguales. El ministro español de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, declaró recientemente que para España esta tasa resultará más gravosa que para Francia, por ejemplo, donde la principal fuente de energía es la nuclear.

Con la aplicación del impuesto, los precios aumentarán hasta un 40% (adicional a la evolución de los precios) en el año 2000, según datos del Centre for Global Energy Studies (CGES), con base en Londres, que está dirigido por el que fuera por más de 20 años ministro de Petróleo de Arabia Saudí, el carismático jeque Ahmed Yamani.

En un estudio de este centro donde se analiza el impacto del impuesto ecológico en la demanda petrolífera, se afirma que la demanda de petróleo de la CE, a medida que aumentan los precios por el impuesto, llegará a reducirse en cuatro millones de barriles diarios en el año 2000, lo que supone un recorte del 6,36% a nivel mundial. Este decrecimiento podría frenar el desarrollo de la indusria petrolífera.